El Ayuntamiento de Sevilla limpia ‘ipso facto’ una pintada a favor de Palestina a orillas del Guadalquivir
El alcalde califica como “hecho despreciable” el grafiti que se realizó a lo largo de la pasada noche
El muro que se levanta junto al río Guadalquivir en la calle Betis de Sevilla ha aparecido esta mañana con una pintada con enormes letras negras a favor del pueblo palestino. El grafiti ha irritado al alcalde de Sevilla, el popular José Antonio Sanz, que ha reaccionado en su cuenta de X: “Vamos a combatir el vandalismo y endurecer las sanciones para que no se repitan hechos despreciables como este”, ha señalado el regidor que también advertía de que el mensaje sería borrado a lo largo de la mañana. Y desde primera hora, operarios de Lipasam, la empresa municipal de limpieza, se han puesto manos a la obra para eliminarlo.
La pintada en la que se podía leer: “Palestina libre”, fue realizada durante la noche del miércoles al jueves. Esa parte del Guadalquivir, parapetada por las casas del barrio de Triana, es una de las más fotografiadas de la ciudad. El grafiti era perfectamente visible desde la otra orilla. “No podemos consentir ataques al patrimonio y pintadas que destrozan nuestra imagen”, finalizaba el alcalde su mensaje en redes sociales.
Vamos a combatir el vandalismo y endurecer las sanciones para que no se repitan hechos despreciables como éste.
— José Luis Sanz (@jlsanzalcalde) October 26, 2023
La pintada estará quitada a lo largo de la mañana.
No podemos consentir ataques al patrimonio y pintadas que destrozan nuestra imagen. pic.twitter.com/0R6rCkchS6
La rapidez con la que ha reaccionado el Ayuntamiento ha sorprendido a los vecinos de los barrios del casco antiguo que llevan conviviendo con pintadas y grafitis en sus fachadas desde hace meses. “Mi casa está hecha un desastre y cada vez pintan más arriba y aquí nadie hace nada, será porque no son pintadas políticas o porque igual el edificio no está a la vista de los turistas”, se pregunta con ironía Alberto, vecino de la calle Moravia.
Brigadas antigrafiti
Las pintadas en el centro de Sevilla, el casco histórico más grande de Europa, se han convertido en uno de los principales quebraderos de cabeza del Ayuntamiento. El anterior alcalde, el socialista Antonio Muñoz, inició poco antes de las elecciones municipales la contratación de un servicio para la protección del paisaje urbano arquitectónico de la ciudad mediante la eliminación de pintadas vandálicas y manchas de pintura en fachadas, muros y paramento. Esta brigada antigrafiti ―con un presupuesto de 2.600.000 euros y un plazo de ejecución de dos años, prorrogables― se ha tramitado bajo el paraguas del nuevo equipo de gobierno y se acaba de aprobar esta misma semana y se suma al servicio de limpieza de fachadas públicas y de edificios abandonados que Lipasam llevaba desarrollando desde 1995.
La nueva brigada se coordinará con la de la empresa municipal de limpieza y priorizará las actuaciones de eliminación de pintadas y manchas de pintura, en los espacios urbanos protegidos, en los entornos de los Bienes de Interés Cultural o inmuebles con algún tipo de catalogación.
El nuevo regidor se comprometió durante la campaña electoral a eliminar todos los grafitis del centro de la capital andaluza con una “flota de camiones antipintadas”. Cuando ya tomó posesión, él mismo supervisó la limpieza de las fachadas de la calle Vascongadas, cerca de La Alameda de Hércules. Sin embargo, muchas de las calles aledañas siguen con pintadas.
El Ayuntamiento está trabajando en una revisión de la ordenanza de limpieza para agravar las sanciones, tal y como ha advertido el alcalde: “Las multas se van a endurecer bastante”, ha señalado esta mañana Sanz, quien ha puesto como ejemplo que las pintadas en un edificio BIC se castigaran desde 3.000 euros “para arriba”. También se están valorando las actuaciones en las propiedades privadas —muy afectadas por las pintadas y sobre las que Lipasam no tiene capacidad de intervenir al no tratarse de inmuebles públicos―. “Si luego nadie vigila, acaban volviendo a pintar al día siguiente”, advierte una vecina de la calle Pedro Miguel, que recuerda cómo cuando los operarios municipales eliminan alguna frase o pintada, “al poco vuelve a estar llena de dibujos y pinturas feas. Porque si tuvieran buen gusto…”
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