El pesimismo cunde entre los festivales musicales veraniegos
Los promotores no pueden cancelar hasta que el Gobierno emita una normativa
La actividad musical veraniega en Cataluña pende de un hilo. Todos los festivales mantienen sus fechas y programaciones, ninguno ha cancelado oficialmente pero nadie confía que puedan realizarse. El pesimismo es una constante y todos los ojos estaban puestos en el Consejo de Ministros del martes en el que se iban a dictar normas al respecto pero que, según informaciones oficiales del pasado fin de semana, no estarán a punto hasta el próximo de mayo. Es decir, una semana más de incertidumbre para alimentar el pesimismo.
"Estamos pendientes de saber hasta cuando no podemos hacer nada", explica Tito Ramoneda, director de The Project, responsable del festival de la Porta Ferrada y de algunas actuaciones en el Grec barcelonés. "Todo está en suspenso, nadie nos ha comunicado oficialmente que no se podrán hacer conciertos o festivales. Necesitamos saberlo para tomar medidas definitivas y el Gobierno está tardando demasiado".
Una cancelación en las circunstancias actuales significa que el programador asume todos los costes derivados al no tratarse de causas de fuerza mayor como sucedería si existiera una normativa oficial al respecto. Tampoco los seguros cubren este tipo de cancelaciones. En casi todos lo países europeos ya se ha anulado la actividad musical para el verano. “La incertidumbre es lo peor”, confirma Martín Pérez, director de Concert Studio y responsable de los festivales Jardins de Pedrables y Cambrils. “Desde mediados de marzo no hemos hecho otra cosa que tomar medias pero necesitamos que el Ministerio diga algo, blanco o negro, pero algo. Ahora no podemos decidir nada porque desconocemos las alternativas”. Pérez coincide con Ramoneda en los problemas que entrañaría una cancelación unilateral. “Los artistas también están esperando a ver las directrices del gobierno, aunque muchos artistas internacionales, si les han cancelado en el resto de Europa, no vendrán solo para nosotros”.
Juli Guiu, director de Clipper's, organizadores del festival de Cap Roig, incide en la misma idea: "Necesitamos saber qué podemos hacer y cómo lo podemos hacer y, a partir de ahí, veremos si el festival es viable o no. Tenemos un plan B y un C con aforos de mil o mil quinientas localidades y si se puede hacer y los artistas se adecuan seguiremos adelante". Mientras tanto solo cabe esperar. "El gobierno no se da cuenta de que cuanto más tarde, más nos está afectando económicamente a los promotores", prosigue Guiu. "No nos consideran como industria y nos van dejando de lado. Y somos una industria, como el que hace tornillos".
Patricia Gabeiras, portavoz de la Asociación de Festivales de Música (FMA) se ha reunido esta mañana con el Secretario General de Consumo. "Hemos salido satisfechos porque han entendido el problema. Les hemos explicado cómo han actuado en otros países de la Comunidad Europea y han visto que es necesario tomar medidas similares. Vamos a trabajar con ellos, presentar propuestas y ver lo que puede ser factible y lo que no". Gabeiras confía obtener resultados para el Consejo de ministros del 5 de mayo.
Otro problema de las cancelaciones es la devolución del importe de las entradas. "Será necesario que el gobierno dé un margen suficiente de tiempo para hacerlo, de lo contrario será imposible para muchos asumir el coste económico. El dinero ingresado ya está invertido en la programación del 2021", explica Pérez que piensa ofrecer un bono canjeable por otro concierto durante la temporada próxima y si, al final de la misma no se ha utilizado, la devolución del importe. Una posibilidad que también defiende Gabeiras.
Solidaridad de los artistas
Otra solución, compleja pero factible, que barajan los festivales son los cambios de fecha. "Se han de combinar muchas agendas y no siempre es posible", insiste Pérez. "Tampoco sabemos a qué fechas cambiar, en qué circunstancias estaremos. De todas formas estamos encontrando mucha solidaridad entre los artistas".
Otros festivales ya han optado por esta medida como el Primavera Sound que adelantándose a los acontecimientos ha anunciado nuevas fechas del 26 al 30 de agosto. Desde su organización declinan manifestarse sobre el tema hasta que el Gobierno se pronuncie al respecto. Alberto Guijarro, su director, declaraba el domingo a TV3: "Todo apunta a que este año ya no habrá actos masivos. Necesitamos que salga un decreto que diga lo que se puede hacer y lo que no". En la misma sintonía los responsables del festival Sónar afirman "estar trabajando desde casa para que el festival continúe adelante este año sin descartar ninguna opción" y anuncian un comunicado en los próximos días. Peralada estudia diversos escenarios. La inauguración el 2 de julio con un ballet estadounidense, el Huston Ballet, se presenta compleja, pero se aferran a que tienen grandes atracciones en agosto.
La inviabilidad de estos acontecimientos si se redujeran aforos es otro de los problemas que atenazan a los promotores. “Tenemos programados conciertos en el Palau Sant Jordi para septiembre con 14.000 entradas vendidas”, explica Ramoneda. “Si se limita el aforo a un tercio ¿qué hacemos? Tres sesiones sería imposible”. Igual sucedería con recintos más pequeños. “Para hacer un Palau de la Música a un tercio de capacidad sería necesario que toda la cadena se ajustara mucho el cinturón, desde el alquiler del local, técnicos, artistas,... todos porque con los precios actuales es imposible. Será un escenario totalmente nuevo”.
Ramoneda insiste en la necesidad de medidas urgentes. “Nosotros no tenemos derechos de televisión como tiene el fútbol. Necesitamos ayudas para coser la herida ahora porque hay miles de trabajadores a nuestras espaldas. Y si no se hace nada cuando podamos volver a hacer conciertos el sector ya no existirá”.
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