Sánchez ve con “enorme tristeza” que México haya abierto una crisis diplomática con España “por el interés político de alguno”
El presidente retrasará los Presupuestos hasta pasar los congresos de Junts y ERC
El Gobierno español no logra comprender por qué un Gobierno del que pretende ser amigo, como el mexicano, también de ideas progresistas, según ha explicado en Nueva York el presidente, Pedro Sánchez, lo ha llevado a una situación “inaceptable” que ha derivado en una crisis diplomática muy grave en la que ningún miembro del Ejecutivo acudirá a la toma de posesión de Claudia Sheinbaum, una situación inédita, “como protesta por la exclusión” del rey Felipe VI de ese acto protocolario de la máxima relevancia para las relaciones entre países.
Sánchez, muy molesto, ha explicado abiertamente que cree que detrás de este movimiento del Gobierno mexicano hay motivos políticos internos, esto es, que Sheinbaum y especialmente el actual presidente, Andrés Manuel López Obrador, han decidido por cuestiones de política interna buscar un enfrentamiento con España. Sánchez se ha mostrado especialmente dolido porque esta crisis se produce con México, “un país hermano”, y con un Gobierno progresista. “Detrás de todo esto hay una enorme tristeza porque dos pueblos hermanos, por el interés político de alguno, no podamos tener las mejores relaciones entre los pueblos y entre dos Gobiernos progresistas que compartimos valores y probablemente políticas”.
Respecto a la cuestión de fondo, esto es si España debería pedir perdón o hacer una revisión histórica sobre la conquista americana, como reclama México para invitar al Rey, Sánchez no ha querido entrar mucho y lo ha esquivado reivindicando lo bien que se portó México con el exilio español tras la Guerra Civil. “España ya ha fijado una posición de empatía con la sociedad mexicana, lo ha hecho el jefe del Estado. Siempre he manifestado a México nuestra enorme gratitud porque el presidente Lázaro Cárdenas no solo acogiera a cientos de miles de españoles que huían de la guerra y la represión franquista, sino que incluso puso barcos para traerlos. Con el debate de inmigración que estamos teniendo ahora, imaginen hoy, fue un gesto revolucionario. Yo me siento más cerca a esos principios y valores. Yo reivindico ese México”, aseguró. “Es una lástima que se trate de utilizar la figura de Felipe VI en una polémica que no obedece al sentir de la sociedad española. Nuestro propósito es defender a las instituciones y no aceptar la exclusión”, del Rey, insistió.
El presidente español ha evitado el tono de choque diplomático y ha hablado en todo momento con gran respeto a México y desde una posición de duelo frente a una crisis que Madrid no quería y que coloca a La Moncloa en una posición muy difícil, puesto ya tiene un enfrentamiento abierto por motivos diferentes con el ultraderechista argentino Javier Milei, tiene una tensión muy fuerte con Nicolás Maduro, que incluso acusa al Ejecutivo español de intentar matarlo, y ahora se enfrenta a una crisis profunda con México de difícil salida porque el Gobierno está obligado a defender al jefe del Estado.
“España considera a México como un país hermano. Nos parece inaceptable que se excluya la presencia de un jefe del Estado que ha participado en todas las tomas de posesión, ya antes como príncipe y ahora como rey. No podemos aceptar esta exclusión. Por eso hemos decidido la ausencia de cualquier representante del Gobierno en señal de protesta por una exclusión inaceptable e inexplicable por el grado de relación que tiene México con España. Sentimos una enorme frustración, nosotros también somos un gobierno progresista, pero parece que no podemos normalizar nuestras relaciones con México”, se lamentó el presidente.
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, que acompaña a Sánchez en su estancia en Nueva York, ha pedido este mismo miércoles comparecer en el Congreso “para informar sobre las decisiones adoptadas respecto a la representación de España en la toma de posesión de la nueva Presidenta de México”, según el escrito remitido a la Cámara baja. .
Era la primera vez que Sánchez hablaba públicamente de la decisión estratégica de retirar la senda de déficit para abrir una negociación con Junts e intentar pactar los Presupuestos. Sánchez ha dejado claro algo que ya señalaban en el Gobierno en las últimas semanas, esto que el Ejecutivo asume que tendrá que retrasar los Presupuestos a la espera de que se resuelvan los congresos de Junts, en octubre, y de ERC, a finales de noviembre. Esto retrasaría las Cuentas al año que viene, y por tanto habría que hacer una nueva prórroga aunque fuera breve, pero el Gobierno asume que eso no es un problema político relevante siempre que tenga Presupuestos para 2025, porque ya no logró tenerlos en 2024 y tuvo que prorrogar los de 2023. Lo que no parece que se pueda retrasar tanto es la votación de la senda de déficit, que ahora se está negociando con Junts, porque las comunidades necesitan que se apruebe o se tumbe definitivamente (en ese caso valdría legalmente la senda anterior, más restrictiva para las autonomías) para poder hacer sus Presupuestos.
Sánchez ha sido muy claro cuando le han preguntado sobre el congreso de Junts. “No hacemos política en el vacío, tendremos que esperar no al congreso sino a los congresos de los socios parlamentarios que tenemos”, ha dicho ampliando ese retraso no solo al grupo de Carles Puigdemont, que se resuelve en octubre, sino también al de ERC, que llegará en noviembre. Sánchez ha cambiado el tono ahora que se ha abierto una nueva negociación con Junts. Hasta hace poco, el presidente casi asumía la posibilidad de que se tumbaran las Cuentas e insistía, como aviso a navegantes, en que él iba a seguir adelante con o sin Presupuestos porque tiene mucha tarea política que desarrollar y tres años de investidura para hacerlo. Es lo que vino a decir en su última rueda de prensa, en un viaje a China, cuando matizó las palabras del Comité Federal en las que había dicho que seguiría adelante “con o sin el concurso del poder legislativo”. Pero ahora el presidente ha hecho un giro, ha retirado la senda de déficit y multiplica los gestos con Junts para buscar ese acuerdo, por tanto el mensaje claro que manda el Gobierno es que cree que es muy relevante sacar estos Presupuestos para seguir adelante.
“El Gobierno no va a renunciar a la tarea de presentar unos Presupuestos. Es importante contar con una senda que sea aceptada por la mayoría. Hemos retirado la propuesta para dar una oportunidad al acuerdo. El plan A del Gobierno de España es aprobar los Presupuestos. Y eso es lo que vamos a tratar de hacer con todos los grupos. Paso a paso, primero vamos a la senda de estabilidad”, ha explicado. Sánchez ha aprovechado para meter presión al PP, que tiene la intención de rechazar la senda de estabilidad que es beneficiosa para sus comunidades. Según los cálculos del Gobierno, las autonomías perderían 12.000 millones de euros si no sale esta senda de déficit y se aplica la anterior, más restrictiva para ellas. “El gobierno pone 12.000 millones más para las comunidades y las gobernadas por el PP miran para otro lado cuando su partido dice que va a votar en contra. ¿Qué son 12.000 millones? Es el gasto en vivienda de todas las autonomías en seis años. El gasto anual en productos farmacéuticos. Un año de salarios de todos los profesores de preescolar y primaria. Es la atención de 5,2 millones de personas más en atención primaria. Supondría doblar la inversión en pobreza infantil. Piden más financiación y no exigen al PP que apruebe la senda. Es una enorme hipocresía”, clamó.
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