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El PSOE zozobra por la “nefasta” gestión del ‘caso Salazar’

El partido teme no recuperarse del último golpe a su reputación tras “meter en el congelador” la causa por acoso sexual contra otro colaborador estrecho de Sánchez

José Marcos

La asunción de Pedro Sánchez “en primera persona” de la responsabilidad por la pasividad del PSOE en la respuesta a las denuncias por acoso sexual y abuso de poder contra Francisco Salazar apenas ha contribuido a calmar la indignación y frustración que agita a los socialistas. La gestión del caso que afecta a otro de los hombres de confianza del presidente del Gobierno desde las primarias de 2017 ha hundido aún más la moral de un partido ya de por sí atormentado por los escándalos de corrupción de sus últimos dos secretarios de Organización, José Luis Ábalos y Santos Cerdán. “Algo arregla. O eso espero. Toda esta sucesión de miserias es demoledora porque además va contra nuestras banderas, el feminismo y la lucha contra la corrupción. Y resulta que has tenido dentro de casa, en la cocina, a un putero, a un chorizo y a un acosador”, se sincera un secretario general de las federaciones más señeras tras conocer el último acto de contrición de Sánchez.

“Asumirlo en primera persona está bien. Hay que ser proactivo”, opina una dirigente socialista contrariada por la “nefasta” manera en que se ha llevado una crisis que sigue sin resolverse. “El daño ya está hecho”, sentencia otro líder territorial, formalmente alineado con Ferraz. Los ánimos en la dirección federal del PSOE no es que anden mejor después del mea culpa de Sánchez, en el 47º aniversario de la Constitución. “No creo que ayude mucho. Cada paso contribuye a aumentar más la bola”, piensa un integrante de la cúpula. “Por mucho que haya salido Pedro, vamos a necesitar tiempo para rebajar el malestar. Tenemos que demostrar que algo así no vuelve pasar y que el protocolo funciona”, apostilla una dirigente de la ejecutiva.

“Mi duda es por qué este tema se mete en el congelador y está ahí cinco meses. Ese es el pecado original”, lamenta un ministro, que recuerda que el PSOE sí reaccionó con rapidez el mismo 5 de julio, cuando se conocieron las primeras acusaciones de acoso contra el entonces cargo de La Moncloa y responsable de Análisis y Acción Electoral de la dirección socialista, horas antes del comité federal en el que iba a ser nombrado uno de los tres adjuntos de Rebeca Torró en la secretaría de Organización del PSOE. En ese momento, en los órganos de dirección del PSOE no se había recibido ninguna denuncia o queja sobre el comportamiento de Salazar.

La idea extendida en la formación es que iba a ser el secretario de Organización “en la sombra”, según la expresión formulada por una decena de dirigentes. Y que la relación cercana que tenía con sus responsables, tanto con Torró como con los otros dos adjuntos, Borja Cabezón y Anabel Mateos, provocó que la investigación contra Salazar se fuera demorando. Hasta que el caso implosionó en un momento de extrema dificultad para el PSOE, sin Presupuestos, con los intentos en apariencia baldíos de Sánchez de reconciliarse con Junts y a las puertas de las elecciones extremeñas, donde la pregunta que se hacen socialistas es lo dolorosa que será la derrota en uno de sus feudos históricos. “Si alguien pensaba que esto se iba a olvidar ha sido superingenuo. No creo que se quisiera protegerle, pero se han equivocado. El agravante de no escuchar a las denunciantes es que pierdes tu credibilidad. Y además ha coincidido con lo de Torremolinos”, critica un peso pesado del Ejecutivo. El PSOE suspendió el viernes de militancia y le abrió un expediente disciplinario al secretario general de la ciudad malagueña, Antonio Navarro, por acoso sexual a una concejala socialista, que ante la falta de respuesta de su partido a las peticiones presentadas durante meses para que interviniera terminó acudiendo al juzgado “porque la situación era insoportable”.

Sánchez niega la “connivencia” con Salazar y ha rechazado que hubiera ninguna intencionalidad en el “error con la velocidad en la interacción” con las víctimas, dos trabajadoras en el complejo de La Moncloa militantes del PSOE que registraron sus denuncias en julio. Desde entonces la Oficina Antiacoso no avanzó en su tramitación y ni siquiera se puso en contacto con ellas. La consecuencia ha sido una tormenta desatada y avivada no por la derecha, sino por cuadros del partido. Referentes feministas como Adriana Lastra, ex vicesecretaria general, y Andrea Fernández, portavoz de Igualdad en el Congreso, han sido las primeras en exigir explicaciones públicas a Ferraz. “Si ya hemos tenido en julio un incendio por el acoso estate atento, estate encima, porque es evidente que es un punto de conflicto”, comparte un secretario de Organización.

Previamente, Pilar Bernabé, secretaria de Igualdad y delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, convocó de urgencia una reunión telemática a las responsables de área de toda España la noche del miércoles que no apaciguó los ánimos. El compromiso fue celebrar una reunión presencial, en teoría la semana que viene. Una prueba de que el encuentro se cerró en falso es que la federación de Navarra, una de las cuatro comunidades que los socialistas presiden, emitió un comunicado reafirmando su compromiso absoluto con la protección de las mujeres. “La prioridad debe ser siempre escuchar, acompañar y situar a las víctimas en el centro”, expresó su encargada de Igualdad, Nuria Medina.

“Tenemos que llegar a Navidades con esto resuelto”, zanja una ministra. Mientras, el PSOE se ha dividido los últimos días entre quienes son partidarios de llevar las denuncias a la fiscalía, como la federación de Asturias aprobó en su ejecutiva y ha pedido tanto en público como en la reunión de Igualdad, para trasladar un mensaje de dureza a la ciudadanía. En particular a las mujeres, su principal electorado, pero también por la gravedad del contenido de las denuncias contra Salazar. Sin embargo, ese camino lo ha descartado Sánchez, con el argumento de que se trata de denuncias anónimas. Dar ese paso correspondería a las denunciantes, que en ese momento revelarían su identidad. El presidente, cuya intención es cerrar el caso la próxima semana, aunque en teoría la Oficina Antiacoso del PSOE es un órgano independiente, se comprometió a culminar el expediente y ofrecerle toda la ayuda y apoyo del PSOE a las denunciantes. “Se les está revictimizando, nada de esto tendría que haber ocurrido”, reprocha una responsable de Igualdad. “Por lo que yo escucho, las compañeras de Igualdad solo pensarán que se ha corregido el error cuando se lleve a fiscalía”, añade un secretario de Organización autonómico.

“¿Dónde está la estrategia y la cabeza de este partido? Es que no lo entiendo?“, porfía una diputada con mucho tirón orgánico, que subraya que una de sus preocupaciones es que ”no dejan de ser hechos concretos de gente con mucha responsabilidad y mucha visibilidad, porque el resto de hombres del partido no son así“. “Se tiene que llevar a fiscalía, por la imagen de todos los compañeros. No somos unos puteros ni acosadores“, ruega un miembro de la dirección de la federación valenciana.

La incomodidad de las dirigentes del PSOE no es exclusiva. Es generalizada entre cuadros masculinos de todo el escalafón. “Se podía haber actuado con mayor contundencia y con mayor transparencia”, ya objetó entre semana Javier Fernández, secretario general del PSOE de Sevilla y presidente de la Diputación. “Este episodio no solo es un escándalo: amenaza con corromper uno de los pilares fundamentales del PSOE. Debemos exigirnos una condena sin paliativos y ejemplaridad en la respuesta”, reclamó Javier García, secretario general de La Rioja.

“Estoy horrorizado porque la impresión que hemos dado es que [el caso Salazar] lo hemos adormilado. Nos hace muchísimo daño que seamos tibios en algo así“, indica un secretario provincial de una de las comunidades que afronta elecciones los próximos meses. El gran temor es el desgarro entre el electorado femenino, el gran puntal del PSOE. “Ya nos ha sucedido. En julio tuvimos un bajón demoscópico por el voto femenino y luego se recuperó en seguida. Puede haber ahora otro bajón, pero tenemos una gran hoja de servicios”, confía un ministro.

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Sobre la firma

José Marcos
Redactor de Nacional desde 2015, especializado en PSOE y Gobierno. Previamente informó del Gobierno regional y casos de corrupción en Madrid, tras ocho años en Deportes. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Trabajó en Starmedia, Onda Imefe y el semanario La Clave.
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