España, dispuesta a reforzar al Ejército libanés para consolidar el alto el fuego con Israel
Albares emprende este miércoles un viaje a Siria y Líbano, adonde irá la ministra de Defensa la semana próxima
España está dispuesta a contribuir al reforzamiento de las Fuerzas Armadas Libanesas (LAF, por sus siglas en inglés) para que estas puedan sustituir a Hezbolá en el sur del país y consolidar el alto el fuego que concluye el próximo día 26, según fuentes gubernamentales. España se ha incorporado al Comité Técnico Militar (TMC) del que forman parte Francia, Italia, Alemania y Reino Unido y que tiene como objetivo permitir que el Ejército libanés se convierta en la única fuerza armada al sur del país y desplace a la milicia chií. Las deficiencias de las LAF son tan graves que España las ha apoyado suministrándoles raciones de comida para alimentar a los soldados, pero ahora está dispuesta a dar un paso más y facilitarles equipamiento e incluso instrucción.
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, visita este miércoles Beirut en una gira que le llevará también a Damasco al día siguiente: mientras que la semana próxima será su colega de Defensa, Margarita Robles, quien viaje a la capital libanesa y la base Miguel de Cervantes, en Marajayún (al sur del país). El jefe de la diplomacia española tiene previsto reunirse con el nuevo presidente de Líbano, el general cristiano maronita Joseph Aoun, el del Parlamento, el chií Nabih Berri, y el primer ministro en funciones, el suní Nayib Mikat, quien será sustituido por Nawaf Salam, hasta ahora presidente del Tribunal Internacional de Justicia. Albares se encontrará también con el jefe de la Fuerza Interina de Naciones Unidas (Unifil), con 10.000 cascos azules, el general español Aroldo Lázaro.
Líbano vive pendiente del alto el fuego que entró en vigor el 27 de noviembre y que preveía que las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) se retirasen de Líbano en un plazo de 90 días, mientras que los milicianos de Hezbolá deberían replegarse al norte del río Litani. Fuentes militares españolas reconocen que ninguna de las dos partes ha cumplido este compromiso: las tropas de Israel solo se han retirado de un tercio de la zona, donde ya se ha desplegado el Ejército libanés, pero Hezbolá sigue en el sur. Las LAF no solo tienen graves deficiencias materiales sino que, según la legislación libanesa, se ocupan también de garantizar el orden público, por lo que su traslado desde otras partes del país plantea graves problemas.
A pesar de que Israel no ha cesado sus ataques durante la tregua —la IDF alega que sus objetivos son posiciones de Hezbolá—, fuentes gubernamentales españolas confían en que esta se prorrogue y consolide, permitiendo un despliegue completo de la LAF, con el respaldo de los países del Comité Técnico Militar y de Estados Unidos. El objetivo es que mientras tanto se negocie un tratado de paz que debe incluir la delimitación de la frontera terrestre entre Líbano e Israel, aun por acordar.
Con la visita de Albares, España busca posicionarse en Oriente Medio. Su relevancia en la región, aunque con una influencia limitada, ha ganado credibilidad con sus posiciones ante la guerra de Israel y Gaza. En el último año, España ha reconocido el Estado de Palestina (mayo de 2024) o se ha sumado a la causa abierta en el Tribunal Internacional de Justicia contra Israel por genocidio (junio de 2024). “La imagen de España siempre ha sido buena en Oriente Medio, se le ha visto como un país amigable, pero ahora mismo está en máximos históricos y todo tiene que ver con la posición española hacia Gaza. España ha marcado una diferencia y se le escucha más”, mantiene Haizam Amirah Fernández, analista especializado en el mundo árabe contemporáneo.
El jefe de la diplomacia española llegará a Beirut en un momento de cambios y grandes desafíos para el futuro del país. Pendiente del alto el fuego, el Parlamento de Líbano acaba de elegir como nuevo presidente al general Joseph Aoun, candidato favorito de EE UU y de Arabia Saudí, tras más de dos años de bloqueo político en los que el poder de la milicia Hezbolá ha sido decisivo. Aoun, a su vez, designó este lunes como primer ministro a Nawaf Salam, hasta ahora presidente de la Corte Internacional de Justicia. Salam tiene el mandato de formar un nuevo gobierno y reconstruir un país sumido en una severa crisis económica agravada tras 14 meses de guerra entre Israel y Hezbollah.
El jueves, en Damasco, el ministro se encontrará con su homólogo y con Ahmed al Shara, el líder de Hayat Tahrir al Sham (HTS), el grupo islamista que encabezó la ofensiva que derrocó al régimen de Bachar el Asad hace tan solo cinco semanas. Aunque haya abandonado a los yihadistas y moderado sus opiniones, la HTS está considerada una organización terrorista por los Estados Unidos, la Unión Europea, el Reino Unido y las Naciones Unidas. Está por ver el papel que asume en la transición hacia la democracia del país. Sin cargo oficial, Al Shara es el presidente de facto de Siria que, en los últimos días, ya ha recibido a los ministros de Exteriores de Francia, Alemania e Italia.
El repentino cambio de Gobierno en Siria ha forzado un debate urgente en la comunidad internacional: el levantamiento de sanciones impuestas al país en respuesta a las atrocidades de la dictadura de El Asad. Los líderes y diplomáticos occidentales se han apresurado en visitar Damasco y conocer a los protagonistas de un derrocamiento histórico, pero muestran menos urgencia en acabar con las sanciones.
España forma parte del grupo de seis países europeos que han reclamado que la UE suspenda temporalmente las sanciones en áreas como el transporte, la energía o el sistema bancario, que facilitaría el envío de remesas de los sirios en Europa, según ha publicado la agencia Reuters este lunes. La discusión sobre la relajación de las sanciones está prevista oficialmente en una reunión de los ministros de Exteriores en Bruselas el próximo 27 de enero. La Unión estudia levantar los embargos siempre que el país garantice la protección de las minorías, los derechos de las mujeres y muestre ciertos compromisos en cuestiones de seguridad y defensa.
Las contrapartidas son criticadas por algunos analistas. “Muchos compartimos que las sanciones eran contra el régimen de El Asad y no contra el país ni el pueblo sirio”, mantiene Amirah Fernández. “Siria necesita que las sanciones se levanten urgentemente y, en caso de que los nuevos gobernantes hagan cosas horrorosas, podría plantearse imponer otras, pero es absurdo que la UE se autoexcluya de la construcción de la nueva Siria. Si lo hace, otros actores la reemplazarán”, explica el analista.
Mientras tanto, la crisis humanitaria en Siria presenta cifras estratosféricas. Tras 14 años de guerra, el país tiene problemas generalizados de abastecimiento de agua y electricidad —el Estado proporciona menos de cuatro horas de energía al día— y a los cerca de seis millones de refugiados huidos del país, se suman ahora 627.000 nuevos desplazados internos. Más de siete millones de niños que necesitan ayuda humanitaria urgente y un 40% de hospitales y centros de salud inutilizados, según Unicef.
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