Lo que queda de Ciudadanos: seis diputados autonómicos, otros seis europeos, dos millones de euros y una sede de una planta
PP y CS concurrirán por separado a las elecciones catalanas y europeas al no haber alcanzado un acuerdo
La treintena de miembros del Comité Nacional de Ciudadanos se han visto este viernes de Dolores las caras a través de la pantalla del ordenador o del móvil en una reunión telemática. También crucial. Una cita extraordinaria en la que el secretario general de CS, Adrián Vázquez, pretendía salvar su estrategia de diluirse en el PP como formación y decir adiós a un partido que pudo gobernar y cayó después al abismo. Pero en ese abismo aún quedaban seis diputados del Parlamento catalán, encabezados por el portavoz, Carlos Carrizosa, que se negaba en rotundo a disolverse. Aunque el parlamentario catalán no era el único, pues a su guerra se había sumado buena parte de la militancia en Cataluña y otros cargos que aún quedan esparcidos por el resto de España, principalmente en los ayuntamientos, donde CS aún conserva unos 300 ediles. Además de antiguos dirigentes y de parte de las bases.
Ese comité nacional se formó en enero del año pasado después de las primarias por el liderazgo del partido, que enfrentaron a la lista de Vázquez con la del exportavoz parlamentario Edmundo Bal. Pero algunos de los 30 dirigentes que inicialmente integraron el órgano decisorio se habían ido marchando, principalmente porque la mayoría perdió su cargo público en las elecciones autonómicas y locales del 28 de mayo y de las generales del 26 de julio, como la exlíder Inés Arrimadas. Otros, como la exvicealcaldesa de Madrid Begoña Villacís, se mantenían.
Vázquez llevaba meses desarrollando la operación de una papeleta en común para las elecciones europeas del 9 de junio con el PP. Próximo a los eurodiputados populares Esteban González Pons y Dolors Montserrat, ya lo tenía prácticamente hecho cuando el presidente catalán en funciones, Pere Aragonès, adelantó la convocatoria electoral autonómica. Ahora la estrategia tenía que ser común. Alberto Núñez Feijóo se había marcado como meta la integración de dos de los tres partidos —el PP, Ciudadanos y Vox— en los que la derecha se ha dividido en los últimos años. Y ni Carrizosa ni otros miembros del partido estaban dispuestos a esa oferta, sino a un frente constitucionalista amplio como una gran coalición para el 12-M.
Tras la ruptura del acuerdo, el Comité Nacional ha acordado este viernes concurrir de manera separada a las urnas catalanas del 12-M y a las europeas. “Desde Ciudadanos manifestamos, ahora más que nunca, nuestro firme compromiso para ofrecer una alternativa política a los electores de Cataluña y en la próxima contienda europea, por medio de la defensa del Estado de derecho, la Constitución, nuestros valores liberales, y las reformas que urgentemente necesita nuestro país”, dice el comunicado. Pero antes tendrá que hacer un proceso de primarias para elegir a los candidatos. El día 8 de abril es el día tope para inscribir las candidaturas en las urnas catalanas. La mayoría de encuestas ya publicadas le otorga cero escaños en las próximas elecciones autonómicas de Cataluña, que vio nacer y crecer de manera fulgurante a la formación desde 2006.
“El PP quería garantías por el ruido. Y se acabó”, cuentan fuentes cercanas a Vázquez sobre la reunión de este viernes. “Eso ha truncado una negociación que podría haber salido adelante. Adrián ha explicado que nunca buscó una integración y que se buscó un acuerdo hasta el final que no ha sido posible. Ellos querían garantías y no hemos llegado ni con una oferta encima de la mesa”. La mayoría de fuentes presentes en la reunión califican el encuentro de “tranquilo” y centrado en la explicación de Vázquez de cómo se había frustrado el acuerdo ante la imposibilidad de una coalición con el PP.
CS conservaba junto a Vázquez a otros cinco eurodiputados, como Jordi Cañas o Eva Potcheva, que en los últimos meses se han afanado en atacar la ley de amnistía desde las instituciones europeas. Fuentes de Ciudadanos en Cataluña estaban dispuestos a que en los comicios europeos la fórmula sí fuese la de integración bajo las siglas del PP, porque el Parlamento Europeo ofrece la posibilidad de ocupar un escaño con el grupo liberal y no con los populares europeos.
El partido se había mudado en junio del año pasado de la imponente sede de la madrileña calle de Alcalá de cinco pisos a un piso en Príncipe de Vergara de una planta. Poco antes el mismo Comité Nacional decidió no concurrir a las elecciones generales del 23-J, después de un desastroso resultado en los comicios autonómicos y locales del 28-M. Tampoco conservaban el escaño de Francisco Igea en las Cortes de Castilla y León, pues el procurador se enfrentó a la dirección nacional tras la decisión de no presentarse a las urnas generales junto a Bal. Ambos iniciaron una corriente con duras críticas contra Vázquez, a quien acusaban de no concurrir para quedarse así el dinero de las arcas del partido y continuar a flote hasta las elecciones europeas. Después de numerosos despidos, la formación contaba aún con colchón económico de unos dos millones de euros, según fuentes del partido.
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