El Supremo condena a seis militares a penas de hasta un año de cárcel por vejar y humillar a una compañera
“Las mujeres solo valen para follar y fregar” o “no me extraña que las maten”, le espetaban a la cabo

“Las mujeres solo valen para follar y fregar” o “no me extraña que las maten”, en alusión a las víctimas de violencia de género, son algunas de las frases con las que, durante varios años, cinco cabos y un soldado del Ejército de Tierra acosaron de forma grupal y colectiva a una compañera. La cabo, destinada en el Escuadrón de Apoyo a la Enseñanza de la Academia de Caballería de Valladolid, “fue objeto de manera constante y reiterada tanto de comentarios de carácter denigrante y vejatorio como de gestos ofensivos y desconsiderados, simple y llanamente por el hecho de ser mujer, que le ocasionaron una notable alteración emocional”, según la sentencia dictada por el Tribunal Militar Territorial de A Coruña, que ha ratificado ahora el Tribunal Supremo.
“Cuando alguno de ellos [los condenados] realizaba comentarios [vejatorios], provocaba la risa y las burlas de los demás que, amparados en el grupo, minusvaloraban y empequeñecían a la cabo como mujer”, agrega la sentencia. A veces, la cabo “se callaba y se reía ante estos comentarios, con la intención de restarles importancia. […] Cuando iban referidos a su hijo o a cuestionar su papel como madre, le molestaban especialmente”, relata.
Durante unas maniobras en el campo de Renedo-Cabezón (Valladolid), cuando se encontraban dentro de la tienda modular, uno de los cabos le dijo “rubia te están mirando el culo”, a lo que otro replicó “qué van a mirar si no tiene culo ni tetas”, momento en que ella estalló diciéndoles que estaba harta y no iba a tolerar ningún comentario más sobre su físico, señala la sentencia. A partir de entonces, sus compañeros empezaron a hacerle el vacío, negándole ayuda para descargar un camión, quitándole la colchoneta para dormir cuando se levantó para ir al servicio o respondiéndole con comentarios soeces cuando preguntó si había comida.
La cabo, que en varias ocasiones había pedido que un nuevo destino, “aguantó la situación hasta que ya no pudo más y fue cambiada de puesto, abandonando la sección”, relata la sentencia. El 5 de marzo de 2021, acudió a una teniente psicóloga, quien la encontró “notablemente alterada, llorando de manera que casi no podía hablar y tenía dificultades para expresarse”. La cabo, según la oficial psicóloga, presentaba síntomas de ansiedad y también “sentía cierta culpa, vergüenza e incomodidad en presencia de hombres”. Desde el 25 de mayo al 6 de septiembre de ese año estuvo de baja con un cuadro de “malestar emocional”, sin que se apreciara trastorno psiquiátrico.
Por todos estos hechos, la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo ha ratificado la condena de los cinco cabos –uno de ellos ya no está en el Ejército— y un soldado a penas de entre seis meses y un año de prisión, con la accesoria de suspensión de empleo durante el tiempo de condena, y al pago de una indemnización conjunta de 2.000 euros por daños morales, como responsables de un delito contra los derechos fundamentales y las libertades públicas de los militares, en su modalidad de “acoso por razón de sexo”.
Aunque alguno de los condenados tomaba habitualmente la iniciativa y realizaba los comentarios humillantes y gestos ofensivos, “todos de forma colectiva participaban en los mismos, unos de forma más activa y los demás mofándose y riéndose”, aclara el tribunal. El más veterano permanecía en segundo plano, pero cuestionaba la competencia profesional de la cabo y daba pie a que los demás se metieran con ella y realizaran comentarios despectivos sobre su físico, consintiendo las vejaciones y riéndose también.
El Supremo rechaza que se tratara solo de gestos “triviales e irrelevantes” o de bromas y comentarios festivos amparados por el derecho a la libertad de expresión, como alegaron los condenados en sus recursos. Se trató, por el contrario, de “una conducta reiterada de hostigamiento hacia la cabo por ser mujer, menospreciando tal condición”, con evidente carácter ofensivo y atentatorio contra su dignidad. Solo dos de los condenados enviaron a su víctima un mensaje de WhatsApp pidiéndole disculpas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Archivado En
Últimas noticias
La jueza de la dana rechaza de plano citar a Rufián por mostrar en el Congreso un trozo de cuerda de una niña ahogada
Moreno defiende el “compromiso ético” de los periodistas frente a los pseudomedios
Hacienda requerirá a Salinas Pliego el pago de 51.000 millones de pesos en enero
Ucrania ataca por primera vez a un petrolero de la flota fantasma rusa en el Mediterráneo
Lo más visto
- El Supremo condena a ‘Okdiario’ y a Eduardo Inda por intromisión en el honor de Iglesias al acusarle de cobrar de Venezuela
- Los pagos del Gobierno de Ayuso a Quirón engordan con facturas de hace una década y sin pagar desde tiempos de Cifuentes
- Más de 40 congresistas demócratas piden por carta a Trump que cese en sus “intentos de socavar la democracia en Brasil”
- Los hijos de Isak Andic negocian un acuerdo para pagar 27 millones a la pareja del empresario y cerrar el conflicto por el legado
- Irene Escolar: “Si la gente se droga es porque encuentra en ello una anestesia que necesita. Negarlo es absurdo”




























































