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Pedro Velázquez, intendente mayor de la Guardia Urbana: “Yo no admito ninguna injerencia de la política”

El jefe de la policía local barcelonesa aspira que sus agentes sean “juristas, psicólogos, sanitarios, asistentes sociales y, sobre todo, buenas personas”

El intendente mayor, Pedro Velázquez, fotografiado en el museo de la Guardia Urbana
El intendente mayor, Pedro Velázquez, fotografiado en el museo de la Guardia UrbanaCarles Ribas (EL PAÍS)
Alfonso L. Congostrina

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, nombró en diciembre de 2019 al intendente mayor Pedro Velázquez (Barcelona, 1967) jefe de la Guardia Urbana. Velázquez forma parte del cuerpo municipal barcelonés desde 1990.

Pregunta. ¿Cómo era la Guardia Urbana que se encontró?

Respuesta. Muy experimentada pero con la necesidad de abordar nuevas formas de funcionamiento en tecnología, innovación, ámbito juridicotécnico, policía de proximidad...

P. Llegó poco después del verano de la “crisis de seguridad”.

R. Hubo un crecimiento sostenido de delitos contra el patrimonio, pero también lesiones graves y homicidios con arma blanca. Estos hechos junto con la presión mediática y política generaron una merma de la percepción de seguridad en la ciudadanía.

P. Antes de la llamada crisis de seguridad el gran problema parecía que eran los manteros.

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R. Cuando la venta ambulante se expande sin control y pone en riesgo la seguridad en determinados espacios genera una situación grave. En el intercambiador de comunicaciones de Renfe de Plaza Catalunya la venta ambulante era un auténtico problema.

P. ¿Cuál es su modelo de Guardia Urbana?

R. Se apoya en la innovación, la inteligencia de datos, la tecnología aplicada a la seguridad... La ciudadanía siempre tiene que estar en el centro. Trabajamos para cambiar cosas. Por ejemplo, que en nuestras comisarías se puedan atender todas las denuncias y no se redirija a Mossos como hacemos ahora cuando los autores de los hechos delictivos son conocidos por las víctimas.

P. ¿Por ejemplo en violencias de género?

R. Ahora cuando la víctima presenta una denuncia la derivamos a Mossos. Nuestra aspiración es tener nuestra unidad de atención a la víctima.

P. ¿Qué funciones debe tener un policía municipal?

R. Debemos atender un siniestro de tráfico, una violencia de género, una protección escolar, una inspección de una sala de fiestas… hace poco una patrulla hizo una reanimación a un hombre con un ataque al corazón… No es fácil ser policía. Un policía debe ser jurista, psicólogo, sanitario, asistente social y, sobre todo, buena persona.

P. Con la pandemia hay veces que los agentes parecen solo sancionadores.

R. Ejercer la autoridad tiene poca poesía pero es una función necesaria que hay que ejercer con la máxima corrección, respeto y paciencia.

P. La covid, ¿cómo ha cambiado la seguridad?

R. La pandemia ha provocado una reducción de delitos de en torno a un 41% respecto a 2019 y los siniestros viales han caído un 38%. Sin embargo, ha habido una gran afectación de la convivencia en el espacio público y en el interior de domicilios.

P. ¿Y cuando pase la covid?

R. Se acelerará la tensión entre lo local y lo global. En lo local ahora hay una necesidad intensa de construir convivencia. En lo global, en una ciudad como Barcelona hay que gestionar impactos de fenómenos que se producen a miles de kilómetros. Por ejemplo, una decisión de mafias en el norte de África produce una movilidad de personas que se trasladan hacia Occidente que acaban impactando en las calles de la ciudad. La Guardia Urbana tiene que tener esta visión local y global.

P. ¿El futuro es la investigación?

R. Hay que en investigar todo lo relacionado con los conflictos de convivencia. Por ejemplo, la Guardia Urbana sabe de la existencia de narcopisos por el impacto que genera en los vecinos.

P. Convivencia y seguridad. ¿Un ejemplo es la nueva unidad para controlar el espacio público y, sobre todo, los botellones?

R. Convivencia y seguridad son dos conceptos conectados donde no solo se tienen que tener en cuenta los resultados sino también las percepciones de esos conflictos. Los conflictos de convivencia ahora mismo necesitan una mirada muy amplia y son un factor importante de la percepción de seguridad de la ciudadanía.

P. ¿La policía municipal está ligada al poder político?

R. La Guardia Urbana es una organización profesional que recibe directrices políticas y las ajusta a la normativa y a los criterios operativos que son una decisión estrictamente técnica. Ahí yo no admito ninguna injerencia política. Los policías necesitamos directrices claras y no podemos trabajar con la ambigüedad.

P. Durante las protestas por el encarcelamiento del rapero Hasél, la Urbana fue atacada.

R. Estábamos ahí y fuimos objetivo de los violentos.

P. Volvió la UREP, esos urbanos vestidos de antidisturbios pero que no lo son.

R. La UREP es una unidad que atiende situaciones de riesgo. Los agentes de distritos en muchas ocasiones se ven abocados a una emergencia, desalojo de espacio municipal o protección de nuestras dependencias por eso necesitamos la UREP. La UREP tiene formación especializada y equipo adecuado. El orden público no es una función de la Guardia Urbana, pero sí lo es la protección de nuestros agentes y de nuestras dependencias.

P. ¿Qué número de agentes debe tener el cuerpo?

R. Trabajamos para tener 3.600 de aquí a 2023. Ahora estamos en 3.030.

P. ¿Para cuándo una mujer entre los mandos?

R. Es una asignatura pendiente. Hay cuatro intendentas, dos inspectoras, sargentas y cabos pero falta una intendenta mayor. Confío en que en 2023 pasemos de la ratio de mujeres que ahora está en un 12% a una media europea en torno al 18% o 20%.

P. ¿Cómo es la relación con los Mossos d’Esquadra?

R. Excelente. El beneficio a la ciudadanía nos lleva a los policías a ponernos de acuerdo. Ahora estamos trabajando en tener agentes de la Guardia Urbana en la comisaría de Mossos de las Corts. Así cualquier detenido, que no sea por seguridad vial, lo llevaremos directamente allí y la instrucción la harán nuestros agentes.

P. ¿Qué borraría de su jefatura?

R. No hay ni un solo ámbito de responsabilidad donde no haya margen de mejora. Los errores han sido una oportunidad de aprendizaje. He cometido errores casi cada día. También ha habido aciertos.

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