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El PSOE mantiene sus lazos con PNV y Junts pese a los cortejos del PP y las votaciones perdidas

Los socialistas presumen de asentar la gobernabilidad en el Congreso al ganar las votaciones legislativas frente a las derrotas simbólicas de la oposición de derechas

La presidenta de Junts, Laura Borràs, el secretario general del partido, Jordi Turull, y el portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, en la reciente Diada.
La presidenta de Junts, Laura Borràs, el secretario general del partido, Jordi Turull, y el portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, en la reciente Diada.Quique García (EFE)

El Gobierno del PSOE y Sumar ha comenzado esta semana la actividad parlamentaria en el Congreso con un par de derrotas simbólicas, muy similares a cómo ocurrió antes del verano, pero nadie en ninguno de esos dos partidos de la coalición transmite ninguna preocupación o nerviosismo al respecto. Tampoco por el hecho de que esos toques de atención los hayan provocado un desmarque puntual del PNV, que rápidamente aclaró al Gobierno en privado y públicamente que ese distanciamiento y coincidencia con el PP era “coyuntural y casual”, o por una ausencia de los diputados de Junts, cada vez más imprevisibles. El Gobierno defiende que sus puentes siguen intactos con PNV y Junts y así lo ha contrastado el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, con ambos socios de investidura. El PP, sin embargo, transmite que quiere cortejar más a ambos grupos para provocar más derrotas parlamentarias al Gobierno y subrayar su debilidad ante el poder legislativo, especialmente en el ámbito económico, en vísperas de la ardua negociación de los Presupuestos.

Desde el comienzo de la XV legislatura, la gran brecha para el Gobierno en el Parlamento es y sigue siendo la misma: los siete parlamentarios de Junts. El resto de sus aliados han mostrado una mayor fidelidad que en la pasada legislatura, cuando pasaron grandes apuros para aprobar cuestiones como la reforma laboral o algunas prórrogas del estado de alarma, e incluso se sacó la investidura de Sánchez por un solo voto de diferencia. En ese contexto, en aquella legislatura el Ejecutivo propulsó más de 215 iniciativas legislativas.

En este mandato la situación, pese al ruido y los aspavientos parlamentarios del PP, no está siendo muy diferente. De los 26 textos legislativos directamente auspiciados por el Ejecutivo y votados en el pleno hasta este jueves, ERC, EH Bildu y PNV los han respaldado todos. El BNG solo le ha fallado una vez y Podemos, dos. Junts, en cambio, se ha desmarcado en ocho de esas ocasiones, el doble que una fuerza que habitualmente no se considera parte de los aliados del Gobierno como Coalición Canaria. El Gobierno también se vio obligado a retirar la Ley del Suelo, aunque en este caso era su propio socio minoritario, Sumar, el que estaba en contra, y el PSOE se encontró con el rechazo de todos sus aliados a una proposición presentada por su cuenta desde el grupo parlamentario para endurecer las penas a los proxenetas.

De la treintena de derrotas sufridas por el Gobierno en el pleno, las que han tenido mayores consecuencias sobre el proceso legislativo han sido el reciente fracaso y parón de la reforma de la ley de extranjería, el del primer intento de la de amnistía y el de un decreto para modificar el subsidio de desempleo. En todas ellas, la falta de apoyo de Junts -y en el último de los casos también el de Podemos- resultó decisivo. Tanto la amnistía como la reforma del subsidio salieron posteriormente adelante tras negociar cambios en los textos.

La mayoría de las derrotas gubernamentales se han producido en mociones o proposiciones no de ley, meros pronunciamientos sin ningún valor legal, como ha sucedido esta misma semana. Y en muchos casos, ni siquiera afectaron al conjunto de las iniciativas, sino a algunos puntos concretos. El PP ha ensayado a menudo la estrategia de pedir que se voten por puntos ese tipo de iniciativas para facilitar alguna derrota puntual de las fuerzas del Ejecutivo y engordar así la estadística. En cambio, desistió de hacer lo mismo con la propuesta sobre Venezuela, una vez garantizado el apoyo del PNV, pese a que varios de sus puntos hubiesen contado también con el apoyo del PSOE.

En el pleno de este miércoles, el PP logró una victoria muy simbólica al prosperar su proposición no ley, y por tanto no imperativa, para instar al Gobierno a reconocer a Edmundo González como presidente electo de Venezuela, en contra de la prudencia que quiere imponer el Ejecutivo de Pedro Sánchez para ir de la mano con el resto de los países de la Unión Europea. La propuesta triunfó gracias al apoyo final del PNV al ya prestado antes por Vox, UPN y Coalición Canaria. Al PNV no le agradó nada esa alianza circunstancial, por las interpretaciones políticas y mediáticas que se construyeron en Madrid, y salió al paso de inmediato para precisar que ese respaldo asentado en razones históricas y emocionales sustentadas en la importante comunidad vasca de ese país, no significaba nada más y mucho menos algún desmarque con el Ejecutivo o una aproximación al PP de Feijóo. Ese mensaje, sin embargo, no caló todo lo que el PNV hubiera querido y este jueves el portavoz parlamentario, Aitor Esteban, insistió para despejar cualquier duda: “Mientras cumplan con lo acordado, ahí estaremos”, señaló en una entrevista en Antena 3, aludiendo al acuerdo de investidura que se mantiene intacto entre el PSOE y el PNV.

Para remachar esa posición de “normalidad” en sus relaciones, el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, y el propio Esteban han mantenido este jueves una comida con el ministro Bolaños en Madrid, como suelen hacer más veces durante el año. La cita de este jueves estaba apalabrada desde julio y la fecha fue fijada hace un par de semanas, según fuentes del partido vasco, y por tanto se desliga de las votaciones registradas esta semana en el Congreso y de “la lectura que de las mismas ha hecho un sector de la opinión pública”.

El PNV ha querido así rebajar la trascendencia política de esos reveses parlamentarios de esta semana y recuerda que sus efectos jurídicos son nulos. Esteban, eso sí, dio por hecho que el Ejecutivo de Sánchez seguirá sufriendo derrotas de este tipo en el Congreso, al encontrarse en una posición precaria, con una base parlamentaria en la que resulta “muy difícil poner de acuerdo a todo el mundo todas las veces”. Pero pidió distinguir “entre lo que va a Boletín [BOE] y lo que no va a Boletín”, es decir, la actividad legislativa y otras iniciativas como mociones y proposiciones no de ley que son meros “pronunciamientos”. Lo que sí recomendó Esteban a Sánchez, dada la fragilidad de su posición en el Congreso, es que sea “selectivo” en los proyectos de ley que envía a las Cortes y se conforme con “poca cosa”.

Estas quejas y lamentos del PNV sobre las maneras de negociar del Gobierno no son muy diferentes de los de otros partidos, socios habituales o eventuales. En Junts, enfrascados en definir su propio futuro y liderazgo, sí han avisado numerosas veces que apoyarán solo lo que convenga a Cataluña, pero el ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, mantuvo este mismo miércoles una charla en la zona de Gobierno del Congreso con la portavoz de esa formación, Míriam Nogueras, para reafirmarle que sus puentes y contactos siguen en marcha y vigentes. Desde Junts se especificó que esas conversaciones no han fructificado aún en nada, ni sobre la reforma de la ley de extranjería ni sobre el proyecto de presupuestos del Estado para 2025, pese a las presiones para que esas reformas avancen de parte del empresariado y la patronal catalanas.

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