Tres de cada diez barceloneses se marcharían de la ciudad si pudieran

La Encuesta de Servicios Municipales del Ayuntamiento, realizada en otoño, demuestra que la pandemia ha hecho crecer el descontento de vivir en la capital catalana hasta el punto que ya llega al 30% el número de ciudadanos que, si pudiera, viviría en otro municipio que no fuese de Barcelona.

En la encuesta de 2019 el 22% de barceloneses preferiría vivir fuera de la ciudad y entonces ya fue la cifra más alta alcanzada desde 1995. Además, el indicador que mostraba la satisfacción de vivir en Barcelona —un indicador muy estable en todas las encuestas— cayó, en 2020 cuatro décimas y, con un 7,3 registra la peor nota desde 1995 cuando se comenzó a realizar la encuesta.

Para realizar la encuesta municipal, los técnicos entrevistaron a 6.675 personas entre el 1 de septiembre de 2020 y el 2 de diciembre. Tres de cada diez entrevistados se marcharían a vivir fuera de Barcelona si pudieran hacerlo, un porcentaje que en 2017 era de 15,5% y que ha llegado en 2020 a su máximo histórico. El Consistorio considera que este aumento se debe a los confinamientos domiciliarios y a las restricciones de movilidad afectando a todas las clases sociales por igual pero con especial incidencia en la población de entre 35 y 55 años. Esta tendencia no es única en Barcelona si no que también se da, según el Ayuntamiento, en la mayoría de ciudades europeas y de Estados Unidos.

Para el concejal de Presidencia, Jordi Martí, la marcha de barceloneses —según el censo municipal hay unos 13.000 empadronados menos—, se debe a “una situación más coyuntural que estructural”. “Estamos viviendo una situación muy dura y difícil pero la encuesta destaca que la respuesta del ayuntamiento es positiva”, subrayó ayer Martí.

Anna Puigdevall, directora general de la Asociación de Agentes Inmobiliarios de Catalunya (AIC), mantiene que los datos de compra/venta de inmuebles de 2020 ya apuntan hacia esa huida de la gran ciudad. “En toda Cataluña la pandemia frenó las operaciones cayendo las compra/ventas un 18,54% respecto al 2019. En Barcelona, donde el metro cuadrado cuesta 4.000 euros, las ventas cayeron un 26,5%. La gente optó por comprar fuera de Barcelona pero no lejos. En la primera o segunda corona. Por ejemplo, en Sant Cugat —donde el metro cuadrado vale 3.694 euros— ha crecido las ventas un 1,28%, en Sabadell solo han bajado un 10%, en el Prat de Llobregat —con el metro cuadrado a 2.700 euros— han subido un 12,17% las ventas”, fundamenta con datos Puigdevall. La directora de AIC asegura que ese éxodo a la primera corona se debe al teletrabajo y a que por el mismo dinero los compradores han adquirido inmuebles más grandes y con terraza o jardín. “Todos aquellos que se fueron a vivir a las segundas residencias, no han vendido el inmueble de Barcelona e imagino que hasta que no se llegue a una cierta normalidad no tomarán decisiones”, argumenta.

El director de estudios de la web para buscar inmuebles pisos.com, Ferran Font, mantiene que antes de la pandemia los internautas que buscaban pisos seguían una estructura de criterios de búsqueda: “Primero el precio, segundo la ubicación y tercero las características”. Font sostiene que desde marzo de 2020 la prioridad de los criterios ha cambiado: “Siguen buscando por precio pero les interesa más si tiene terraza, jardín, más habitaciones que la ubicación en sí. Por eso marchan de la ciudad”.