_
_
_
_
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Los límites del debate trans

Tu identidad de género es tuya en tanto que persona, sin importar si eres transgénero, transexual, franquista, precario o feminista radical

Un momento del Desfile del Día del Orgullo Gay, en Madrid, en 2018, en el que se reivindicó los derechos de las personas transexuales. / JAIME VILLANUEVA
Un momento del Desfile del Día del Orgullo Gay, en Madrid, en 2018, en el que se reivindicó los derechos de las personas transexuales. / JAIME VILLANUEVA

Afortunadamente, hay consenso: los derechos fundamentales individuales no se debaten. Nunca. Se debaten las consecuencias y no el reconocimiento porque a estas alturas sabemos bien que el sueño de la razón produce monstruos. El dolor causado por la implementación política de posiciones que han ganado debates sin tener una base en los derechos humanos es una lección que no podemos olvidar. No, no todas las posiciones son válidas.

Y a pesar de tenerlo tan claro, hay quién replica al Tribunal Europeo de los Derechos Humanos cuando afirma, en la sentencia A.P, Garçon y Nicot vs Francia de 2017, que “la identidad de género, el nombre, la orientación sexual y la vida sexual pertenecen al ámbito personal protegido por el Artículo 8 de la Convención [para la Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales]”. O no acepta que la noción de autonomía personal “lleva a reconocer que, aplicado a las personas transgénero, el Artículo 8 incluye en el derecho a la autodeterminación la libertad de definir la propia identidad sexual como uno de los elementos más esenciales”. ¡Si incluso la certificación psicológica de la condición trans que esta sentencia validaba perdió el sentido cuando la OMS lo sacó de los desórdenes y trastornos un año después, en 2018! El Consejo de Europa y la Comisión Europea también se suman al reconocimiento: tu identidad de género es tuya en tanto que persona, sin importar si eres transgénero, transexual, franquista, precario o feminista radical. En un mundo con una estructura de géneros tan relevante, queramos o no, para nuestro recorrido vital, tenemos derecho a autodeterminar como lo vivimos.

Coherente con este fundamento y, también, con la realidad de las personas trans, las administraciones catalanas, especialmente la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona, están adoptando políticas que contemplan el hecho trans como una diversidad humana. El Parlament también está legislando con este espíritu. El último ejemplo, magnífico, es la modificación de la ley contra la violencia machista, que incluye la protección, sin ningún permiso de género, de las mujeres que no tienen la documentación conforme. Las personas e instituciones que, pese a la opresión, alzamos el vuelo y vemos el género desde los derechos y no desde el miedo nos damos cuenta de que no es plano y finito, sino que tiene las infinitas caras de una esfera. Dejamos de ser generoplanistas.

Se acerca ahora un paso decisivo en el reconocimiento de este derecho fundamental: implementarlo en la legislación estatal. Bien pronto, el Ministerio de Igualdad publicará el borrador de una ley trans basada, previsiblemente, en el reconocimiento del derecho a la autodeterminación de la identidad de género sin tutelas médicas, administrativas o judiciales. Lamentablemente el debate sobre esta ley será feroz. Se dibujarán escenarios apocalípticos, miedos a fraudes de ley masivos y teorías de género sin contraste con las vidas trans habitadas hoy. Se relativizarán discriminaciones y se instrumentalizarán el feminismo, la biología y la psicología para justificar posiciones preconcebidas. Siendo duro, las personas trans asumiremos este desgaste vital para reducir la precariedad laboral, la violencia y la discriminación. Pero lo que nunca asumiremos es que se discutan los derechos fundamentales. Nunca. No por trans, sino por personas.

Judit Juanhuix es científica y activista trans

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_