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Albares defiende ante el nuevo líder sirio el levantamiento de sanciones

“Son de otro momento”, ha defendido en Damasco el ministro, que ha prometido seis millones en ayuda humanitaria

José Manuel Albares, junto a Ahmed Al Sharaa, este jueves en Damasco.Vídeo: EPV
María Martín

El Consejo de la Unión Europea debe decidir por unanimidad si, tras la caída del régimen de Bachar el Asad el pasado 8 de diciembre, levantará las sanciones que asfixian a Siria. España, tras su primer acercamiento a las nuevas autoridades del país, ha reforzado su posición. El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, se ha reunido este jueves con el presidente de facto, el excombatiente Ahmed al Shara, y ha defendido el fin de las sanciones para ayudar en la reconstrucción del país. De forma progresiva y con condiciones, pero el ministro ha argumentado que eran contra el régimen y no contra los nuevos líderes ni el pueblo sirio y que los dirigentes que han tomado el poder transmiten “garantías” de que cumplirán con varios compromisos importantes para lograr el apoyo de la UE.

Albares se ha ido de Damasco tras prometer algunas ayudas, un pequeño impulso en el ingente esfuerzo de reconstrucción que necesita el país. El jefe de la diplomacia española ha anunciado 11 millones para apoyar la reconstrucción y la crítica situación de un país en el que, según Unicef, hay más de cinco millones de personas, entre ellas tres millones de niños, que necesitan ayuda nutricional. En ese paquete habrá seis millones destinados a ayuda humanitaria, 1,6 millones para ayuda alimentaria, una primera partida de tres millones de euros para los refugiados y medio millón de euros para apoyar el proceso de rendición de cuentas con el que se pretende depurar los crímenes del sangriento régimen y reparar el daño causado a las familias de las víctimas.

El Palacio del Pueblo, en Damasco, una de las residencias oficiales donde el dictador El Asad coleccionaba Rolls Royce y Ferraris, tiene nuevo inquilino y buena parte del mundo está pendiente de lo que va a hacer. El líder de los grupos armados que gobierna ahora el país se ha instalado en esta especie de búnker de mármol y cemento y grandes ventanales y ha emprendido una maratoniana carrera de recepciones a líderes de Oriente y Occidente. Nadie quiere quedarse fuera de la nueva Siria, pero casi todos quieren influir en cómo va a ser. Al Shara no tiene cargo oficial, pero está al mando de una transición que, según él mismo transmite, pasará por unas elecciones en el corto plazo.

Albares ha asegurado que ha transmitido a Al Shara con “franqueza” sus preocupaciones acerca de esta nueva era, entre ellas las relacionadas con el futuro de las mujeres, las minorías religiosas y étnicas, el control de las armas químicas o la destrucción de laboratorios ilegales de drogas. “Las respuestas que he recibido me dan garantías de que el camino que se quiere recorrer es el que España plantea”, ha indicado.

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, durante una visita a la prisión siria de Sednaya, este jueves, en Damasco.
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, durante una visita a la prisión siria de Sednaya, este jueves, en Damasco.David Melero y Luay Albasha / Europa Press (David Melero y Luay Albasha / Eu)

A pesar de las recientes visitas de dirigentes occidentales (Italia, Alemania y Francia en las dos últimas dos semanas), hay nervios en Palacio. Y todo son órdenes. No se puede andar rápido, ni llevar mochilas a la espalda, ni moverse de la esquina reservada para las cámaras. Tampoco se puede pisar la mullida alfombra roja recién estrenada que dos hombres peinan constantemente. No se pueden hacer fotos a partir de determinado punto ni retratar a Al Shara antes de que salude a su invitado. La forzada disciplina de los periodistas españoles acaba siendo celebrada por la comitiva siria.

La multitudinaria delegación española contrasta con la siria compuesta por Al Shara y dos hombres más. El presidente de facto ha dejado atrás sus camisas verde militar y el turbante y viste un traje gris oscuro y corbata negra. La indumentaria no es un detalle menor, sino que ha sido interpretado como un gesto de apertura y diálogo por parte de la diplomacia occidental. “No están cerrados y eso es buena señal”, se escucha en la comitiva del ministro español. En su reunión posterior con líderes religiosos y mujeres, el ministro escuchó sus preocupaciones de cara al futuro, sus peticiones para que se levanten las sanciones y no hubo quejas sobre los nuevos detentores del poder, según fuentes conocedoras del encuentro.

Las expectativas ante la apertura de los rebeldes, sin embargo, están contenidas. Preguntado por si España abogará por que Hayat Tahrir al Sham (HTS), el grupo que lidera Al Shara y que derrocó al régimen, deje de ser considerado un grupo terrorista (así lo estiman Estados Unidos y Naciones Unidas), el ministro ha desviado la pregunta: “Soy partidario de actuar gradualmente y no desaprovechar este momento”.

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Sobre la firma

María Martín
Periodista especializada en la cobertura del fenómeno migratorio en España. Empezó su carrera en EL PAÍS como reportera de información local, pasó por El Mundo y se marchó a Brasil. Allí trabajó en la Folha de S. Paulo, fue parte del equipo fundador de la edición en portugués de EL PAÍS y fue corresponsal desde Río de Janeiro.
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