El Liceo vibra con el insólito debú mozartiano de Marc Minkowski
El director francés ofrece una selección de ‘Mitridate’ en dos sesiones para 500 espectadores cada una
En su debú en el Liceo, Marc Minkowski transmitió, desde la vibrante obertura, su pasión por Mitridate, re di Ponto, la primera ópera seria que Wolfgang Amadeus Mozart compuso con sólo 14 años. El prestigioso director francés cosechó un triunfo memorable a pesar de la drástica reducción del aforo a 500 espectadores impuesta por el Govern: para dar cabida a los mil espectadores que habían comprado una entrada, ofreció dos sesiones de 90 minutos cada una con solo los mejores momentos de la ópera en versión de concierto, al frente de un gran reparto y su excelente orquesta, Les Musiciens du Louvre.
El entusiasmo de Minkowski por Mitridate, ópera de espectacular virtuosismo vocal estrenada en el Teatro Regio Ducale de Milán en 1770, es contagioso. La partitura es una sucesión de recitativos y arias –sólo hay un dúo, fenomenal, en una ópera que dura casi tres horas-, que pueden resultar muy aburridas sin un director y unas voces capaces de convertir este Mozart de adolescencia en un espectáculo tan electrizante como el que ofrecieron el miércoles en un Liceu desangelado, con menos del 20% de su aforo. Pocos espectadores para una sensacional fiesta mozartiana que levantó pasiones.
Con simpatía y buen humor, Minkowski fue presentado las piezas seleccionadas para salvar una versión de concierto inicialmente programada el pasado 24 de noviembre, cancelada a causa del último cierre de los escenarios catalanes y rescatada parcialmente, casi por sorpresa, en dos sesiones seguidas. El público agradeció con entusiasmo el esfuerzo de los intérpretes y el equipo del Liceo para salvar in extremis el regreso de Mitridate al coliseo de la Rambla.
Accidentado regreso, por cierto, con cambios, a causa de la pandemia, en el reparto previsto en la gira internacional de la producción que, por cierto, pudo disfrutarse completa en Valencia. El tenor Michael Spyres y el contratenor Paul-Antoine Bénos-Dijan sustituyeron respectivamente a Pene Pati y Jakub Józef Orliński, que no han podido viajar a Europa debido a los protocolos Covid-19.
A quien más le duele la cruel poda de la partitura -casi una hora menos de música y dos personajes eliminados- es al propio Minkowski, entusiasta de las ediciones completas y filológicamente más fiables. El estupendo director francés, que ama las voces con locura, tuvo que dejar fuera muchas arias, pero defendió con energía, precisión y brillantez una selección -ya lo dijo en la presentación, con “lo mejor de Mitridate”, que inundó el Liceo con el espectacular virtuosismo y el sentido expresivo del canto mozartiano.
Hizo filigranas al frente de Les Musicienc du Louvre, una orquesta de extraordinaria calidad que sonó con frescura, agilidad y exuberantes acentos y acompañó con brío a los cantantes. En esta ópera el espectáculo está en las voces. Y en el Liceo causó impacto la bravura y el aplomo técnico de Michael Spyres en el papel titular, desde su aria de entrada al espectacular Vado incontro al fato estremo del tercer acto. La soprano Julie Fuchs cautivó plenamente con una Aspasia de bella y expresiva voz, técnica segura y agilidades impecables. También triunfó la soprano Elsa Dreising como un Sifare de apasionantes acentos y sólidos medios.
Muy irregular el Farnace del contratenor Paul-Antoine Bénos-Djian, convincente en el canto más ágil, pero de graves limitados y destemplados. Imponente, por fuerza y expresividad vocal, el Arbate de la mezzosoprano Adriana Bignani Lesca que completó el reparto. La sesión mozartiana pasó volando; tras el feliz debú, hay muchas más ganas de ver de nuevo a Minkowski en el Liceo, a ser posible con una ópera escenificada... y completa.
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