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Las UCI de Cataluña ya tienen más pacientes covid que de otras patologías

El Govern alerta de que, pese a una desaceleración en el aumento de los contagios, la presión hospitalaria sigue al alza: hay 447 personas en estado crítico a causa del coronavirus

Dos enfermeros atienden a un paciente con covid-19 en la UCI del hospital Sant Pau de Barcelona
Dos enfermeros atienden a un paciente con covid-19 en la UCI del hospital Sant Pau de BarcelonaAlbert Garcia (EL PAÍS)
Jessica Mouzo

El recuerdo de la primera ola de la pandemia vuelve a los hospitales catalanes. Con la curva de contagios disparada —más de 5.600 nuevas infecciones diarias— y una incidencia acumulada a 14 días de 715 casos por 100.000 habitantes, la covid-19 ya ha empezado a hacer mella en el sistema hospitalario. Por primera vez desde la primavera, hay más pacientes covid que no covid ingresados en las unidades de cuidados intensivos: son 447 personas, el 52% de todos los hospitalizados en la UCI, que están al 85% de su capacidad. El secretario general del Departamento de Salud, Marc Ramentol, ha explicado este viernes que la transmisión se está desacelerando, pero todavía sigue siendo muy elevada y el impacto en el sistema sanitario se seguirá viendo durante las próximas semanas.

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En el día en que entra en vigor el confinamiento perimetral de Cataluña —por municipios durante el fin de semana—, la curva epidémica empieza a cristalizar el impacto de las severas restricciones sociales impuestas hace 15 días, como el cierre de la restauración, la reducción de aforos comerciales y la suspensión de las competiciones deportivas no profesionales. "En tres días, la situación en Cataluña ha mejorado un poquito en disminución de crecimiento parece que se mantiene. Es una buena noticia dentro de la gravedad que tenemos. Se está ralentizando el ritmo de contagios que llevábamos. Las medidas parece que tienen cierto efecto, pero estamos a un nivel de casos diarios que es preocupante”, ha resumido el subdirector general de Vigilancia y Respuesta a Emergencias de la Agencia de Salud Pública de Cataluña, Gustavo Mendioroz. La curva de contagios se ralentiza, pero no deja de crecer.

Entre el 20 y el 26 de octubre se han contabilizado 30.800 nuevas infecciones, más del doble que hace dos semanas. Pero aún podrían ser, incluso, muchas más: se ha detectado un retraso en la notificación de los resultados de las pruebas PCR debido al elevado volumen de muestras que se han tenido que analizar, ha justificado el Departamento de Salud. En cualquier caso, la tendencia ascendente de la curva epidémica no cambia y lo peor en los hospitales, que reciben el impacto de los contagios un par de semanas después del diagnóstico, todavía está por venir. “No se está notando esa desaceleración en la red asistencial. Siguen aumentando los ingresos en camas de críticos y en camas convencionales de planta. También las urgencias en atención primaria", ha advertido Ramentol. Hay 2.434 personas con covid-19 ingresadas en los hospitales catalanes, según la Generalitat.

De hecho, en las UCI, más de la mitad de los pacientes ingresados tienen la covid-19, un escenario que no se veía desde la primera ola. Según las previsiones de Salud, si no se toman medidas drásticas para reducir los contagios, en una semana se pueden alcanzar los 900 o el millar de pacientes con covid-19 en las UCI, un nivel de presión asistencial que obligaría a volver a suspender toda la actividad ordinaria no urgente y volcar la atención de nuevo casi exclusivamente al paciente con covid-19. “Estamos preparados para escalar y llegar al techo [más de 1.500 enfermos de covid-19 ingresados a la vez en las UCI catalanas]. Capacidad de crecimiento tenemos, pero pagaremos el mismo peaje: dejar de hacer otra actividad asistencial”, ha avisado Ramentol. En esta segunda ola, el gran reto será, sin embargo, encontrar personal suficiente para atender la escalada de contagios. “No será un factor limitante la capacidad de los dispositivos. El problema serán las manos, la falta de profesionales para gestionar equipamientos de críticos”.

Los hospitales ya empiezan a hacer malabares para lograr mantener la actividad ordinaria pese al auge de contagios. Algunos hospitales ya han empezado a reprogramar actividad, aunque Ramentol ha insistido en que no hay una directriz generalizada para suspender intervenciones y pruebas. “No estamos delante de desprogramaciones masivas. A partir de 600 pacientes críticos, nos aboca a escenarios de desprogramación de forma generalizada, pero no estamos ahí. Aunque hay centros que han tenido que hacer ajustes y están usando instrumentos de gestión habitual, como promover la cirugía mayor ambulatoria, que necesita de menos recursos de hospitalización”, ha explicado el secretario general del Departamento.

Desescalada lejana

Por lo pronto, bajar la curva epidémica se ha convertido en el reto a corto plazo y las fuertes restricciones sociales que pesan sobre Cataluña no terminarán pronto. Todo depende de cómo vayan los contagios y la presión hospitalaria. “Tenemos claro cuándo podemos empezar a desescalar. El primer paso para plantearnos la desescalada es llegar al pico de contagios y el segundo elemento e constatar de manera sostenida de relajación de la presión asistencial. Hasta que no se cumplan estas condiciones, no podremos plantear de forma segura acciones de desescalada”, ha asegurado Ramentol.

De hecho, tampoco se descartan medidas mucho más restrictivas, como el confinamiento domiciliario, si la curva de contagios sigue al alza." Si este crecimiento vuelve a repuntar tendríamos que ir a medidas más duras. La curva no es un ente matemático, es un reflejo del comportamiento que tenemos y cómo entre todos somos capaces de intentar bajarla", ha indicado Mendioroz. Ramentol ha puntualizado, no obstante, que, de tener que aplicar un confinamiento domiciliario, no sería en las mismas condiciones de la pasada primavera, aunque tampoco ha concretado cómo se aplicaría entonces.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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