La casa de Julio Muñoz Ramonet explicará el coleccionismo en el siglo XX
La fundación que gestiona el legado del industrial fallecido en 1991 creará un centro que una cultura, arte y ciencia
Ni biblioteca, ni museo en sentido estricto, ni centro dedicado a estudiar las prácticas comerciales fraudulentas durante el franquismo, como se pretendía durante un tiempo. La casa de Julio Muñoz Ramonet (Muntaner, 282) “y todo su contenido”, en especial una importante colección de arte, que dejó el industrial en herencia en 1991 a Barcelona será un centro que explicará el coleccionismo artístico del siglo XX. Como referencias tendrá a Ròmul Bosch i Catarineu (origen de la colección) y al propio Muñoz Ramonet y conservará, interpretará y pondrá en valor todo su legado, además de generar conocimiento y debate sobre el arte, la cultura y la ciencia. También será un lugar abierto a la ciudadanía, dentro de la dinámica de barrio donde está enclavado y de toda la ciudad. Son algunos puntos del Plan Funcional que aprobó por unanimidad el mes pasado el patronato de la fundación que gestiona la herencia en su última reunión y que ha dado a conocer este jueves el Ayuntamiento.
En los más de 4.000 metros cuadrados construidos de la finca -en manos del Ayuntamiento desde julio de 2013, cuando tras un largo litigio de 20 años por la herencia, el juez entregó las llaves y pudo entrarse por primera vez-, también habrá espacio para analizar y estudiar las conexiones ente la ciudad, la cultura y el arte y la burguesía en el siglo XX en Barcelona; especialmente en la posguerra y su relación con el poder. Aquí los ejes irán desde Ferran Fabra i Puig (1866-1944), segundo Marqués de Alella, que mandó a Enric Sagnier construir la vivienda en 1917 y 1918 (y un jardín de más de 3.500 metros cuadrados que proyectó Nicolas Forestier) y el propio Muñoz Ramonet, que fue su dueño desde que la compró en 1945 hasta su muerte en 1991.
En la Torre, la segunda de las viviendas, situada en los números 26-28 de la calle Avenir, donde vivió Florinda Ramonet, la madre del industrial hasta que falleció en 1962, será una residencia temporal de artistas y científicos de otros países o ciudades; un destino que en algún momento también se barajó para las dos viviendas.
Para poner en marcha este proyecto el Ayuntamiento ha habilitado una partida inicial de 1,8 millones de euros, con la perspectiva de obtener en los próximos años, otras fuentes de financiación. En los próximos días se convocará el concurso de arquitectura para escoger el equipo redactor del proyecto, un procedimiento que se alargará un mínimo de nueve meses.
El proyecto variará en función de si la colección que legó Muñoz Ramonet se conserva y se exhibe en el edificio o no, en cuanto a la seguridad, la museografía y las garantías de una conservación preventiva adecuada. También habrá que habilitar algún espacio, en superficie o subterráneo, que permita mantener en reserva la colección que no esté a la vista.
A finales de 2016 se constituyó un grupo de trabajo formado por expertos en memoria histórica y miembros del equipo de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona que iban a trabajar en compañía del gabinete jurídico municipal porque sabían que las cuatro hijas y el resto de los herederos estarían muy pendientes por si podían impugnar sus planes, como han ido haciendo a lo largo de los últimos años. El plazo que se fijó este grupo para tener un dibujo definido del futuro enfoque del uso de las viviendas del legado fue de unos seis o siete meses. Al final han sido cinco años.
Lo primero que está previsto realizar es una exposición en la casa que permita conocer la herencia en su conjunto por primera vez. La muestra, prevista para este 2021, contará con algunas de las piezas originales que se han recuperado (del interior de la casa, de una finca de Sant Andreu de Llaveneres o de las confiscadas por la Guardia Civil en domicilios y almacenes de la familia Muñoz en Madrid) y también copias a tamaño real de las obras que faltan todavía por recuperar, las más importantes del legado.
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