Muere otro traficante en una persecución con la Guardia Civil en la desembocadura del Guadalquivir
Se trata del segundo accidente mortal que se produce en este mes en las escaramuzas entre barcos que transportan droga y lanchas policiales

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El tripulante de una narcolancha cargada con droga falleció la noche de este lunes en el transcurso de una persecución con una embarcación de la Guardia Civil en la desembocadura del Guadalquivir. El accidente se ha saldado con otro ocupante de esa lancha herido y dos detenidos, según han confirmado fuentes de la Comandancia de Cádiz. El suceso, ocurrido a 20 millas al sur, es el segundo con resultado mortal que ocurre en el Estrecho en menos de un mes, después del pasado 7 de febrero, en el que otro supuesto traficante murió en un choque con otra lancha policial frente a las costas de Tarifa.
El suceso ocurrió pasadas las 21.45 de la noche de este lunes, después de que la embarcación de la Guardia Civil Río Tiétar avistase a una semirrígida de tres motores “con fardos en su interior y tripulada por cuatro personas”, según ha explicado Manuel González, portavoz de la comandancia gaditana. La lancha de la Guardia Civil, perteneciente al Servicio Marítimo del Estrecho pero con base en Cádiz, inició una intervención para apresar a los ocupantes de la lancha. Por causas que no ha especificado el instituto armado, en el transcurso de la persecución, uno de los ocupantes de la embarcación perseguida cayó al agua.
Fue entonces cuando al hombre se le lanzaron “distintos medios de salvamento”, como un flotador salvavidas, un cabo, una boya y chalecos. Incluso un agente de la Guardia Civil saltó para intentar rescatarlo, pero fue empujado, según el relato del instituto armado. “Rechaza la ayuda”, asegura González en un vídeo remitido a los medios de comunicación, “y resulta fallecido por causas que tienen que determinar los servicios sanitarios”.
En la intervención también resultó herido otro de los ocupantes de la semirrígida que viajaba con droga. De hecho, el hombre fue trasladado en un helicóptero desde la zona del suceso, a unas 20 millas de la desembocadura del río, hasta un hospital de la zona. Además, la persecución se ha saldado con dos personas detenidas y el decomiso de la lancha y la droga, aunque la Guardia Civil no ha precisado la cantidad y el tipo de estupefaciente intervenido.
Las persecuciones en el mar entre agentes y narcos son habitualmente operaciones de gran peligrosidad, como así llevan años alertando agentes dedicados a puestos del Servicio Marítimo de la Guardia Civil. Eso ha hecho que el goteo de muertes en estas escaramuzas sea relativamente habitual. Sin embargo, en el último año el número de accidentes mortales en el mar ha crecido. En el último año, son ocho las personas fallecidas en diversos accidentes entre embarcaciones. Entre ellos, se encuentran los dos guardias civiles que murieron en el ataque de una narcolancha contra una lancha en el puerto de Barbate el pasado 9 de febrero de 2024.
Hace apenas 11 días, el pasado 7 de febrero, otra persecución marítima acabó en suceso mortal. En aquella ocasión, el accidente que aún se investiga ocurrió a 10 millas del puerto de Tarifa. Un hombre natural de Barbate falleció en un choque entre la embarcación recreativa en la que viajaban —en la que transportaban bolsas de hachís— y una lancha de la Guardia Civil. El fallecido se sumaba al muerto registrado el 14 de noviembre de 2024. En aquella ocasión, el accidente ocurrió en la desembocadura del río Guadalquivir, en el transcurso de una persecución entre una patrullera de la Guardia Civil y cinco narcolanchas, de la que una resultó accidentada con una vía de agua.
Otros tres accidentes en el Estrecho, ocurridos en enero, junio y septiembre del año pasado, se saldaron también con supuestos narcos u ocupantes de embarcaciones de la droga fallecidos en persecuciones que acabaron en choques y accidentes. Fuentes de la Fiscalía Antidroga ya llevan tiempo alertando de la peligrosidad de trasladar la lucha contra el narco al mar, donde las altas velocidades que emplean las narcolanchas (superiores a los 100 kilómetros a la hora) convierten cualquier movimiento en susceptible de acabar en sucesos mortales.
A eso se suma la mayor presencia de este tipo de embarcaciones de la que llevan meses alertando los agentes, escamados también por la mayor cantidad de cocaína decomisada en el Guadalquivir. “No te puedes imaginar la cantidad de gente que hay ahora en el mar, también con el petaqueo (suministro de combustible). Antes respetaban las normas del juego, ahora no paran y arriesgan más de la cuenta”, asegura un agente implicado en este tipo de persecuciones en el mar.
Buena parte de estas escaramuzas, como la de resultado mortal de este lunes, se producen en las inmediaciones del Guadalquivir. Después de unos años de relativa calma en el que los portes de droga se trasladaron al Campo de Gibraltar, el endurecimiento de los controles policiales activado por el Ministerio del Interior en 2018 provocaron una dispersión de la actividad por toda la costa andaluza. Eso hizo que el Guadalquivir reactivase su actividad en los portes de hachís, alentada por la orografía de caños y marismas que facilitan las descargas de droga bien entrado el río, a la altura de la provincia de Sevilla. Entre diciembre y enero, la Guardia Civil ha decomisado hasta 19 toneladas de cocaína en diversas operaciones, una cantidad inaudita que ha llevado a Fiscalía Antidroga y agentes a preguntarse si la introducción de polvo blanco en narcolanchas antes dedicadas al hachís provocará el incremento de la peligrosidad de la zona.
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