El narco que dormía con una recortada para proteger su búnker de marihuana y tabaco
La Guardia Civil de Jerez detiene a dos traficantes que custodiaban un sótano dedicado al cultivo y a guardar tabaco de contrabando
Dormía con una escopeta recortada del calibre 12 municionada junto a la cama en una casa rodeada de focos y de cámaras porque tenía algo valioso que esconder. Es uno de los dos investigados por la Guardia Civil en Jerez de la Frontera (Cádiz), que ocultaban en el sótano una suerte de búnker cuajado de plantas de marihuana y tabaco de contrabando, y que están ya en libertad bajo fianza, después de acabar detenidos y ser acusados de delitos de tráfico de drogas, tenencia ilícita de armas, contrabando y defraudación de fluido eléctrico.
El hallazgo —realizado el pasado mes de septiembre, pero comunicado ahora por la Guardia Civil de Cádiz— se produjo en una casa de la avenida San José Obrero, una zona a las afueras de Jerez cercano a la pedanía de Guadalcacín, después de que la Guardia Civil y la Policía Local de Jerez localizaran un domicilio sospechoso de cultivar marihuana y de almacenar tabaco de contrabando. De hecho, el morador de la vivienda ya era viejo conocido de los investigadores por contrabandear con esta segunda sustancia, y tenía “numerosos” antecedentes policiales por ello. Los acusados en el caso tienen 24 y 37 años.
Lo que los agentes de la Guardia Civil no se esperaban es que las vigilancias discretas realizadas en torno a la casa del sospechoso se viesen dificultades “debido a que los responsables habían tomado numerosas medidas de seguridad para no ser descubiertos”, como ha explicado este miércoles la Comandancia de Cádiz en un comunicado. La casa estaba rodeada de cámaras de vigilancia activas las 24 horas y de focos de gran alcance que se activaban al más mínimo movimiento en las inmediaciones.
Ambas medidas impidieron a los investigadores comprobar a simple vista el enganche ilegal al alumbrado exterior o percibir el característico olor del cultivo de la marihuana. Así que tuvieron que recurrir a drones del Equipo Pegaso de la Comandancia, con los que los agentes confirmaron parcialmente sus sospechas. Pero no fue hasta la entrada de la vivienda, previa autorización judicial, cuando en el registro descubrieron que los dos sospechosos —el morador y un colaborador— atesoraban la mercancía ilícita en un sótano “fabricado exclusivamente” para albergarla.
El sótano equipado con una amplia infraestructura eléctrica equipada con con siete aparatos de aire acondicionado, 53 lámparas, 35 ventiladores, siete extractores y tres filtros de carbono para el cultivo de 649 ejemplares de plantas de marihuana. Además, el espacio estaba compartimentado para poder servir también como almacén del tabaco de contrabando. En el interior de esa segunda zona del búnker, los investigados escondían 700.000 cigarrillos y 13 kilos de picadura de tabaco valorados 192.000 euros, según estimaciones de la Guardia Civil de Cádiz.
Desde que el cerco policial se comenzó a estrechar contra el narco en la zona del Estrecho, este ha implementado su técnica para evitar ser detectados. En distintos registros, los investigadores ya se han encontrado con radares para controlar los movimientos en el mar de las lanchas de la Guardia Civil, cámaras con sensores o drones. Los traficantes también han ido agudizando su ingenio para ocultar sus mercancías con sótanos camuflados en distintas estancias de las viviendas, cámaras ocultas tras las paredes o cajas fuertes escondidas en los lugares más recónditos de las viviendas.
En el caso de Jerez, además del sótano, el morador de la vivienda solía dormir con una recortada junto a su cama y 241 cartuchos compatibles con el arma para proteger su botín. De hecho, la Fiscalía Antidroga de Cádiz lleva años alertando del paulatino incremento de la tenencia de armas de los narcos locales. “La tenencia ilícita de armas en los lugares de custodia de la droga es muy preocupante, pero durante 2022 se ha podido comprobar el crecimiento de la potencia de las armas”, afirmó la Fiscalía de Andalucía en su última memoria, publicada hace unas semanas.
Hace años que los narcos gaditanos se comenzaron a armar, preocupados por la irrupción de otras bandas que les robaban la mercancía, en unas maniobras conocidas como vuelcos. Eso ha llevado a que haya registros en los que los traficantes hayan llegado a recibir a tiros a los agentes y a que en las intervenciones cada vez crezca más tanto el número de armas, como su potencia. El año pasado, la Policía Nacional consiguió recuperar lo que calificó como “un arsenal de guerra” en la casa de un narco que había embestido con su coche a unos agentes en Sanlúcar. El traficante guardaba un fusil Zastava; un subfusil Skorpion capaz de disparar 850 disparos por minuto, un AK-47; pistolas; revólveres; escopetas de dos cañones o una pistola de bolsillo.
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