Adiós a las cabañas de la Gola del Ter
Un año después, empieza la limpieza de los troncos varados en el litoral ampurdanés tras el temporal Gloria
Un año después del temporal Gloria sus efectos aún son visibles en zonas del litoral. La Gola del Ter, en Torroella de Montgrí (Baix Empordà), es uno de los espacios naturales más afectados. El temporal cambió la fisonomía de la playa y arrastró desde todo el cauce del río sedimentos y residuos que se acumularon en la desembocadura. La llegada de miles de troncos fue aprovechada por la gente para construir unas 30 cabañas en la orilla del mar, donde se llegó a pernoctar. El Ayuntamiento y el Parque Natural del Montgrí, les Illes Medes y el Baix Ter suman esfuerzos desde hace varios días para apilar y quemar los troncos.
La virulencia del Gloria también provocó que el mar escupiera centenares de objetos que los voluntarios retiraron antes del verano. Entre ellos, un inodoro, una nevera, neumáticos, porexpán de cajas de pesca, bastoncitos de la orejas, palos de chupa-chup, tampax, toallitas desmaquillantes, latas y botellas de cristal, entre otros.
Las cabañas que ocuparon la playa, una al lado de otra, fueron habitadas por gente que incluso tendía la ropa en cuerdas, pasaba la noche allí y hacía hogueras. Esto hizo que efectivos del Cuerpo de Agentes Rurales (CAR) tuvieran que acudir varias veces para recordarles la prohibición de hacer fuego en plena temporada estival y se sancionaron una decena de infractores. Estos miles de troncos no habían podido ser retirados debido a la llegada de la pandemia, la temporada de verano y otra decena de temporales.
Los agentes les advertían también del peligro que supone estar bajo estructuras inestables construidas entrecruzando troncos muy pesados. El alcalde de Torroella, Jordi Colomí, ya en ese momento pidió “ayuda” a las administraciones molesto por considerar “injusto tener que limpiar troncos llegados de todo el cauce del río”.
Desde primera hora de la mañana de este miércoles, cuatro efectivos del Grupo Especial de Prevención de Incendios Forestales (GEPIF), del Departamento de Agricultura, equipados con motosierras cortaron los troncos más grandes y les prendieron fuego con la llamada antorcha de goteo –que provoca una llama mezclada con gasolina y gasoil—. Está previsto que unas 15 hogueras de la playa de la Pletera ardan esta semana y que hasta final de mes hagan lo mismo en la Gola del Ter y en la playa del Mas Pinell.
El coordinador del GEPIF, Enric Sapés, explica que “las quemas controladas se hacen ahora porque no es la época de nidificación de las especies protegidas que habitan en la zona y para evitar que alguien pueda encender un fuego y se pueda extender a la vegetación del Parque Natural”. “Los troncos grandes y los medianos arderán en las hogueras, y la ceniza, que son restos orgánicos, el mismo viento y el agua del mar la esparcirán y lo dejarán todo completamente limpio”, detalla. Estos residuos, según fuentes municipales, “era imposible retirarlos del lugar por el volumen y por el coste”. En cuanto a los restos vegetales pequeños, la técnica del Parque, Mapi Carabús, explica que “se dejarán para que el sistema activo de dunas pueda ir creciendo, ya que, incorporando material, se ayuda a la fijación y la conservación de la arena y hace a la vez de línea de defensa de la costa frente a otro temporal”.
El coste de estos trabajos correrá a cargo del Ayuntamiento y del parque natural. Calculan que serán unos 100.000 euros que se deberán sumar a los 150.000 que ya gastó en 2020 el Consistorio para reparar los efectos causado por una decena de temporales que azotaron su frente litoral. De estos, 110.000 fueron exclusivamente para el Gloria.
La imagen de esta zona ha cambiado. A primera vista, todo apunta a que la arena que desapareció por la potencia del viento y las olas del Gloria la ha devuelto el Filomena y otros temporales a lo largo del año.
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