La mayoría asequible que Junqueras no quiere
El planteamiento del presidente de Esquerra oscurece el futuro del Gobierno de Aragonès, por mucho que apele a la responsabilidad de los demás
La voladura de la coalición independentista ha proporcionado al electorado catalán una clamorosa exhibición de amateurismo político a cargo del mismo equipo dirigente encabezado por Carles Puigdemont y Oriol Junqueras que impulsó y jaleó otros saltos al vacío en el otoño de 2017. Entonces, la proclamación de la república catalana y su inmediata suspensión sirvieron solo para que el Gobierno del PP interviniera la Generalitat y encarcelara a su Gobierno. Fue una insuperable cota de irresponsabilidad pero el salto al precipicio protagonizado por Junts la semana pasada tiene también los ingredientes para pasar a los anales de los suicidios políticos memorables. El futuro de la derecha en Cataluña es ahora mismo una incógnita apasionante. ¿A quien votar, si eres un catalanista de derechas medianamente sensato y moderado?
Es algo casi tan problemático como el futuro del nuevo gobierno de minoría recién horneado por ERC. Veamos. De las elecciones del 14 de febrero de 2021 salieron dos posibles mayorías parlamentarias, la que podía formarse con 74 diputados progresistas (33 del PSC, 33 de ERC, 8 de ECP) y la que podían componer los 74 diputados independentistas (33 de ERC, 32 de Junts per Cat, 9 de la CUP). El partido que podía estar en ambas combinaciones, ERC, se decantó por la alianza independentista, en coherencia con la orientación que seguía desde 2012. Pero, al cabo de medio año, el socio menor de esta alianza, la CUP, se descolgó de ella, convencida de que el Gobierno de coalición presidido por Pere Aragonès había abandonado el objetivo de crear la república catalana.
Así fue como se rompió la unidad del independentismo catalán y Aragonès perdió la mayoría en el Parlament. De contar con 74 escaños pasó a 65. Ahora, transcurrido otro año, también Junts per Cat se ha descolgado de la coalición, con el mismo argumento que antes había esgrimido la CUP. Los 65 escaños se han reducido a 33. Esta es la senda por la que ERC ha llegado al ansiado cénit de sus 91 años de historia: su primer gobierno monocolor. Lo que no tuvieron Francesc Macia ni Lluís Companys, siempre asociados con la Unió Socialista, lo tendrá ahora Aragonès.
Con 33 diputados en un parlamento de 135 no queda otra que negociar, negociar y negociar. Pero la posibilidad de articular la mayoría parlamentaria progresista de 74 escaños ha sido rechazada de plano por el presidente de ERC, Oriol Junqueras. No debiera sorprender. El diseño estratégico de Junqueras para ERC consiste en apoyar al partido socialista en las Cortes cuando ello le sirve para frenar el acceso de las derechas al Gobierno de España y, al mismo tiempo, frenar el acceso de los socialistas a posiciones de poder en Cataluña, aunque ello sea al precio de aliarse en el Parlament con la derecha nacionalista catalana. Es lo que sigue preconizando ahora, incluso después de la espantada de los de Puigdemont: aprobar los presupuestos de la Generalitat con Junts antes que negociarlos con el PSC, como le ofrece el propio líder socialista catalán, Salvador Illa
El planteamiento de Junqueras oscurece el futuro del Gobierno de Aragonès, por mucho que apele a la responsabilidad de los demás. Los componentes de la mayoría progresista de 74 escaños que Junqueras no quiere articular en el Parlament son los mismos que forman ya, junto con otros, la mayoría parlamentaria de gobierno en España. No sin sobresaltos, desde luego. Pero, si no es con ellos también en Cataluña, ¿Cuántos meses puede durar el nuevo gobierno?
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