Alvise, al empresario que le dio 100.000 euros: “Necesito fondos que no requieran ser controlados por el Tribunal de Cuentas”
El intercambio de mensajes entre el ya eurodiputado y el creador de un “chiringuito financiero” evidencia que el primero recibió ese dinero por promocionar negocios presuntamente fraudulentos
“Con un buen acuerdo de colaboración, tus proyectos podrían llegar a muchísima más gente y yo financiar con seguridad y holgura mi campaña sin la problemática de la persecución estatal”. Alvise Pérez, líder de Se Acabó la Fiesta (SFLF), ofreció a Álvaro Romillo, conocido en las redes como Luis Cryptospain, responsable de Madeira Invest Club (MIC), un acuerdo para promocionar sus negocios presuntamente fraudulentos a cambio de garantizar financiación opaca para la campaña de las elecciones europeas del pasado 9 de junio, en las que el primero obtuvo tres escaños.
Así figura en el escrito que Romillo ha presentado ante la Fiscalía General del Estado, adelantado por elDiario.es, en el que se pone a disposición de las autoridades judiciales “a fin de colaborar en el caso de que estos hechos fueran constitutivos de delito” y se compromete a facilitar todos los datos necesarios para la investigación.
El creador de este “chiringuito financiero”, como él mismo lo califica, revela que Alvise le dijo que necesitaba entre 300.000 y 360.000 euros para su campaña electoral, en “fondos que no requieran ser controlados por el Tribunal de Cuentas”, y que él le entregó 100.000 euros a cambio de que el activista promocionara los servicios virtuales de sus empresas entre los cientos de miles de seguidores que tiene en las redes sociales.
En su escrito, Romillo reconoce que desde 2021 se dedica asesorar y particulares y empresas para que pudieran eludir el pago de impuestos. Montó una estructura societaria que comercializaba obras de arte digital y artículos de lujo, prometiendo beneficios de hasta el 53%, mediante transacciones ocultas al fisco, sin control alguno de la identidad de los inversores o el origen de los fondos. A través de la sociedad Sentinel, ofrecía también el intercambio de efectivo y criptomonedas entre particulares y el depósito de fondos en 5.000 cajas de seguridad opacas. “Estas operaciones”, reconoce, “no constan en ningún registro, ni están fiscalizadas, por cuanto los intercambios que se realizan son anónimos”.
Según el intercambio de mensajes entre ambos a través de la aplicación Signal aportados a la Fiscalía, fue Alvise quien se puso en contacto el pasado 29 de marzo con el experto en elusión fiscal para pedirle asesoramiento. El 6 de abril, Avise participó en un acto en el Hipódromo de la Zarzuela que presentó en sus redes como un mitin preelectoral, aunque se trataba de un evento de promoción de los productos de Madeira Invest Club, una sociedad que, igual que su matriz, Proelucyon LLC, domiciliada en Nuevo México (EE UU), ya había sido objeto el 23 de mayo de 2023 de una alerta de la Comisión Nacional del Mercado de valores (CNMV), quien avisó de que no tenían permiso para realizar actividades reservada a las instituciones de inversión colectiva.
Según Alvise, su sintonía con Romillo era plena. “Tu discurso es absolutamente idéntico al mío contra el Estado. [...] Me gustaría que sugirieras iniciativas de raíz para defender las criptodivisas y la autonomía financiera del Estado de cara al programa electoral”, le escribió al día siguiente. Esa frase era solo el preámbulo de un listado de peticiones, que desgranó a continuación. “Mis necesidades son: tráfico y alcance. Fondos que no requieren ser controlados por el Tribunal de Cuentas […] Fondos para el partido (6 actos, logística, propaganda y publicidad que a mí el [tribunal de] Cuentas no me permite pagar de mi bolsillo por ley de financiación de partidos Políticos)”. Y añadió: “Tengo que afrontar ciertas multas por revelación de secretos contra el Estado y Protección de Datos (corruptos, pedófilos y ex altos cargos gubernamentales) y la liquidez me permite afrontarlas, hacer crecer el partido y prepararnos para objetivo de lograr 5 escaños [en el Congreso] en 2026 y optar a ser llave de gobierno (algo relativamente alcanzable con la actual fragmentación política)”.
Los servicios del experto financiero comenzaron el 4 de abril, cuando el activista le propuso la creación de una wallet con Qr (billetera electrónica) para pagar de manera anónima y encriptada a sus informantes. Tres días después, le pidió que abriera otra donde pudiera recibir un ingreso de 10.000 euros y, en los días siguientes, que le crease y tutorizara cuatro para recaudar fondos de sus seguidores. Son las que publicitó en su canal de Telegram el 25 de mayo. “Me dice que gran parte del gasto digital se puede pagar en criptomonedas, pero que no [las] sabe utilizar y que si me ocupo de la cuenta cripto se fía de mí”, asegura Romillo en su escrito a la Fiscalía. “Como voy a renunciar al 100% del sueldo público [anunció que sortearía su retribución como eurodiputado] me viene bien también para financiar la aventura política. […] El cash es irrastreable”, alegó Alvise.
El 16 de mayo, el activista escribió alarmado que el Parlamento europeo acababa de prohibir las wallets de autocustodio. “El pago anónimo por encima de los 3.000 euros está prohibido entre usuarios y por encima de los 10.000 entre negocios. Increíble. Están perdiendo la cabeza”, exclamó indignado.
Pese a la colaboración de su experto en cripto, la captación de fondos no avanzaba al ritmo deseado. El 26 de mayo, Romillo, el único que tenía acceso a las cuentas, le informó de que habían recaudado más de 7.000 euros. “¡Qué bueno!, pero va demasiado lento. El tiempo me come para los pagos de campaña”, se lamentaba Alvise. “Nos urgen fondos para la campaña: digital, físico, audiovisual, propaganda, logística, etc., ¿Crees que si lo mueves en tu comunidad se animaría la gente que ya sí entiende de criptos?”, preguntó el activista a su asesor financiero. Alvise cifró sus necesidades “entre 300.000 y 360.000 euros” y Romillo le tranquilizó: “Creo que puedo lograrlo”.
Finalmente, este último le anunció el 27 de mayo que se pasara por la sede de su empresa en Madrid para recoger 100.000 euros en efectivo, a lo que Alvise contestó eufórico: “100% Me posibilitas una parte urgente de la campaña. Mil gracias tío”.
“Dicha cantidad se la entrega uno de mis empleados del Sentinel el mismo día entorno a las 16.00 horas. […] Tras recibir confirmación por parte de mi empleado de que efectivamente entregó esa cantidad, escribo al Sr. Pérez para reconfirmar, respondiéndome que todo Ok y que 100.000 gracias”, continúa el escrito del empresario al fiscal.
Como contraprestación, Romillo pidió a Alvise que se hiciera un vídeo en la puerta de su empresa, tras recoger el dinero, para promocionar sus productos. Cambian de idea y en las semanas siguientes debaten la posibilidad de grabar un vídeo publicitario en Ibiza o en un barco en Barcelona con la presencia de varios influencers, aunque no acaban de ajustar sus agendas. El 24 de junio, Alvise invita a su mecenas a acudir al Parlamento Europeo, donde está a punto de tomar posesión de su escaño. “Me gustaría conectarte con lobbies que puedan interesarte en Europa y dar alguna charla allí si te interesa”, le dice. Un mes antes ya le había expuesto su plan: “Las encuestas me dan hasta dos eurodiputados. Si logro entrar {…] podríamos hacer lobby masivo sobre las criptodivisas y la independencia fiscal. Me encantaría”.
El plan se frustra cuando las cuentas de MCI en Portugal son bloqueadas y su entramado societario se desmorona. Romillo reconoce que no puede hacer frente a los compromisos que ha asumido con sus clientes y atribuye la ruina de sus negocios a sus peligrosas relaciones con Alvise. Decide confesarlo todo a la Fiscalía.
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