El consumo de tabaco frena su caída en Cataluña
La tendencia a dejar de fumar se produce sobre todo en hombres, mientras las mujeres se mantienen estables en las cifras de 2018
El consumo de tabaco es la primera causa de pérdida de salud y de mortalidad prematura evitable. Sin embargo, en Cataluña, todavía un 24,6% de la población de más de 15 años fumaba de forma diaria u ocasional en 2020, según la Encuesta de Salud de Cataluña. Aunque existe un descenso de personas fumadoras entre los años 1994 y 2017, a partir de este último año la caída frena y las cifras se estabilizan. Esta tendencia a la baja solo se mantiene en los hombres, mientras que las mujeres se estancan en 2018.
“El tabaquismo es una enfermedad adictiva y crónica. Dejar de fumar no es fácil, pero vale mucho la pena porque no solo mejora tu salud, sino también la de los de tu alrededor”, explica Joan Lozano, coordinador del Grupo de Atención Primaria de Abordaje del Tabaquismo de la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria. Según Lozano, entre un 70 y un 80% de la población fumadora quiere dejar de consumir, pero el entorno no colabora. “Que el cigarrillo sea muy económico no ayuda, que salga gente fumando en las redes sociales no ayuda, que vayamos a una terraza y haya personas fumando no ayuda”, denuncia.
Y la ley antitabaco, que entró en vigor hace más de 10 años, ayudó, pero no solventó el problema, agrega el médico: “Esta ley protectora tuvo un efecto inmediato y se notó en la caída del consumo de tabaco, pero si no se mantiene una cierta constancia y atención, la gente se relaja”.
Los expertos señalan, no obstante, que la industria del tabaco ha llevado a cabo también varias estrategias para incentivar el consumo. “Parar todos los avances en las leyes de prevención del tabaquismo y buscar nuevos productos alternativos para mantener adicta a mucha gente”, resume Francisco Camarelles, del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo. Los vapeadores o el tabaco calentado no son más que herramientas para sostener la adicción de muchas personas, apunta. Y Lozano agrega: “Son también instrumentos para adentrar a los más jóvenes al mundo de la nicotina utilizando sabores atractivos, pero estos productos son tóxicos”.
Una de las estrategias del Ministerio de Sanidad es el Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo 2021-2025, con el que se pretende aumentar los impuestos de los cigarrillos, ampliar los lugares libres de humo, arrinconar a los nuevos productos y aplicar el empaquetado genérico en las cajetillas. Según Camarelles, la medida que conseguiría que muchas personas dejaran de fumar sería el aumento de precio del tabaco. “España tiene uno de los tabacos más baratos de Europa. En otros países puede costar 10 o 12 euros”, señala.
La llegada de la pandemia fue brutal para los fumadores. Esteve Fernández, director de Epidemiología y Prevención del cáncer del Instituto Catalán de Oncología, asegura “que las personas fumadoras tienen casi el doble de riesgo de tener complicaciones si tienen la covid y, además, la transmisibilidad entre ellas es mayor”.
El confinamiento, además, fue un momento muy peculiar. “El tabaco se consideró un producto de primera necesidad y los estancos podían abrir, cosa que no se entiende”, destaca Fernández. Aun así, para muchos fue el momento perfecto para dejar ese hábito. Según Fernández, fueron muchas las personas que aprovecharon para abandonarlo, y aunque también hubo gente que recayó, el balance demuestra que son más los que no lo hicieron. Menos posibilidades de relación social fue sinónimo de menos consumo. A pesar de este efecto positivo, el diagnóstico de muchas patologías crónicas ha disminuido casi un 50% desde el inicio de la pandemia y, por tanto, también su intervención. “El tabaquismo no ha sido menos y se han reducido las ayudas para la gente que quiere dejar de fumar”, cuenta Lozano.
Prevención para llegar al endgame
En Cataluña, el 7,7% de las personas están expuestas al humo ambiental del tabaco en su hogar y el 10,9% de los niños de entre cero y 14 años conviven con una persona fumadora, según los datos de Salud. El consumo de tabaco es superior en las personas de menos de 64 años y aquellas con estudios secundarios. “Al final no es solo una dependencia física hacia la sustancia de la nicotina, sino que también tiene un componente de dependencia social y psicológica”, asegura Camarelles.
¿Llegará un final para el consumo del tabaco? “Eso es lo que se está planteando: el endgame. Queremos conseguir que en 2030 España alcance una prevalencia del tabaquismo del 5% y en 2040 del 2%”, resalta Camarelles. Según Fernández, si son las mujeres las que no están dejando de fumar y son los jóvenes los que se están adentrando al mundo de la nicotina a través de otros productos de la industria del tabaco, se deberían llevar a cabo campañas de prevención específicas para estos grupos de personas.
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