Robles y Díaz cargan ante el Rey contra Mazón: “Es una deslealtad con el Ejército”
En la reunión en Torrejón, Felipe VI evitó reproches y reivindicó el trabajo de los militares
Los ministros llegaban a la reunión en la base aérea de Torrejón, sede de la Unión Militar de Emergencias (UME), con las declaraciones de Carlos Mazón en la COPE aún calientes. Después de una semana en la que había evitado las críticas al Gobierno, al contrario que su líder, Alberto Núñez Feijóo, el president de la Generalitat había cambiado de estrategia y se había lanzado en tromba contra el Ejecutivo, al que había responsabilizado de todas las decisiones que se tomaron el día crítico, el que estalló la emergencia con más de 200 muertos. Pero además, había dicho que él no era el responsable de que el Ejército hubiera tardado en desplegarse, porque una vez que pidió auxilio a la UME, eran ellos los que debían decidir cuántos efectivos enviaban. Esto entraba en contradicción con lo que venía diciendo el propio Mazón, que ha ido aumentando la petición de más refuerzos de militares con el paso de los días.
Los ministros estaban muy indignados, y aunque la reunión del Comité de crisis esta vez contaba con la presencia del rey Felipe VI, algunos fueron especialmente vehementes. Sobre todo, según confirman varios de los presentes, Margarita Robles, la principal aludida, como máxima responsable del Ejército, al ser la ministra de Defensa, y Yolanda Díaz, la vicepresidenta segunda y máxima representante política de Sumar.
Robles estalló ante sus colegas en la propia sede de la UME, y ante el jefe del Estado. “Es una deslealtad con el Ejército”, recuerdan que dijo alguno de los presentes. Robles se quejó amargamente del tono de Mazón, porque ella en todo momento ha explicado que el Ejército estaba listo para actuar desde el primer momento y esperando que la Generalitat, que está al mando de la crisis porque así lo que ha querido su president, que podía haber decretado el nivel 3 y entregado el control al Gobierno central, pero no lo ha hecho.
Después, en una línea similar aunque en un tono más técnico, el general jefe de la UME, Javier Marcos, insistiría en esta idea que trasladan en privado otros ministros: la UME, en el caso de una tragedia como esta, está a las órdenes del poder político, en este caso de la Generalitat, que es quien le dice en qué zonas puede entrar y cuando, para coordinarse con otras fuerzas y decretar las necesidades más urgentes. “Yo puedo tener 1.000 soldados en la puerta de la emergencia, pero no puedo entrar legalmente hasta que el director de la emergencia me autoriza”, resumió Marcos en una rueda de prensa en La Moncloa. Varios ministros explican que la Generalitat compartimentó las zonas y decidió en cuáles entraba la UME y cuáles no desde un principio.
La otra ministra que mostró su indignación con Mazón fue la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. Ella, según varios de los presentes, fue la que realizó un discurso de contenido más político sobre esas declaraciones y habló de “quiebra de la lealtad institucional” y de deslealtad con el Ejército y el propio Gobierno. La vicepresidenta se mostró especialmente molesta con la actitud de Mazón un día después de los incidentes graves que se vivieron en Paiporta, que ella calificó como de la máxima gravedad en una democracia, porque hubo violencia directa contra las más altas autoridades, el jefe del Estado, el presidente del Gobierno y el de la Generalitat.
Según estas fuentes presentes, Felipe VI, como es lógico, no entró a la cuestión política de fondo y mantuvo su papel institucional, así que evitó cualquier mención expresa a lo que había dicho Mazón, con el que había compartido escenario el día anterior en los incidentes en Paiporta. Pero el Rey, aprovechando que estaba en la UME y que estaba presidiendo allí el Comité de Crisis, sí hizo una reivindicación, según varios ministros, de la labor del Ejército, de la Guardia Civil, de la policía, y de todos los servidores públicos implicados en la gestión de la crisis. Algunos ministros creen que ese respaldo y la propia fotografía del Rey en la sede de la UME, en un día en el que Mazón está diciendo que son sus responsables los que decidieron cuántos medios mandaban y dónde, es simbólica.
El que no quiso entrar al choque, ni siquiera en esta reunión privada y sin micrófonos, según los ministros consultados, fue el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. El jefe del Ejecutivo hizo un discurso más de gestión y de reivindicar la tarea realizada y agradecer su trabajo a los servidores públicos, pero sin entrar en el combate político con Mazón. Sánchez ha decidido no entrar a la batalla política porque cree que los ciudadanos no apoyan ese tipo de cuestiones en este momento. El sábado ya dijo que habrá tiempo de analizar las “negligencias”, en un claro apunte de lo que puede venir en el futuro, pero insistió en que ahora es momento de la unidad.
Sánchez, según personas que hablaron con él este lunes, aún está muy dolorido por el fuerte golpe que recibió en la espalda con un palo que no es el que se ve en las imágenes, de madera y que apenas le da, sino con otro más contundente, de metal, que sí le dio de lleno. El presidente no ha necesitado atención médica, según estas fuentes, pero sí tiene un golpe fuerte y mucho dolor, aunque el mismo día de los altercados no quiso comentarlo con los periodistas, a los que de nuevo se acercó para hacer una declaración sin admitir preguntas, como después haría este lunes también Feijóo.
A pesar de esta tensión evidente entre las dos administraciones, Gobierno y Generalitat, después del giro de estrategia de Mazón, en la esfera pública, en la privada la coordinación sigue funcionando y este lunes se pusieron en marcha las primeras reuniones con la presencia de siete ministros, como había reclamado Mazón. En la reunión clave, a la que asistió Ángel Víctor Torres en Valencia, el president llegó una hora tarde, pero los presentes no trasladan una tensión importante, sino más bien un ambiente de trabajo y de coordinación de todas las gestiones necesarias para ayudar a los afectados y tratar de recuperar la normalidad lo antes posible. A pesar de lo que se traslada en público, sobre todo después de estas declaraciones de Mazón, el contacto entre las dos administraciones es permanente desde el pasado martes. Ministros y consejeros hablan continuamente y de hecho, según fuentes del Ejecutivo, ha sido La Moncloa la que ha ido presionando a Mazón para que reclamara más efectivos, que finalmente ya han alcanzado este lunes, según el Gobierno, la cifra de 7.800 militares desplegados en la zona, 1.800 policías y 176 guardias civiles.
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