Las asesinas de Isabel Carrasco se arrepienten por primera vez del crimen y lamentan “el daño causado”
Montserrat González y Triana Martínez, madre e hija, fueron condenadas por matar a la presidenta de la Diputación de León en 2014
Las dos condenadas por el asesinato de la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco, en 2014, se han disculpado por el crimen por primera vez desde la muerte de la política en la capital leonesa. Montserrat González y Triana Martínez, madre e hija de 69 y 45 años, fueron condenadas a 22 y 20 años de prisión por el asesinato organizado de la alto cargo del PP y se encuentran en la cárcel de Villabona (Asturias), desde donde han remitido una misiva hacia el juez responsable de su situación. Las mujeres han pedido “disculpas sinceras, plenas y absolutas por los hechos” por los que fueron condenadas, y han prometido no causar dolor o molestia a la familia de Carrasco. El abogado de las implicadas ha negado que esta actitud responda a intereses de permisos penitenciarios.
La carta al juez la ha adelantado El Norte de Castilla, informando sobre un documento remitido el pasado 9 de diciembre. La carta expresa una “reflexión profunda y sosegada” tras casi 11 años desde el suceso, con aproximadamente la mitad de las penas cumplidas, y a continuación presentan cinco puntos donde comunican sus supuestos arrepentimientos y buenas voluntades. “La violencia no debe ser nunca el medio de dirimir controversias de ningún tipo”, sostienen en el texto, oponiéndose en esas líneas a “cualquier clase de acción que no sea pacífica y utilizando los cauces que la sociedad y el Estado de derecho nos suministra”. De este modo, piden “disculpas sinceras, plenas y absolutas por los hechos por los que fuimos condenados” y se ofrecen a “los perjudicados para cuanto pudieran necesitar”. González y Martínez se presentan “conscientes del dolor causado” y muestran su “más absoluta convicción, y promesa, de que nuestro comportamiento nunca jamás será doloroso para terceras personas”. Por aquellos hechos también fue condenada otra mujer, Raquel Gago, por su implicación en la operación saldada con la muerte de la presidenta de la Diputación de León.
Los escritos, idénticos y firmados por ambas, se dirigen al juzgado de Vigilancia Penitenciario de Oviedo, quien tiene la capacidad para decidir sobre la situación carcelaria de las mujeres internas en la penitenciaría de Villabona (Asturias). Ambas fueron detenidas en la tarde del 12 de mayo de 2014, fecha en que fue asesinada Isabel Carrasco, y llevan en la cárcel prácticamente desde entonces, pasando por tres penales distintos y compartiendo celda en ellos. En los últimos meses, se las trasladó a Asturias. Sus primeros años privadas de libertad se caracterizaron por malos comportamientos que se traducían en sanciones internas. Solo han salido de la prisión para asistir al funeral del esposo y padre respectivamente de las condenadas, fallecido en noviembre de 2020.
El abogado de las dos mujeres, Fernando Pamos de la Hoz, ha manifestado que la conducta de sus defendidas no se corresponde con el interés en obtener beneficios penitenciarios ni ninguna autoridad les ha exigido actuar así. El letrado, en declaraciones a Europa Press, ha reivindicado que Martínez ha obtenido permisos durante dos años “por unanimidad” entre los responsables de Villabona y que estas solicitudes han sido desestimadas por el juzgado “por la gravedad de los hechos” por los que fue encerrada. Pamos de la Hoz ha achacado estas cartas a que “la gente se arrepiente de lo que ha hecho” y ha negado que tengan conexión “con la responsabilidad civil” derivada del asesinato. “Ni la Fiscalía, ni la Junta de Tratamiento les exige que pidan perdón”, ha asegurado el jurista, pues esas disculpas “no son requisito para nada” en cuanto a obtener beneficios con sus condenas o dentro del centro penitenciario.
La investigación reveló que el móvil del asesinato consistió en la mala relación entre la víctima y la madre y la hija, que la culpaban de que Triana Martínez viera truncada su experiencia laboral en la Diputación leonesa. De este modo, ambas se compincharon con Gago y urdieron la compra de dos armas, una de las cuales fue utilizada por la madre, Montserrat González, para disparar por la espalda a la política cuando cruzaba un puente sobre el río Bernesga en la ciudad de León. Las tres fueron detenidas poco después.
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