La venganza de Eugen atemorizó Tarragona
El guardia de seguridad detenido tras disparar contra tres excompañeros poseía un arsenal de armas y logró poner en jaque el cerco policial
El guardia de seguridad Marin Eugen Sabau era una “persona peligrosa”, según los mandos de los Mossos que este martes coordinaron el operativo para darle caza. Poseía un arsenal de armas de fuego y, hasta que lo malhirió una ráfaga de disparos de un tirador de élite de los Mossos, había dado muestras de tener escasos escrúpulos. El arrebato violento contra quienes fueron sus jefes en el trabajo, y la posterior huida para sortear el cerco policial, desbordaron furia e ira.
Los Mossos reconocieron haber podido recabar mucha información para analizar las horas de cólera desbocada del vigilante privado, conocido por sus compañeros como Eugin. “El caso está bajo investigación judicial”, alegó el comisario Josep Maria Estela, para evitar revelar detalles del posible móvil del tiroteo. Pese al secretismo, la investigación señala la venganza como el desencadenante del ataque con arma de fuego a la delegación de una compañía que se dedica a los servicios de vigilancia y control.
“Solo puedo pensar que nadie vio esos correos, porque tratándose de una empresa de seguridad entiendo que se habrían tomado medidas”, señalaba un excompañero del pistolero al tener conocimiento de la remesa de imágenes amenazantes que, presuntamente, mandó Eugin a sus jefes. “Felices fiestas, cabrones”, constaba en un desafiante correo electrónico revelado por el digital El Caso. El mensaje iba acompañado de unas fotos donde el vigilante aparece exhibiendo varias armas, vestido con el chaleco naranja del uniforme.
De 45 años y natural de Rumanía, Eugin llevaba una década trabajando como vigilante de seguridad en la zona de Tarragona. Fábricas, tiendas y superficies comerciales eran los destinos más habituales de un empleado de “carácter complicado”, según coinciden algunos de sus compañeros. “Se quejaba casi siempre, por todo”, afirma un vigilante con quien compartió algunos turnos. Eugin había encadenado una baja de larga duración y las relaciones con la empresa eran tensas. Fuentes sindicales señalan que la mala relación propició el despido y el enquistamiento del resquemor que el guardia tenía con la empresa.
A las once de la mañana del martes se presentó armado en la sede de Securitas de la plaza Prim, en el centro de Tarragona. Dentro de las oficinas halló al gerente, al inspector de zona y a la jefa de servicio. Hubo una discusión y disparó contra los tres. Los Mossos refieren que hubo “una pelea”. Fue, en todo caso, una pelea muy desigual, con el agresor armado, frente a la vulnerabilidad de las otras personas. El balance fue un herido crítico y, los otros dos, con pronóstico grave. En un despacho también había una secretaría. Ella no fue atacada.
El tiroteo fue rápido. Eugin salió del edificio y se montó en su coche. La plaza Prim está en plena zona comercial, muy cerca del mercado y de la estación de tren. También próxima a la plaza se encuentra una escuela pública. Pese a que el pistolero seguía libre, el personal docente del centro escolar no recibió ninguna indicación policial respecto a posibles medidas de precaución para la salida de los alumnos, a mediodía. Los Mossos ya tenían claro que Eugin trataba de escapar lejos de Tarragona.
El foco de atención cambió de lugar. Un coche policial camuflado localizó al fugitivo en las cercanías de Reus y trató de darle el alto. Eugin reaccionó abriendo fuego e hirió a un mosso en el brazo. Escapó hasta una casona rural abandonada, donde logró esconderse. Entonces, los Mossos ya habían avisado de que el fugitivo andaba suelto, armado y que era peligroso. Toda la alerta se concentró en el triángulo comprendido entre Reus, Riudoms y el municipio de Maspujols. Un testigo avisó de que había visto un vehículo sospechoso en una desvencijada construcción, en medio de un sembrado.
Los Mossos cercaron el lugar y un negociador trató de mediar para que el pistolero se rindiera. Eugin respondió con una ráfaga de tiros. La unidad de élite de los Mossos, los GEI, lo tenían en el punto de mira. Eugin recibió varios disparos y cayó malherido. Un helicóptero lo trasladó al hospital, con pronóstico crítico. La huida había llegado a su fin.
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