El discurso del rey ahonda la grieta del PP sobre Gaza y aísla a Ayuso en su defensa de Israel
La contundencia de Felipe VI indigna a la ultraderecha mientras el Gobierno cree que Feijóo se equivoca de lado
La Asamblea General de la ONU, monopolizada por la masacre en Gaza, no solo está teniendo repercusiones internacionales muy claras, con Donald Trump y Benjamín Netanyahu cada vez más aislados en un mundo en el que 156 de 193 países ya reconocen a Palestina. También está provocando un movimiento de fondo en España. El discurso del rey Felipe VI en la ONU, en el que no habló de genocidio pero sí fue muy duro contra Israel y defendió el reconocimiento de Palestina, está moviendo el tablero en España y deja cada vez menos espacio al PP, que se ha visto obligado en las últimas semanas a endurecer poco a poco su posición, aunque eso está creando una clara brecha interna.
La principal formación de la oposición se ha partido claramente en dos, con una gran distancia entre Juanma Moreno, que ya habla abiertamente de “genocidio” en Gaza, e Isabel Díaz Ayuso, que dice que España “pagará durante años” esta postura de condena a Israel y ni siquiera defiende ya la solución de los dos Estados, postura histórica del PP. Ayuso además, de forma muy simbólica, este jueves, el día después en que el Rey condenara la “masacre” perpetrada por Israel, se reunió en Madrid con la encargada de negocios de la embajada de este país, esto es, la máxima representante de Netanyahu en España en este momento.
En medio, Alberto Núñez Feijóo hace equilibrios, pero el discurso rotundo del Rey le deja muy poco espacio para no endurecer su posición. Mientras Moreno hablaba en Andalucía de “genocidio”, la mano derecha de Feijóo, Miguel Tellado, señalaba que le corresponde a la Corte Penal Internacional decidir si lo es o no.
Y mientras, la ultraderecha carga en redes contra Felipe VI por acercarse a las posiciones de Sánchez en esta y otras cuestiones, como la inmigración o el cambio climático. El discurso, como es habitual, se hizo de manera conjunta por el Gobierno y La Zarzuela, que da el último toque y fue quien decidió no hablar de genocidio. Pero la ultraderecha acusa al Rey de entregarse a Sánchez. Un eurodiputado de Vox como Hermann Terstch reprochó al Rey “leer un panfleto socialista globalista y totalitario que le ha colocado el felón Sánchez dentro de su programa de destrucción de la Corona”, mientras el líder de la organización ultra Hazte Oír, Ignacio Arsuaga, dijo que era como a Felipe VI “lo hubiera abducido Sánchez”.
El Gobierno, por su parte, está cada vez más convencido de que Feijóo se ha metido en un agujero imposible en este asunto por no haber apostado desde el principio por respaldar la posición del Ejecutivo, que fue de los primeros en reconocer a Palestina, en mayo de 2024. En La Moncloa creen que el antisanchismo ha cegado a Feijóo en esta cuestión, en la que el PP tenía una posición histórica a favor de los dos Estados y muy buena parte de su electorado está tan indignado como la izquierda con la masacre en Gaza. “Vemos que hay dos PP, y Feijóo está en el lado equivocado”, resumen en el Gobierno.
El Ejecutivo hubiera preferido que Felipe VI pronunciara la palabra “genocidio”, como ha hecho Sánchez a diario en sus distintos actos en Nueva York. Pero vista la repercusión del discurso, en La Moncloa están muy satisfechos porque creen que la fotografía que sale de la ONU es la del presidente en la posición mayoritaria en el mundo, en el “lado correcto de la historia”, como suele decir, y un PP enredado por la presión de Ayuso y Aznar hacia posiciones más cercanas a Netanyahu que muy pocos españoles respaldan, según los sondeos.
En La Moncloa creen que la combinación entre la claridad de Felipe VI, que dijo que Israel está realizando en Gaza “actos aberrantes que repugnan a la conciencia humana”, y sobre todo el salto hacia el reconocimiento de Palestina de países gobernados por aliados del PP como Portugal pero también de naciones centrales como Francia y Reino Unido, ha dejado completamente fuera de juego a Feijóo, que ha ido arrastrando los pies en este asunto hasta que la semana pasada finalmente habló por primera vez de “masacre”.
La realidad, insisten en La Moncloa, es tozuda y se va imponiendo, y Netanyahu, con sus ataques, va a ir dejando cada vez más sin espacio a la posición del PP y de cualquiera que rechace la ola de indignación internacional que ha provocado un cambio muy importante en el tono que se ha escuchado este año en la ONU. En Nueva York, la palabra “genocidio” ha sido pronunciada por varios jefes de Estado, especialmente latinoamericanos, africanos y árabes, pero sobre todo la crítica a Netanyahu ha sido muy mayoritaria.
Sánchez hurgó en esa herida interna del PP desde Nueva York al recordar que otro barón popular, el gallego Alfonso Rueda, ya había aceptado de manera enrevesada en el Parlamento gallego la palabra “genocidio” para definir la masacre en Gaza. Los barones populares, que miran los sondeos y ven a una opinión pública cada vez más indignada con Netanyahu, tienen crecientes dificultades para soportar la presión en sus parlamentos, como se vio este jueves en Andalucía, cuando Moreno admitió la palabra genocidio para tratar de tapar esa herida.
Pero la cuestión más de fondo no es solo Gaza. El rey Felipe VI también habló en positivo de la inmigración, en un discurso muy similar al de Sánchez, y totalmente contrario al que hizo el día anterior Donald Trump, que habló de “invasión” como hace Vox. Y también se sumó al discurso del Gobierno sobre cambio climático, igualdad de género, gobernanza de la inteligencia artificial y otras cuestiones centrales de la agenda mundial.
El PP se ha ido acercando a Vox en alguno de estos asuntos, especialmente en inmigración, pero tampoco tiene margen para criticar al jefe del Estado, algo difícil de imaginar en un partido de Gobierno en España.
El Ejecutivo confía así en que la semana de la ONU haya cambiado el campo de juego de la política española para devolverlo a una posición más central en los grandes debates internacionales, aunque la agenda de la oposición sigue marcada por los casos judiciales que afectan a la familia del presidente, donde Feijóo se mueve mucho más cómodo y Sánchez tiene un evidente desgaste, y la debilidad parlamentaria del Ejecutivo, que se ha vuelto a ver esta semana con derrotas en varias votaciones. Todo indica que el Gobierno y el PP seguirán tirando cada uno para el lado que más le conviene en estas dos realidades.
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