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Los barones del PP optan por el pragmatismo con Sánchez frente a la voladura de puentes de Génova

En contraste con el discurso exaltado de la dirección nacional del PP, Moreno y Rueda abren un cauce de normalidad con el líder socialista

Pedro Sánchez recibe este viernes en La Moncloa a Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente de la Junta de Andalucía © Claudio Alvarez
Pedro Sánchez recibe este viernes en La Moncloa a Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente de la Junta de Andalucía © Claudio AlvarezClaudio Alvarez
Elsa García de Blas

El viernes, cuando la olla a presión entre el PP y el Gobierno parecía a punto de explotar, y mientras la dirección del PP acusaba de “fascismo” al Ejecutivo de Pedro Sánchez, al que solo unas horas antes había implicado en un golpe de Estado chavista en Venezuela, se abrió una grieta de normalidad. Un destello.

En La Moncloa, el presidente de Galicia y sucesor de Alberto Núñez Feijóo en la Xunta, Alfonso Rueda, se dirigió con los máximos respetos al líder socialista, que es demonizado como un autócrata por varios de sus compañeros del PP. “Agradezco esta reunión”, dijo Rueda en una comparecencia de prensa en la sede del Gobierno tras un encuentro de hora y media a solas con Sánchez. “Yo la había solicitado reiteradamente. No tuve ninguna duda. Había un viaje programado a Brasil y, siendo importantes los objetivos del viaje, era más importante la reunión con el presidente de mi país. Ha tenido lugar y lo celebro”, manifestó el barón gallego, que también se refirió a Sánchez como “el presidente de mi nación”. Con la misma música de Rueda se expresó después sobre el presidente socialista el andaluz Juan Manuel Moreno Bonilla, que insistió en “la obligación personal e institucional” de todos los mandatarios autonómicos de atender la llamada del jefe del Ejecutivo.

Los barones del PP se marcharon de La Moncloa confesándose en privado sorprendidos porque en sus encuentros, Sánchez no hubiera tratado de tenderles ninguna trampa con la financiación autonómica, como les había advertido insistentemente Isabel Díaz Ayuso. Sencillamente, confirmaron ambos, no ocurrió. El presidente no les planteó como señuelo ninguna oferta individual sobre quitas de sus deudas autonómicas. Tampoco cedió en su reclamación de que la financiación se trate en la próxima Conferencia de Presidentes. Ellos tratarán de forzar el debate en ese foro multilateral, pero ese tira y afloja e incluso las discrepancias, de calado, sobre el concierto económico para Cataluña, se expresaron sin hipérboles y sin las acusaciones de autoritarismo contra el presidente que reitera en paralelo la cúpula popular.

Mientras el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, clamó sobre el plan de regeneración de Sánchez el miércoles en el Congreso que “no se veía una cosa así desde Franco”, Rueda y Moreno Bonilla desarrollaron con normalidad una relación institucional con el presidente socialista. El contraste entre los dos discursos en un mismo partido fue absoluto. Frente a la ruptura de puentes de Génova con el Gobierno, los barones del PP, centrados en las necesidades prácticas de sus territorios, optaron por un enfoque pragmático. El presidente gallego pactó con el líder socialista la puesta en marcha inmediata de la Comisión mixta de transferencias del Estado con Galicia, para avanzar en el traspaso de competencias. Rueda y Moreno Bonilla hablaron con Sánchez de la gestión de la inmigración, de infraestructuras y de los recursos que necesitan para sufragar la dependencia.

La ronda de Sánchez con los presidentes autonómicos (12 de los 17 pertenecen al PP) pone de relieve que el PP enfrenta un dilema interno entre dos estrategias: la del tono moderado de los presidentes autonómicos centrados en la gestión diaria de sus territorios, salvo Ayuso, y la exaltada y agresiva de la dirección nacional encabezada por Feijóo.

El jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, recibe en La Moncloa al presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, esta semana.
El jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, recibe en La Moncloa al presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, esta semana.ZIPI ARAGON (EFE)

Esta dualidad se manifiesta sobre todo en el debate de la financiación autonómica. Génova (con ayuda de Ayuso) forzó una declaración conjunta de todos los barones en la que estos se comprometían a no abordar ninguna negociación bilateral con el Gobierno, aunque todos se quejan de la infrafinanciación de sus servicios públicos. Y, a la vez que en esa declaración pedían una inyección directa de 18.000 millones de euros, la dirección nacional ha avanzado que el Grupo Parlamentario Popular en el Congreso votará en contra esta próxima semana de la senda de estabilidad. Esa decisión de Génova implicará que los Gobiernos autonómicos y Ayuntamientos del PP no puedan disponer de 5.000 millones de euros, según cálculos del Ejecutivo central. Algo parecido ocurrirá, perjudicando los intereses económicos de las autonomías, si tampoco salen adelante los Presupuestos Generales del Estado, a los que todo indica que el PP también se opondrá.

Sin cuestionar a la dirección nacional de su partido, Rueda y Moreno Bonilla manifestaron en cambio su deseo de que las cuentas públicas salgan adelante. “El presidente tiene una responsabilidad de arbitrar mayorías”, dijo sobre Sánchez el barón andaluz en La Moncloa: “Yo no soy responsable del grupo popular. Le pido al presidente que busque esas mayorías y que lo haga no aplicando el rodillo, sino aplicando el diálogo”.

Pese a todo, nada indica que la estrategia de oposición de la cúpula del PP vaya a cambiar. Incluso tras el patinazo de Esteban González Pons acusando al Gobierno progresista de “estar implicado” en un golpe de Estado chavista en Venezuela, que después desmintió el candidato opositor Edmundo González. Aunque fuentes de la dirección popular reconocen en privado el error de haber caído en ese tipo de exageraciones, en el núcleo duro de Feijóo descartan un viraje. El viernes, tras el resbalón, se decidió zanjar el asunto y cambiar el paso del monotema venezolano, pero en Génova son escépticos sobre que lo sucedido vaya a frenar las hipérboles. La dualidad de estrategias de la dirección y los barones persistirá, ante el riesgo de que termine por desatar tensiones.

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Sobre la firma

Elsa García de Blas
Periodista política. Cubre la información del PP después de haber seguido los pasos de tres partidos (el PSOE, Unidas Podemos y Cs). La mayor parte de su carrera la ha desarrollado en EL PAÍS y la SER. Es licenciada en Derecho y en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid y máster en periodismo de EL PAÍS. Colabora como analista en TVE.
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