El Ballet Nacional homenajea a Mario Maya en Terrassa
La formación baila por primera vez en Cataluña bajo su nuevo director
Después de suspender en dos ocasiones su actuación por la pandemia el Ballet Nacional de España se ha presentado en el Centre Cultural de Terrassa con cuatro funciones (la última hoy domingo). Es la primera vez que el grupo viaja a Cataluña bajo la dirección de su nuevo director, Rubén Olmo.
Con el nombre de Invocación ha bailado un programa formado por diferentes coreografías, que se convierte en un intenso viaje por diferentes estilos de danza, desde la escuela bolera a la danza española pasando por el flamenco estilizado. Es un espectáculo colorista y vibrante, interpretado por 46 bailarines y músicos, en que el elenco femenino supera al masculino por su madurez interpretativa. El flamenco de los bailarines es joven y su zapateado no es rico en matices, aunque sí posee fuerza. Es evidente que la nueva dirección tiene que trabajar para consolidar y unificar estilos. La incorporación de nuevos intérpretes y la salida de otros más veteranos han mermado su unidad como grupo.
Lo mejor de la noche fue la segunda parte del programa De lo flamenco, un homenaje a Mario Maya (Córdoba, 1937- Sevilla 2008), bailarín y coreógrafo que estilizó e innovó el flamenco. Esta pieza también incluye coreografías de Rafaela Carrasco, Isabel Bayón y Manolo Marín. La música compuesta por Diego Carrasco, Jesús Torres, Moraíto Chico y Los Ríos está interpretada en directo por el cuadro flamenco del Ballet Nacional además de tres cantaores invitados. La fuerza del baile de Maya, la intensidad de la música en directo y el sugestivo vestuario, firmado también por Maya, hacen de esta pieza la guinda del programa.
De la primera parte del programa hay que destacar Invocación bolera, una composición reciente de este bello y difícil estilo de danza con coreografía de Rubén Olmo y música de Manuel Busto. Olmo estudió escuela bolera con los grandes maestros, los Pericet, Mariemma y Aida Gómez, y sus conocimientos sobre el tema hacen de esta pieza una obra sobria y hermosa donde el baile de sus elegantes y bellas mujeres se convierte en su mejor baza.
Completaban el programa Eterna Iberia, de Antonio Najarro, anterior director de la Compañía y Jauleña un solo de Rubén Olmo, que interpreta el propio creador, está última pieza está inspirada en un pueblo de Granada donde se reúnen tres culturas, la cristiana, la judía y la árabe. Es un solo ideado a la medida de su intérprete, pero que no llegó al público por su falta de expresividad: resultó hermético.
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