Mueren al menos dos personas al naufragar una zódiac a 162 kilómetros de Gran Canaria tras esperar 10 horas su rescate
La barca fue avistada a las 19.53 del martes, y las labores de rescate por parte de las autoridades marroquíes no se produjeron hasta las 6.20 de este miércoles, según Salvamento Marítimo
Un avión de Salvamento Marítimo ha rescatado al mediodía de este miércoles el cadáver de un menor que falleció al volcar una zódiac a 88 millas náuticas (162 kilómetros) al suroeste de Gran Canaria. Más tarde, un carguero que había desviado su ruta para custodiar la neumática subió a bordo un segundo cuerpo también sin vida. Ambas personas viajaban en una embarcación que había sido avistada por un avión de los equipos de rescate españoles, tras lo cual se dio el aviso a Marruecos, que fue quien coordinó la operación. Rabat asegura haber rescatado a 24 personas con vida, y no hay cifras oficiales del número de víctimas mortales. La portavoz de la ONG Caminando Fronteras, Helena Maleno, no obstante, ha explicado en Twitter que en la lancha neumática, que había partido de Cabo Bojador (Sáhara Occidental, bajo control de Marruecos), viajaban 60 personas, entre ellas seis mujeres y un bebé, lo que, de confirmarse, elevaría el número total de víctimas a 36. Es la segunda tragedia consecutiva en la llamada ruta canaria esta misma semana.
Fuentes de Salvamento Marítimo han relatado que a las 19.53 del martes, el avión Sasemar 101 localizó la neumática. En ese momento, se dio indicación al carguero Navios Azure, con bandera de las Islas Marshall. También se avisó al centro de coordinación de Rabat. La embarcación se encontraba a 40 millas (74,1 kilómetros) de la costa de El Aaiún (la capital saharaui). Según las fuentes de Salvamento Marítimo, el naufragio y rescate por parte de Marruecos no se produjo hasta las 6.20 de este miércoles, lo que significa que la endeble lancha estuvo más de 10 horas a la espera, solo custodiada por el carguero. El barco marroquí de rescate Al Mansour tuvo que sacar del agua a algunos de los supervivientes que habían caído al mar, según el relato de Salvamento Marítimo. El helicóptero Helimer 201 recuperó el cuerpo sin vida del menor a las 12.34 y lo trasladó a la base aérea de Gando (este de Gran Canaria), a donde llegó a las 13.20. Su tripulación asegura que en las inmediaciones no se divisaban otros cadáveres ni supervivientes.
Según ha explicado Salvamento Marítimo a Efe, una embarcación del servicio de emergencias, la Guardamar Calíope, rescató el martes, sobre las 20.30, a 63 personas que navegaban en una lancha neumática en las coordenadas 27º 23.3′ Norte 14º 45.3′ Oeste. Es decir, en un punto del Atlántico situado a 100 kilómetros de su base de Arguineguín (Gran Canaria) y a unos 140 kilómetros tanto de El Aaiún como de Cabo Bojador (Sáhara). Tras este servicio, la embarcación regresó a Gran Canaria sin socorrer a la otra zódiac dado que este servicio lo había asumido Marruecos. Sin embargo, la Calíope estuvo a poca distancia de la neumática que naufragaría unas 10 horas después: unos 46 kilómetros, o 25 millas náuticas, equivalentes a una hora de navegación a la velocidad de rescate de una patrullera tipo Guardamar.
La ruta migratoria canaria es una de las más mortíferas del mundo. Los intentos por llegar a las costas de las islas se cobraron la vida de 559 personas durante 2022, entre ellas 22 niños y niñas, según datos del Proyecto Migrantes Desaparecidos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) que recoge la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) en su último informe anual. Esta cifra es “de mínimos”, toda vez que no contempla los naufragios invisibles, donde no se constatan supervivientes.
Hasta el día 15 —último dato publicado por el Ministerio del Interior—, habían llegado a Canarias 5.914 inmigrantes en patera, cifra un 31,5% menor que en 2022. La primera mitad de junio, sin embargo, representa por sí sola el 25% de todas las personas rescatadas desde que comenzó el ejercicio. De hecho, las islas acaban de vivir la quincena más intensa en llegadas del año, con 1.508, según el recuento elaborado por la agencia Efe, dato que supera de lejos a las 1.036 de la segunda mitad de febrero y a las 1.018 de la mitad de mayo.
Segunda tragedia seguida
Se trata de la segunda tragedia consecutiva que se produce en la llamada ruta canaria esta semana. El martes, un pequeño barco pesquero que faenaba por la zona localizó a las nueve de la mañana, a menos de un kilómetro de la costa de Los Cocoteros, en Lanzarote, una lancha neumática con 52 inmigrantes a bordo y el cadáver una mujer embarazada, según confirmaron tanto los portavoces de Salvamento Marítimo como los del Consorcio de Emergencias de la Isla.
“¡Se la van a mandar! ¡Chacho, que van directos a estamparse a la misma zona donde murió toda aquella gente, se van a ahogar!” Fue lo primero que, según relata a Efe, pensó Francisco Hernández, el patrón del Mar Azul, el pequeño pesquero que consiguió detener a menos de un kilómetro de tierra a esa lancha neumática. Hernández se refería a que la embarcación estaba cerca de la zona en la que el 15 de febrero de 2009 naufragó otra, causando la muerte a 25 inmigrantes, de los que nueve eran menores de edad.
Pero quien avistó primero la zódiac fue el marinero Tomás Hernández quien, junto al patrón, logró tranquilizar a los ocupantes. Les preguntaron como pudieron, entre francés y español, si estaban bien y les repartieron los pocos víveres que llevaban a bordo: unos paquetes de galletas, cuatro barras de pan y unas garrafas de agua. El pesquero canario acababa de salir de Arrecife para empezar una jornada de pesca en la reserva marina de La Graciosa.
El patrón del Mar Azul relató que, en ese momento, la neumática todavía iba navegando, pero se le paró el motor y ya no volvió a arrancar, por lo que tuvieron que remolcarla mar adentro con un cabo, porque la corriente la llevaba sin remedio a Los Cocoteros. Con esta son tres las veces que el patrón del Mar Azul ha asistido a una patera con inmigrantes, pero nunca había tenido una experiencia como esta. “Se me partió el alma”, confiesa este pescador, que le dio “gracias a Dios” por haber nacido en Europa. “Aquí que se vive bien. Esa gente no viene a robar, solo quieren vivir mejor”, remarca Francisco Hernández, que a lo largo de sus más de 25 años en la mar ha faenado en Sierra Leona y en Gambia y conoce bien la situación de pobreza, violencia e inseguridad de muchos países de África.
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