La charcutería insalubre de los 600 jabalíes
La planta Elaborats Sant Joan seguía operando pese a estar clausurada por Salud. Agents Rurals le ha interceptado animales a punto de ser comercializados
A los investigadores les sorprende la arrogancia y la sensación de impunidad con la que el dueño de la charcutería Elaborats Sant Joan, en les Fonts (La Garrotxa) seguía trabajando. En menos de un año, el cuerpo de Agents Rurals le ha interceptado hasta 600 piezas, la inmensa mayoría jabalíes, abiertas en canal y preparadas para ser comercializadas ilegalmente en Andalucía. El problema es que la fábrica, en teoría, estaba clausurada desde abril por la Generalitat por no cumplir con los mínimos estándares sanitarios. En la práctica, la historia era otra.
El pasado 19 de noviembre, Agents Rurals dio el alto a un camión frigorífico en una carretera de la Alta Garrotxa. No era un control rutinario. Por lo que al operativo no le sorprendió encontrar dentro del vehículo 344 piezas colgadas y abiertas en canal. Hacía días que el cuerpo rural vigilaba la planta carnicera. Los agentes sabían que, más pronto que tarde, el empresario no tardaría en dar la orden a sus empleados (que seguían trabajando) para enviar el vehículo cargado hasta los topes a Andalucía, donde pretendía comercializar los animales.
Sus intenciones eran conocidas. El empresario había estado contactando los días previos con cazadores de la zona para comprarles los animales de sus batidas. Las sigilosas operaciones se hacían, literalmente, con las barreras bajadas. Pero como ocurre en los pequeños municipios echados a la economía del campo o del mar, al final las lenguas fáciles y confidentes acaban por hacer llegar las ilegalidades de vecinos y enemigos a los oídos de las autoridades.
“Los transportaba [a los jabalíes] de madrugada”, explica un alto cargo, conocedor del operativo, del Departamento de Acción Climática, máxima competente en materia cinegética de la comunidad. “Al final, en estos ambientes, todo se conoce, todo se sabe. Estábamos al tanto”, explica por su parte otro alto mando de Agents Rurals, quien añade que no fue muy difícil dar con el botín carnicero, ya que el empresario era muy conocido en la zona. Antes, había operado junto a un antiguo socio en el mismo municipio con otra empresa. Pero se separaron y él monto su propio negocio, aunque cimentado en numerosas tropelías. La de hace dos semanas no era la primera.
4.000 kilos en furgoneta
En marzo, una intervención había dado claras pistas de la insalubridad de la planta y motivó su cierre (teórico). Empezó con un “alto” de los Mossos d’Esquadra a una furgoneta que circulaba repleta de jabalíes apelotonados y metidos a presión. Como si se tratase de un armario lleno y desordenado, cuando la policía catalana abrió las puertas algunos animales cayeron directamente al asfalto, tal como se observa en una imagen difundida por los Mossos d’Esquadra. El vehículo llevaba 4.100 kilos, cuando solo tenía autorización para transportar en torno a 3.000. La policía catalana le impuso una multa de 4.000 euros. El vehículo también circulaba de noche.
Un día después de que los Mossos interceptasen la furgoneta en la Vall d’en Bas, Salud realizó una inspección en la planta en Elaborats Sant Joan. Y en ella encontró que no se cumplían con los más mínimos requisitos de salubridad. “El problema no es que los animales estuvieran en mal estado, sino cómo se trabajaba con ellos; cómo se les sacaba las vísceras. No era nada higiénico”, explican fuentes de la sección cinegética de Acció Climàtica. La planta fue clausurada por la Generalitat de manera instantánea.
Aunque al responsable, el cierre le dio exactamente igual. Medio año después, otra inspección de Agents Rurals constató que la planta seguía operando sin licencia. Se intervinieron un total de 220 animales, la mayoría jabalíes, que estaban siendo preparados para su venta. Pero al empresario le siguió dando igual: hace dos semanas, el 19 de noviembre, le fue interceptado el camión frigorífico con otros centenares. Entre todas las operaciones, se incautaron de 600 animales en menos de un año y sin licencia. Han sido incinerados. “Esto es un caso absolutamente excepcional y no representa al sector”, dejan claro fuentes del Departamento de Acción Climática. Este diario ha tratado, sin éxito, contactar con la empresa.
Estas fuentes añaden que la práctica irregular que más se detecta en la caza es precisamente transportar animales que no han sido notificados tras su captura. Pero cuando ocurre, suele ser con pocos ejemplares, no centenares. También que la captura y comercialización ilegal no afecta especialmente a los jabalíes, sino a las especies “trofeo”, esto es, animales como corzos o gamuzas, cotizados por sus cuernos.
El jabalí, de hecho, se vende muy barato.
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