Navarra busca la fórmula para que drones y helicópteros puedan actuar juntos en las emergencias
El Gobierno foral se une a investigadores y a una empresa privada para mejorar los rescates con ambos tipos de aeronaves, que actualmente no pueden volar a la vez
Imagine cualquier emergencia: un incendio, el rescate de un senderista perdido o la necesidad de salvar a miles de ciudadanos tras un fenómeno como la reciente dana. Los drones con cámaras térmicas, fundamentales para localizar personas, no pueden operar si hay un helicóptero en el aire por el elevado riesgo de colisión, ya que es muy difícil verlos desde la aeronave. Son, sin embargo, dos de las herramientas más útiles para lograr el éxito en un rescate. ¿Por qué hay que prescindir de una de ellas? Esta es la pregunta fundamental que se han planteado los 52 socios que participan en el proyecto europeo U-elcome que, gestionado por la organización europea de seguridad aérea Eurocontrol y desarrollado por España, Francia e Italia, busca elaborar una normativa que permita coexistir de manera segura a drones y otras aeronaves tripuladas. El Gobierno de Navarra es el primero de España que se ha implicado en este reto, aliándose con la universidad y una empresa privada.
En concreto, el Ejecutivo foral se ha unido a la Universidad Pública de Navarra (UPNA), al centro tecnológico público Naitec ya la empresa tudelana Fuvex para realizar pruebas con drones y un helicóptero de emergencia y conseguir validar las aplicaciones informáticas que se diseñan dentro del proyecto europeo. El pasado noviembre, lograron un simulacro exitoso de rescate de un senderista en Montejurra (Estella).
El éxito de este proyecto beneficiará a los servicios de emergencia y, también, a las empresas que están invirtiendo en el desarrollo de los drones que, en un futuro, llevarán un paquete al jardín de casa o trasladarán a los empleados al trabajo. En España, son varias las comunidades autónomas que están trabajando en la definición de esta nueva normativa de espacio aéreo compartido de aviación tripulada y no tripulada, pero solo en Navarra se ha implicado el Gobierno autonómico, confirma Jesús Villadangos, catedrático de la UPNA.
“Para poder tener ese espacio compartido de drones seguro en el futuro, el llamado U-space, se están desarrollando aplicaciones informáticas para poder tener todo centralizado y ubicado en una web con mapas en los que podamos ver dónde hay drones y donde hay aviones”, detalla Andrés Ábrego, investigador de la unidad de movilidad y experto en drones de Naitec, un centro tecnológico público especializado en movilidad.
“La primera duda que le surge a una persona cuando se compra un dron y quiere hacerlo volar es ¿esto se puede volar aquí? Y cuando la gente se informa, se encuentra con que hay pegas de todos los tipos y colores”, explica Daniel Cano, inspector de la Policía Foral. El motivo es evidente: un dron ocupa el espacio aéreo y puede provocar incidencias con otras aeronaves tripuladas. Y no solo se refiere a las aproximaciones y despegues de la aviación comercial en los aeropuertos. También hay que tener en cuenta, añade Pablo de Porcellinis, responsable técnico de proyectos y experto en regulación en Fuvex, que, aunque “el espacio determinado para drones en la categoría sencilla de nivel de riesgo, el denominado very low level, está por debajo de los 120 metros y ahí no suelen volar aeronaves tripuladas, hay determinados tipos de maniobras en las que sí pueden coincidir”.
De Porcellinis se refiere, por ejemplo, a cuando un helicóptero baja a recoger agua a un pantano durante un incendio o cuando desciende por debajo de esa cota para rescatar a una persona. En la actualidad, “es el piloto el que tiene que controlar que no haya una invasión del espacio de nadie”, explica. En el caso de que haya cualquier problema, debe ejecutar “las maniobras de emergencia o de contingencia o de lo que haga falta”. Es un sistema más inseguro que el U-space, que permitirá crear espacios de control en los que un gestor, una especie de torre de control, sepa en todo momento qué aeronaves ―tripuladas o no― están en el aire. Esto le habilitará para emitir una alerta y obligar a los drones a tomar tierra o, por qué no, pedirles que colaboren en tareas de rescate.
Esto es precisamente lo que está probando la empresa Fuvex, que trabaja inspeccionando el tendido de líneas eléctricas. El objetivo es que, si fuera necesario, los drones de esta empresa puedan participar en la búsqueda de una persona perdida en un área boscosa. En esta línea, amplía Villadangos, se quiere desarrollar una herramienta de coordinación que garantice que “las distintas operadoras de drones puedan volar por una zona para localizar a una persona perdida sin acercarse demasiado entre ellas o al helicóptero”. En otras palabras, apunta Cano, se trata de desarrollar un software de geoconsciencia con el que “cada aeronave le esté diciendo a las otras y al sistema de gestión dónde se encuentra para evitar colisiones, generar alarmas, consejos de aterrizaje o de cambio de nivel de vuelo, etc”.
Parecen proyectos muy a futuro, pero ya se están implementando, insiste Cano. “En la dana, en particular, ha habido una absoluta invasión del espacio aéreo por parte de drones de todos los cuerpos policiales que han ido a ayudar y que se han coordinado in situ con los propios móviles y con mensajes de WhatsApp en los que se decían dónde estaban y dónde no estaban”. Por ejemplo, prosigue Cano, la Armada puso al servicio de las autoridades drones con densímetros, “porque si en un sitio hay una densidad de barro de 20 centímetros, igual no buscas, pero si hay tres metros sí, porque igual tienes un coche entero dentro”. Si hubiera existido este software de gestión del tráfico aéreo, se hubiera podido garantizar una mayor seguridad a estas interacciones.
Todavía quedan cuestiones por detallar, pero por ahora ya se sabe que, cuando la normativa se apruebe en España, el operador o piloto de drones que quiera volar en un entorno U-space deberá conectarse a un proveedor de servicios U-space (USSP) que, a su vez, trasladará toda la información al proveedor único de servicios de información común (CISP), manejado por Enaire, la entidad pública española que gestiona el espacio aéreo.
Si el operador o piloto quiere volar en esos espacios, explica Ábrego, deberá realizar una reserva a través del USSP, al que enviará la información de su dron. Eso hará que la aviación que haya alrededor sepa “que estás ahí”. Queda por definir, no obstante, cuáles serán esos entornos concretos. Los USSP son, aclara de Porcellinis, “como los controladores aéreos”. No marcarán por dónde debe ir cada aeronave, pero sí “te van a decir si puedes operar o no a esa hora en la ruta planteada y luego podrá ver si hay una operación de emergencia desplegada y decidir si cancelar operaciones, pedir la colaboración de otros drones o que solo puedan volar los autorizados para esa operación en concreto”.
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