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La investigación apunta a que los médicos ocultaron información vital a los operarios de Cosentino en Almería enfermos de silicosis

El Instituto de Medicina Legal da un impulso a la causa judicial al dictaminar que el retraso del diagnóstico provocó que la dolencia incurable que padecían los empleados avanzara

Operarios de Cosentino silicosis

Los tres médicos de prevención que examinaron a siete empleados de la factoría de Cosentino en Almería la última década incurrieron en supuestos retrasos diagnósticos que provocaron que la silicosis avanzara en sus cuerpos. Así lo ha decretado el Instituto de Medicina Legal (IML) al informar a la jueza Adriana Álvarez sobre una supuesta negligencia clínica de los facultativos al diagnosticar erróneamente a los operarios, que de manera periódica acudieron a consulta con dificultades para respirar y dolencias en los pulmones. El dictamen del IML da un impulso decisivo a la causa judicial abierta en 2021 y pone en un serio aprieto a los facultativos imputados y a los servicios médicos de prevención de la multinacional andaluza de encimeras de cocina, dirigidos por Quirón Prevención y Aspy Prevención, y con la cobertura de riesgos de Mutua Universal.

“La dilación diagnóstica provocó un agravamiento evitable de su estado de salud al mantenerlo expuesto al agente causal [el sílice] (…) Se considera probable la posibilidad de diagnóstico previo, considerando los medios con los que se contaba”, censura la forense especialista del IML, dependiente del Ministerio de Justicia, designada perita judicial, en uno de los siete informes emitidos el pasado julio, referente a un operario que padece silicosis crónica complicada.

Este exempleado y otros seis ―algunos aún en la empresa, entre los 41 y 58 años― denunciaron la inacción de los servicios médicos de prevención de Cosentino cuando se percataron de que durante años les dijeron que su estado de salud era bueno mientras esta enfermedad incurable avanzaba en silencio hasta convertirse en crónica, avanzó eldiario.es. Ahora el Juzgado número 2 de Instrucción de Huércal-Overa (Almería) ha prolongado otros seis meses la investigación, obligado por la Audiencia de Almería, tras un intento de darle carpetazo a la causa.

La silicosis es una fibrosis pulmonar causada por la inhalación de polvo de sílice cristalina que se desprende por ejemplo al cortar y manipular las encimeras de cocina. Cosentino, con una gigantesca factoría en Almería y 6.080 empleados, se considera la zona cero de esta enfermedad laboral en España. La silicosis ha sufrido un rebrote y el año pasado alcanzó su pico con 520 casos, según cifras oficiales. Esta dolencia respiratoria se ha disparado hasta los 5.900 casos repartidos por todo el país desde 2007, con Galicia a la cabeza de las comunidades con más afectados, seguida de Castilla y León y Andalucía. El sector de los aglomerados de cuarzo, donde la concentración de sílice puede superar el 90%, tiene un riesgo de sufrirla muy alto y al ser una enfermedad progresiva y sin cura, la prevención primaria de control -del polvo- y la secundaria -de diagnóstico precoz- son esenciales para la salud de los trabajadores. En Cosentino todo indica que no se ha cumplido ninguno de los dos preceptos.

La silicosis simple se desarrolla con nódulos (masa o tumor) presentes en el pulmón y se desarrolla durante un periodo mayor de seis meses. “Las radiografías entre 2014 y 2019 presentaban hallazgos persistentes (engrosamiento hiliar bilateral), sin que se interpretaran como sospechosos ni se solicitara TCAR, como exige el protocolo nacional (…) Presenta más de 15 años de exposición y una sintomatología sutil”, subraya la facultativa del IML en otro de sus informes aportados a la magistrada acerca de la intervención de los servicios médicos de prevención. En su informe, la especialista destaca que el médico de atención primaria sí solicitó valoración por el especialista, pero el servicio médico de prevención lo ignoró “pese a los hallazgos”. Y añade: Por tanto, “la dilación diagnóstica provocó que permaneciera [el empleado] trabajando en un ambiente con alta concentración de sílice durante, llama la atención que inclusive con un diagnóstico establecido”.

Fernando Arévalo es uno de los siete operarios que denunciaron la supuesta negligencia médica, pasó cinco años sin diagnosticar, entre 2014 y 2019, y ahora preside la Asociación de Afectados por Silicosis del Aglomerado de Cuarzo (Asac), con 20 miembros: “La noticia es excepcional porque querían cerrar el caso. Los médicos eludían responsabilidades ante la jueza y echaban balones fuera contra los radiólogos. Hoy por hoy sigue habiendo retrasos intencionados porque hay diagnósticos tardíos”, critica.

Arévalo, al que han concedido la incapacidad permanente para trabajar ante el avance de la enfermedad, censura que este mismo año le han comunicado a un compañero que ya tenía nódulos en 2020, cinco años antes. “Yo le repetía a la empresa dejadme elegir a mí, yo en 2014 me hubiera ido y quedamos tan bien. Ahora tengo bronquitis grave, un continuo dolor en el pecho y limitaciones en la vida diaria. Lo que queremos es que no sigan machacando la salud de los trabajadores”, remata. Este exoperario denuncia que los trabajadores siguen respirando el polvo de sílice de tablas de almacenaje con hasta un 95%, aunque los nuevos Q40 y Q10 tengan unos porcentajes de sílice entre el 10 y el 40%. Tanto la multinacional andaluza como Quirón han declinado pronunciarse al respecto para este reportaje.

El abogado de los empleados afectados, Raúl Carballedo, apunta: “Los presuntos retrasos pueden tener un efecto perverso en situaciones futuras a efectos de salud pública y la salud laboral y las pretensiones de los perjudicados para obtener resarcimiento de la enfermedad. Fallaron los sistemas de vigilancia de la salud y el empresa, que había delegado el andamiaje de salud laboral. El resultado fue que las personas estuvieron absolutamente desprotegidas”.

Mientras, la empresa Aspy Prevención, que realizó la vigilancia de la salud del personal de Cosentino entre 2012 y 2017, considera que los informes del IML “están imbuidos de un claro sesgo cognitivo, dado el reconocimiento posterior de la enfermedad”. La compañía considera que su médica investigada no recibió quejas de los operarios por dolencias respiratorias o mal estado de salud y permanecían “asintomáticas, sin sospecha de enfermedad”, y trabajaban en un entorno “supuestamente seguro”. Aspy añade que su facultativa aplicó el protocolo de 2001, porque el último de silicosis y neumoconiosis fue publicado en 2020, y que las condiciones de trabajo en la fábrica dependían del servicio de prevención propio de Cosentino, que rechazó tener “exposición nociva” y que suministraba equipos de protección a sus trabajadores para no exponerse a inhalar el polvo de sílice.

El próximo febrero declararán ante la juez como investigados tres radiólogos de la empresa 4 Laboral Advanced Radiology que habían sido señalados como responsables por los médicos. En paralelo, prestarán testimonio como testigos Juan Carlos Lebrón, secretario general de UGT Fica Andalucía, sindicato del ramo donde se engloba Cosentino, y un médico de familia de Tíjola (Almería), que examinó a uno de los operarios enfermos.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.
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