Las mentiras de Aldama y sus altavoces mediáticos engordan el ‘caso Ábalos’
El empresario imputado por corrupción remite al juez pruebas que demuestran la falsedad de sus propias acusaciones


El empresario Víctor de Aldama, imputado por corrupción en dos causas penales, miente a granel para engordar el caso Ábalos, una trama de grave corrupción que anidó en el Ministerio de Transportes entre 2019 y 2021. Un mínimo contraste basta para desmontar muchas acusaciones que el imputado Aldama difunde estos días en medios agradecidos y poco dados al contraste.
El presunto corrupto chapotea en el lodazal de sus negocios más sucios y ha embarrado el campo de juego ensuciando no sólo a quienes le ayudaron en su enriquecimiento ilícito —el exministro Ábalos y su asesor Koldo García—, sino también a otros que pasaban cerca aunque ajenos a los hechos investigados. Cuenta para esa misión con la inestimable colaboración de medios afines a la mentira o a las verdades a medias que utilizan el ventilador tóxico de Aldama como arma de destrucción masiva contra el Gobierno de Pedro Sánchez.
Cuando Aldama fue imputado en febrero de 2024 por sus negocios con el Ministerio de Transportes, el empresario guardó silencio durante meses. Pero en octubre de 2024 pasó de imputado, aunque libre por esa causa de corrupción, a encarcelado por el caso hidrocarburos. Fue entonces cuando Aldama puso en marcha una exitosa estrategia de defensa para quedar libre a cambio de denunciar ante el juez corruptelas de medio Gobierno de Pedro Sánchez aportando pruebas con cuentagotas. Pruebas tan endebles que una mínima comprobación convierte a muchas de ellas en patrañas.

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Mordidas en decenas de obras públicas que no adjudicó Ábalos. Aldama sostuvo ante el juez que el Ministerio de Transportes adjudicó irregularmente decenas de obras públicas a cambio del pago de mordidas. Para acreditar su denuncia, el empresario corrupto presentó un manuscrito, supuestamente obra de Koldo García, en el que se podían leer hasta seis nombres de lugares y de empresas supuestamente beneficiadas en las adjudicaciones de esos contratos. El ministerio hizo una comprobación rápida y resultó que una de las seis obras aún no se había licitado; otra lo fue cuando Ábalos ya no era ministro; tres contratos se dieron a la oferta más baja —sin necesidad de ayudas especiales— y el restante fue a la propuesta técnica mejor puntuada. Aldama también presentó un anexo de inversiones de los presupuestos generales del Estado con decenas de obras subrayadas en rosa o en amarillo en función del estado de tramitación, supuestamente delictivo. En ese anexo aparecían obras que no se licitaron siendo Ábalos ministro y otras que ni siquiera se habían llegado a licitar. El juez que instruye el caso, Leopoldo Puente, ya ha advertido en una de sus resoluciones que esas acusaciones de Aldama sobre el pago de comisiones a cambio de adjudicación de obras públicas en el Ministerio de Transporte “no están mínimamente acreditadas”.
El apartamento con señoritas que no pudo usar el ministro Ángel Víctor Torres. Aldama lleva semanas insinuando que alquiló un apartamento en la calle de Atocha de Madrid en noviembre de 2018 que supuestamente usaron Ábalos, García y el ahora ministro Ángel Víctor Torres: “Ese piso lo pago yo y lo busco yo para encuentros con señoritas que nada que tienen que ver con una reunión empresarial”. El juez instructor solicitó a Aldama las pruebas y el empresario entregó ayer el recibo del alquiler del apartamento del viernes 9 de noviembre de 2018 a las 16.00 hasta el sábado 10 de noviembre de 2018 a las 11.00. El ministro desmontó el nuevo bulo de Aldama. Torres estuvo todo el viernes 9 de noviembre en las Islas Canarias. Primero en Tenerife, donde presentó una enmienda a la totalidad contra los Presupuestos del Gobierno canario, y luego (a las 20.00) voló a Gran Canaria, donde pasó la noche. Al día siguiente voló a Madrid, donde aterrizó a las 10.30 y desde allí se desplazó a Fuenlabrada para asistir al acto del PSOE después de las 11 de la mañana, cuando el piso de la calle Atocha ya no estaba alquilado por Aldama.
Las cuentas en República Dominicana de media docena de ministros, el fiscal general del Estado y Begoña Gómez: nula credibilidad. Víctor de Aldama acudió a la cadena Cope para soltar un nuevo bulo amplificado por medios habituales en ese afán. Aldama había “visto pantallazos” que demostraban que la mujer del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, tenía una cuenta con seis millones de dólares en República Dominicana. También guardaban sus fortunas en bancos de aquel país media docena de ministros de Pedro Sánchez y hasta el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz. “Existe una denuncia de un particular en Fiscalía con sello de entrada y con fecha del 13 de enero. Yo tengo copia de esa denuncia y del listado de cuentas. Este particular lo tiene muy bien atado. He visto la trazabilidad de las cuentas. Es algo que me parece que hay que investigar y que me parece gravísimo”, denunció Aldama en la cadena Cope. A esas horas, la Fiscalía Anticorrupción ya había investigado y archivado la denuncia por su “nula credibilidad”: “Los documentos aportados no corresponden con los de ninguna entidad bancaria, pues la información recogida no tiene como soporte documentos de los bancos a los que se refiere, son documentos confeccionados por un tercero que siguen un mismo patrón o forma de elaboración pese a tratarse de entidades distintas, todos en castellano y sin ningún signo distintivo de la marca o nombre de la entidad bancaria”, señaló el fiscal jefe Anticorrupción Alejandro Luzón en el decreto de archivo.
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