Una joven herida durante los disturbios por la detención de Pablo Hasél en Barcelona pierde un ojo
El centro de derechos humanos Irídia denuncia que la herida proviene de un proyectil de foam de los Mossos d’Esquadra
Una joven que participaba el martes en la manifestación en Barcelona para reclamar la libertad del rapero Pablo Hasél ha perdido un ojo como consecuencia de las heridas sufridas durante los disturbios. El centro de derechos humanos Irídia ha denunciado este miércoles que la mujer fue herida tras recibir el impacto de un proyectil de foam de los Mossos d’Esquadra. El Departamento de Salud de la Generalitat ha confirmado que la mujer ha perdido un ojo, que ha sido operada y volverá a someterse a una operación este jueves. Salud añade que será un forense quien determine qué provocó la herida. La joven está ingresada en el Hospital Clínic de Barcelona tras sufrir un estallido del globo ocular. Su estado es grave, pero no se teme por su vida, han indicado fuentes hospitalarias.
Según la denuncia del centro Irídia, los hechos tuvieron lugar entre las 20.30 y las 20.45 en la Via Augusta de Barcelona, entre la Avenida Diagonal y Travessera de Gràcia. La joven fue atendida rápidamente por un equipo de emergencias médicas tras el incidente, y en un principio el diagnóstico indicaba que la herida no presentaba gravedad, pero tras una revisión se ha determinado el estallido del globo ocular y que es irreparable. La joven, de 19 años, volverá a ser operada, y la familia pide respeto a su intimidad.
La entidad Irídia ha pedido por redes sociales la colaboración ciudadana para recabar imágenes y testimonios que corroboren la versión de que fue un impacto de un proyectil de foam por parte de los agentes antidisturbios de los Mossos d’Esquadra lo que provocó la herida. Fuentes del departamento de Interior explican que todavía no tienen conocimiento oficial del hecho por informes de hospitales o juzgados, y que se está recopilando información sobre lo sucedido. Las mismas fuentes lamentan las lesiones ocasionadas por circunstancias que, señalan, están por determinar, y destacan que están haciendo gestiones para ponerse en contacto con la persona herida y su entorno familiar.
Andrés García, abogado y codirector de Irídia, explica que la entidad está en fase de investigación de los hechos para interponer una denuncia. La entidad ha recabado ya imágenes y testimonios del momento del impacto que pueden sostener su versión. “Hay claros indicios de que se trata de un impacto de foam, este tipo de lesiones es claramente compatible con estos proyectiles, pero tendrá que ser un juez y un forense quienes lo analicen”, explica García. Irídia lleva tiempo reclamando al departamento de Interior una revisión estructural de los mecanismos de control interno en lo que respecta a estas armas. “Es un arma de precisión, las balas no necesitan rebote como ocurría en las pelotas de goma, y por lo tanto se puede controlar la trayectoria. No tendrían que llegar a la cabeza”, destaca. El centro pide que se cree una comisión en el Parlamento catalán para evaluar este sistema de control y “abordar el debate del uso de estas armas de forma profunda”. También pide que se haga pública la instrucción de uso de este tipo de armas, que llevan casi una década en uso por parte de los Mossos. “Los canales internos para identificar y sancionar a los agentes que hacen un mal uso de estas armas tienen que funcionar. Un uso correcto de estas armas no debería producir lesiones graves, pero cuando hay descontrol los efectos pueden ser tan graves como en este caso. Hace falta transparencia, análisis y cambiar los mecanismos de control interno”, añade García.
La joven participaba en la manifestación que tuvo lugar en Barcelona para protestar contra el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél. La manifestación terminó en disturbios en las inmediaciones de Via Augusta y en el Paseo de Gràcia, con varios contenedores incendiados y algunas oficinas bancarias y tiendas de ropa saqueadas, aunque ella fue herida cuando apenas habían empezado los actos más violentos. Hubo protestas también en Valencia, Girona y Vic, donde se registraron los disturbios más graves, con el destrozo de una comisaría de los Mossos. En la tarde de este miércoles también se han convocado concentraciones de protesta en varios municipios catalanes.
La “violencia extrema”, según la han calificado las autoridades catalanas, que se vivió este martes en diversas ciudades catalanas desbordó a los Mossos d’Esquadra. Los manifestantes destrozaron la comisaría de la policía catalana en Vic: rompieron los cristales, dañaron las cámaras de seguridad, sabotearon la línea de teléfono, causaron daño a una furgoneta y los policías tuvieron que pedir auxilio al verse acorralados. “Tuvieron que usar el código 33″, ha explicado el consejero del Interior, Miquel Sàmper, sobre el número que utilizan por la emisora para alertar de una situación de “extrema gravedad”. La alcaldesa de Vic (Barcelona), Anna Erra, ha condenado este miércoles la violencia que emplearon algunos de los manifestantes y ha asegurado que “se cruzó una línea roja, nunca se había terminado [una manifestación] con estos disturbios”.
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