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Los falsos sanitarios de la covid que drogaron y robaron a ancianos en Vigo en el confinamiento

Una banda se sienta en el banquillo por asaltar a un matrimonio con deterioro cognitivo gracias a la sumisión química. La policía está convencida de que hubo más víctimas que no denunciaron

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Un sanitario durante una asistencia a domicilio en Madrid en la pandemia.Eduardo Parra (Europa Press)

En abril de 2020, un mes después de comenzar en España el confinamiento de la población por la expansión del coronavirus, algunos sanitarios realizaban test de la covid entre la población mayor de 80 años con problemas de movilidad. Se desplazaban a los domicilios provistos de batas quirúrgicas y otros elementos de protección. Y esta fue la coartada de la que se sirvió en Vigo una banda de cuatro asaltantes, dos de ellos hermanos, y con antecedentes policiales por robo con intimidación, para actuar disfrazados de enfermeros. Buscaron a ancianos vulnerables, con deterioro cognitivo y con elevado nivel económico. Ahora afrontan un juicio por el caso de un matrimonio al que le robaron joyas y dinero, con una petición de condena de nueve años de prisión para cada uno, además de multas e indemnizaciones por un botín que no fue recuperado. La policía está convencida de que hubo más víctimas que, debido a su vulnerabilidad y a la situación que vivía España en aquellos momentos, nunca denunciaron.

El principal agravante que aprecia la Fiscalía de Vigo es que los falsos sanitarios de la covid emplearon con sus víctimas drogas de sumisión química y éxtasis. Se trata de un matrimonio, en el que él es un conocido numismático. Los acusados obligaron a la pareja a ingerir sustancias hipnóticas y los amordazaron para saquear su casa. Los análisis forenses concluyen que sufrieron intoxicación aguda, amnesia y diversos traumatismos por el efecto de los fármacos.

Los implicados están vinculados por amistad o parentesco. Dos de ellos son hermanos y supuestamente se encargaban de preparar los asaltos y seleccionar a las víctimas, según la Fiscalía. Con batas blancas, guantes y mascarillas que les cubrían el rostro, salvo los ojos, actuaron sin levantar sospechas, mientras sus otros dos compinches vigilaban en la calle. El 8 de abril del 2020, casi un mes después de comenzar el confinamiento por el estado de alarma, los falsos enfermeros llamaron a la puerta y el matrimonio les dejó entrar en su domicilio ubicado en una céntrica calle de Vigo.

Ya dentro de la casa obligaron a la mujer, de 79 años, a ingerir un cóctel de benzodiacepinas (un sedante o hipnótico) y éxtasis, lo que le produjo un desmayó y un traumatismo en un pie al caer al suelo, sostiene la Fiscalía. A continuación, los asaltantes sentaron en un sillón al marido, de 78 años, al que maniataron con unas medias. Según el relato del fiscal, le interrogaron para averiguar dónde ocultaba el dinero. Después de registrar la casa, los acusados descubrieron 4.000 euros en metálico y un joyero propiedad de la mujer que contenía varios anillos, pulseras y dos relojes de oro de la marca Cartier. Con el botín en su poder, antes de abandonar la vivienda se aseguraron de que el anciano no avisase a la policía dándole una sustancia tóxica que le provocó somnolencia, mantiene el ministerio público.

A consecuencia de la agresión, la mujer sufrió lesiones derivadas de una intoxicación aguda involuntaria con benzodiacepinas y amnesia retrógrada secundaria, según los informes médicos que se aportaron a la causa. Los facultativos que la atendieron en el hospital también le diagnosticaron una fractura del quinto metatarso del pie derecho, daños que “le ocasionaron un perjuicio personal particular grave”, concluyen. Su marido sufrió lesiones en el dorso de la mano derecha como consecuencia de haber estado maniatado, y dado el estado que presentaba al ser atendido por los médicos, se sospecha que sufrió una intoxicación aguda por el efecto de los sedantes. Precisó dos días de ingreso hospitalario bajo observación y vigilancia.

La policía está convencida de que la banda había actuado en otras ocasiones, pero dado que sus víctimas eran física y psicológicamente vulnerables, y con los efectos añadidos de la situación de confinamiento, los investigadores creen que renunciaron a presentar denuncia. De hecho, el hombre que fue víctima del asalto rechazó ejercitar acciones legales y solo su esposa se personó como denunciante.

No fue hasta el año siguiente de este asalto que la policía pudo detener a la banda. Nueve meses después de haber desvalijado el domicilio del matrimonio, los acusados volvieron a la carga con el numismático. El hombre era dueño de una tienda especializada en Vigo y conocía a los hermanos de haber hecho varias transacciones económicas con ellos, según las pesquisas policiales. El coleccionista en ningún momento sospechó que los clientes que tenía delante eran sus atacantes, por lo que aceptó comprarles una colección de monedas que le ofrecieron.

Sucursal de la calle Urzaiz de Vigo que dio la alerta a la policía.
Sucursal de la calle Urzaiz de Vigo que dio la alerta a la policía.ÓSCAR CORRAL

Gestiones sospechosas en el banco

Un informe forense reveló que el hombre tenía un deterioro leve o moderado que le producía una “importante vulnerabilidad y desbordamiento en la toma de decisiones relacionadas con el dinero”. El fiscal afirma que “los acusados eran perfectamente conocedores del deterioro cognitivo” del hombre y así lograron convencerlo para que les dejara acompañarlo al banco. Con él se dirigieron a la sucursal que la entidad Ibercaja tiene en la calle Urzaiz de Vigo “bajo la promesa de entregarle la colección de monedas”, incide la acusación pública.

Acompañado por uno de los hermanos, mientras el otro vigilaba en la calle, el anciano entró al banco a las 11.50 de la mañana del 13 de enero de 2021 y ambos se dirigieron a la ventanilla donde el numismático retiró 3.000 euros en efectivo. Cuando ya tenía el dinero en la mano, el acusado rectificó. Ordenó su reingreso en la cuenta y solicitó entonces a la cajera que le pusiese como autorizado en la cuenta. La petición fue rechazada por la entidad por razones de seguridad.

Dos días después de este episodio, ambos hermanos volvieron a repetir el plan, según la reconstrucción de los investigadores. Convencieron de nuevo a su víctima para que los acompañase a la misma sucursal para retirar los 3.000 euros a cambio de la colección de monedas. A las 10.30 de la mañana, el numismático se acercó a la ventanilla del banco, acompañado por el hermano que en el primer intento había actuado de vigilante. Sin embargo, el hecho de que se repitiera el mismo movimiento de dinero con el mismo cliente, siendo este una persona mayor tan frágil, despertó las sospechas del empleado de la sucursal, que decidió avisar a la policía.

El juicio que se iba a celebrar en enero pasado se suspendió por la ausencia de dos policías que llevaron el caso y fue aplazado para el próximo 2 de mayo. Además de las condenas de nueve años de cárcel para cada uno por el asalto al domicilio con el agravante de uso de disfraz de sanitarios y abuso de superioridad, la Fiscalía les atribuye un delito de robo con violencia en casa habitada, haciendo uso de medio peligroso por el empleo de drogas de sumisión química, además de un delito de estafa continuada en grado de tentativa. A todos ellos les impone multas e indemnizaciones cuya cantidad se determinará en la sentencia en función de la valoración de las joyas y relojes sustraídos que no se recuperaron.

Uno de los implicados en el asalto al matrimonio fue condenado en Alcalá de Henares en 2005 por un delito de robo con violencia o intimidación, pena que ya se extinguió. Los demás tienen antecedentes penales por delitos distintos, por lo que el ministerio fiscal no puede aplicar el agravante de reincidencia.

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