Una etapa del Tour en Collserola
Ciclistas y corredores llenan caminos y carreteras de montaña en el primer día de permiso para hacer deporte
Manuel Busto alucina encima de su bici. “Esto no es normal”. Y mira a su alrededor, incrédulo ante el ir y venir de ciclistas y corredores que llegan a la Carretera de les Aigües. Son las siete y media de la mañana. Busto va habitualmente en bici por el trayecto de Collserola los fines de semana. “Al ser tan temprano, a menudo somos las mismas personas y te reconoces. Pero hoy no conozco a casi nadie. Hay muchísima gente”.
Vallvidrera. 8:45 del matí.
— Bernat Coll (@Bernatti) May 2, 2020
Un recorregut de 2,5 kilòmetres (no arriba) ha agrupat més de 200 ciclistes (comptats) en menys de 6'.
Hi ha curses amb (molts) menys corredors que tenen les carreteres tallades.
Amb el tràfic obert, això és un perill. #ciclisme #Barcelona pic.twitter.com/04aP4iZ0Nh
El primer día de permiso deportivo saturó los espacios más populares de los deportistas de Barcelona. Ante la dificultad de llegar a la Carretera de les Aigües a pie, los ciclistas tomaron esa ruta. “Si esto sigue así, quizás tenemos que cerrar el acceso, vete a saber”, explica uno de los agentes de la Guardia Urbana que impide el paso a los vehículos en la parte superior de la Avenida del Tibidabo. “Parece que hoy era obligatorio salir”, apunta otro agente. El cuerpo policial no realizó ayer ningún balance del número de usuarios que se desplazó hasta Collserola.
A unos 300 metros del cordón policial, Jaime Alguersuari, el padre del expiloto de Fórmula 1, graba a los ciclistas con su móvil y parece frotarse los ojos. “Esto es lo nunca visto. Tantas bicicletas, y a estas horas...”.
En uno de los miradores la Carretera de les Aigües, Jordi Garcia espera a un compañero. “Solo para saludarle”, aclara. Garcia es de los privilegiados que tiene espacio en casa para hacer deporte. “Pero no tiene nada que ver utilizar una bicicleta estática, que montar aquí en la de verdad”, concreta. Y con la cabeza señala las vistas, Barcelona a sus pies y los bosques de Collserola a su espalda. “Ir en bici por aquí no tiene precio”. Según un estudio del RACC del año pasado, la Carretera de les Aigües es el espacio más saludable para hacer deporte en Barcelona. “Fíjate que hoy no hay rastro de contaminación en el aire y el mar brilla. Así, Barcelona es una maravilla”, prosigue Garcia. Acierta: los niveles de dióxido de nitrógeno en el Eixample eran ayer a las siete de la mañana de 12 µg/m3, más de tres veces inferior a la media del 2019 (50 µg/m3, cifra superior a la establecida por la Organización Mundial de la Salud como saludable). A su alrededor, la gente aparca la bicicleta para hacerse selfies de buena mañana. Las viejas costumbres se mantienen en la nueva normalidad.
Vallvidrera, saturada
Vallvidrera también vivió el asalto de los ciclistas. La carretera se llena los fines de semana de aficionados, pero lo de ayer fue algo parecido a un monopolio del asfalto. “Esto parece el Tour”, comenta un hombre mayor que descansa en el mirador principal. “Hace mucho que no hago deporte. En todo el confinamiento no me he movido, y ahora no me atrevo a empezar muy fuerte. A mi mujer ya le he dicho que iré poco a poco. Ya ves que no miento”,
En los cerca de tres kilómetros que hay entre Vallvidrera y la Torre de Collserola, en un recorrido de cinco minutos en moto, pasaron sobre las nueve de la mañana unas 250 personas. En la cima no había forma de hacer cuentas. Parecía un día cualquiera con el parque de atracciones del Tibidabo abierto y a pleno funcionamiento. “Hoy he visto a muchos más ciclistas de los que esperaba”, añade el hombre, aún descansando.
La muchedumbre alarmó a una pareja de Mossos d’Esquadra. “Hemos ido a avisar a una patrulla de agentes de la Guardia Urbana para avisarles de la cantidad de bicicletas que están circulando por la carretera. Es bestial. Y el tráfico está abierto”, alertan. “Seguramente el ayuntamiento tendría que haber tomado alguna medida”. ¿Cortar la circulación a los vehículos? “No lo sé, pero con tantos ciclistas, es fácil que haya algún accidente”. Al final no hubo incidentes en un jornada, coinciden todos, “nada normal”.
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