La felicidad era esto
Repoblamos es una cuenta en las redes sociales que lucha contra la despoblación en Cataluña y busca personas con ganas de vivir en los pueblos
¿Cuándo ves que alguien es feliz? Cuando te dice que su casa está a 40 minutos de la ciudad y luego tardas y tardas en llegar. Esos 40 minutos se te hacen eternos, mientras suena el móvil sin parar. Entre curvas y más curvas. Con la sensación de que te has perdido en una carretera sin final. Que no llegarás a la bañera de la niña y que probablemente en cualquier momento te quedarás sin cobertura. Pero él, feliz, te espera con una sonrisa. ¿Cuándo ves que alguien es feliz? Cuando, en lugar de hipotecarse para vivir en un pequeño piso de dos habitaciones con dos niños en una ciudad mediana catalana, decide comprarse un terreno en un pequeño lugar alejado donde no viven más de una docena de personas. Pero él, feliz, te señala la casa donde vive con su familia o te muestra un salto de agua recién descubierto, que le ha salvado las tardes del asfixiante coronavirus. ¿Cuándo ves que alguien que es feliz? Cuando después de mirar Twitter durante horas y ver solo mal rollo, decide crear una nueva cuenta y le pone un nombre: Repoblem.
Ton Lloret tiene 37 años y es conservador en el museo de papel de Capellades. Padre de dos hijos, vive con su familia en Clariana, un núcleo de no más de tres casas habitadas en invierno a 12 kilómetros de Igualada. Ton pasea por la única calle de Clariana. Se para frente a un enorme Tió que permanece inmóvil casi todo el año. Ton se disculpa y responde al teléfono. Una televisión se interesa precisamente esta misma tarde por su cuenta de Twitter Repoblem, que lucha contra la despoblación de Cataluña y busca personas con ganas de vivir en los pueblos. Repoblem ya tiene más de 12.000 seguidores y menos de tres meses de vida. “Las ciudades son cada vez más hostiles hacia su población: alquileres altos, conciliaciones difíciles, situaciones en precario… más el desenlace de la covid. La ciudad ha cambiado mucho en este tiempo. Parece que en los pueblos se puede vivir mejor”. Está convencido de que la crisis sanitaria ha llevado a mucha gente a plantearse un cambio de vida. El confinamiento ha incrementado la demanda por fincas rústicas, terrenos y parcelas de tierra donde la amplitud de espacio al aire libre haga más llevaderas las restricciones a la movilidad de sucesivos encierros, explicaba Marc Rovira en estas mismas páginas.
Y lo que hace él en las redes sociales parece sencillo: pone en contacto lugares que hacen llamamientos para ser repoblados con gente que busca casas o trabajos para vivir. “Pensé en una forma de unir un problema a una solución. Durante el confinamiento, pasaba muchas horas mirando el móvil. Cada vez en las redes sociales había más mala leche. Y pensé en usarlas para algo positivo. Algo que la gente pudiera encontrar”.
En Clariana hay en la actualidad una casa de turismo rural, un castillo en ruinas (en época medieval había cinco molinos de harina), la Casa del Tió, que quiere ser como un centro de interpretación sobre esta tradición navideña, y ni una sola tienda. Eso sí, unos tomates bestiales en el huerto de Cándido. Si te llevas mal con tu vecino, seguramente tienes un problema. Los niños tienen que ir al cole a otra población, en este caso a Sant Martí de Tous.
Pero la decisión de Ton no es para siempre. “La vida es un cambio permanente. No soy un militante estricto de la vida rural”, contesta a la eterna pregunta de qué hará cuando sus hijos sean mayores. “La despoblación es un tema urgente y se debe considerar desde todos los ángulos para hacer políticas para frenarlo, como por ejemplo, reabrir o no una escuela puede ser crucial para un pueblo, fomentar la masoveria o los alquileres, igual que disponer de fibra o de buenas carreteras... Es un gran reto pero si el Govern habla y escucha a la Associació de Micropobles o a la gente del territorio se podrá hacer”, explica.
Esta historia se ha retrasado unas semanas. Y mientras tanto, Ton no ha dejado de informar y de ganar seguidores. Su último mensaje al móvil dice así: “Hola, Ana. Hoy ha pasado esto: es la primera familia que encuentra donde vivir por medio de Repoblem”. Y la última pregunta para Ton es: ¿Eres feliz? Y él teclea: “La felicidad nunca es completa porque sino no la podríamos buscar, pero sí. Soy feliz”.
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