30 años de historias de narcosubmarinos
Los registros policiales datan en 1993 los primeros semisumergibles destinados al transporte transoceánico de droga
Los registros de las policías españolas y americanas hablan de la existencia de narcosubmarinos desde el año 1993. Desde entonces hasta la actualidad, se han apresado a ambos lados del Atlántico más de 300 embarcaciones de este tipo, según fuentes policiales. Pero solo entre los años 2017 y 2021 la policía colombiana apresó 152 semisumergibles. Los datos que maneja la Brigada Central de Estupefacientes de la Policía Nacional muestran que la evolución del uso de estos artefactos, construidos principalmente en el interior de las selvas de Surinam o de Guyana, para llevar cocaína de uno al otro lado del charco, no ha dejado de ir en aumento, tratando de realizar la travesía desde las costas brasileñas y colombianas hasta las costas españolas o norteafricanas con cargamentos de toneladas de cocaína.
Con el tiempo la construcción de este tipo de embarcaciones se ha ido sofisticando y ahora los investigadores policiales aseguran que el objetivo de los narcotraficantes es que incluyan sistemas de navegación autónomos, con piloto automático, para evitar que tengan que ser tripulados por dos, tres o hasta cuatro personas, que viajan hacinados junto a la carga, debido a la gran cantidad de espacio que ocupan los depósitos de combustible necesarios para cubrir una travesía oceánica.
Torpedo remolcado
Bidón de transporte encubierto remolcado por una embarcación camuflada. Son muy difíciles de detectar, pues se transportan a gran profundidad.
Torpedo remolcado
Bidón de transporte encubierto remolcado por una embarcación camuflada.
Son muy difíciles de detectar, pues se transportan a gran profundidad.
Una vez soltado, usa un sistema de balizas para ser recuperado por los narcotraficantes.
En España han sido apresados ya cuatro. Dos de fabricación nacional: uno en Galicia (agosto de 2006) y otro en Málaga (febrero de 2021), ambos en fase experimental y ambos descubiertos antes de poder ser utilizados. Y dos más posteriormente en Galicia: uno de ellos hundido con un cargamento decomisado de 3.000 kilos de coca, en noviembre 2019. Y el último, hace un mes, el pasado 13 de marzo, llevaba el nombre de Poseidón (dios de los mares griego) en el casco, y fue hallado ya sin la carga de droga. Tiene exactamente las mismas características que el anterior, con tres metros más de eslora (23). La policía asegura que estas embarcaciones son solo “la punta de un iceberg de un tráfico mucho más constante” y sospecha que en el fondo de las islas Azores “podría haber un auténtico cementerio de narcosubmarinos”.
2005-2006. Primer intento de semisumergible made in Spain. Dos empresarios, Tomás Bengoechea, de Sevilla, apodado El Grande, y Juan Serrano Fernández, de Estepona, conocido como El Apoderado, habían asumido el compromiso de financiar la operación de construcción de un semisumergible para transportar 750 kilos de coca. Desde Majadahonda (Madrid) el delegado del cartel colombiano, Ángel David Ríos Vargas, daba instrucciones a Francisco Omil Navazas, apodado Camisas, condenado en la Operación Nécora y máximo responsable de la organización gallega. El cartel de la cocaína colombiano quería ensayar en España el último invento de sus traficantes para blindar sus envíos a Estados Unidos y Europa. Pese al meticuloso plan, todo el trabajo de ingeniería naval que asumieron los narcos gallegos se convirtió en un estrepitoso fracaso y un timo para sus socios suramericanos que financiaron el invento. Los siete cómplices, dos de ellos reincidentes, asumieron condenas de entre 10 y 13 años de cárcel. El fiscal antidroga, Marcelo de Azcárraga, les acusó de un delito de conspiración para delinquir por intentar introducir a través de la costa gallega más de 750 kilos de cocaína pura, utilizando un artefacto semisumergible que nunca llegó a navegar. Manuel Clemente Grova, El Ingeniero, era el encargado de acondicionar los medios náuticos que se emplearían en el transporte. Grova, de 56 años, había diseñado el submarino en una nave anexa a su domicilio, en Gondomar (Pontevedra). Esta sería pilotada por un solo ocupante, Juan Carlos González Filloy, de 45 años, gallego afincado en Tarragona. Al atardecer del 12 de agosto de 2006, partía del Club de Yates de Baiona el velero Nadir III al encuentro del submarino que en esos momentos abandonaba las instalaciones del astillero Industrias Navales A Xunqueira de Moaña para ser botado por segunda vez. Apenas había iniciado su singladura cuando el piloto del sumergible, Juan Carlos González Filloy, detectó anomalías mecánicas que le hicieron temer por su seguridad. Solo un tubo que asomaba a la superficie le proporcionaba aire al tripulante y los instrumentos de navegación no estaban debidamente señalizados. Presa del pánico, abandonó la embarcación y se tiró al agua. La policía encontró el semisumergible al día siguiente con los motores encendidos entre la playa de Liméns y las islas Cíes, con 4.650 litros de combustible a bordo.
2006. Las primeras informaciones que tiene la policía española acerca de embarcaciones semisumergibles que cruzaban el océano Atlántico cargadas de droga hacia Europa datan del año 2006. “Inicialmente zarpaban de las costas de Brasil y Surinam rumbo a la zona noroeste de África, donde eran asistidas por barcos de pesca gallegos o marroquíes”, aseguran fuentes de la lucha contra el narcotráfico. Esos primeros informes policiales parten de la colaboración con otros países europeos, principalmente Reino Unido, así como con sus homólogos colombianos y norteamericanos.
“Inicialmente hacían la travesía transoceánica en una suerte de lanchas planas de gran potencia y con motores fueraborda que eran repostadas en distintos puntos del trayecto y que descargaban en altamar, frente a la costa africana, en barcos de pesca, casi siempre gallegos o en yates de recreo, que al mismo tiempo eran los que portaban el combustible para el regreso de la lancha”, señalan las mismas fuentes.
2007. Operación Destello. En enero de 2007 resulta detenido el colombiano Jorge Isaac Velez Garzón, que llevaba 15 años afincado en España y que actualmente se encuentra en prisión en Colombia, según fuentes policiales. Entonces ya se le consideraba el máximo responsable del cartel de Bogotá en España. Junto con el gallego José Benito Charlín, único superviviente del llamado clan de los Charlines, organizaron el desembarco de al menos tres toneladas de cocaína presuntamente usando semisumergibles, de las que la policía se incautó 1.800 kilos. Vélez Garzón ya había sido detenido en enero de 1991 junto a José Ramón Prado Bugallo, Sito Miñanco, ahora de nuevo en prisión a la espera de juicio, como uno de los hombres de confianza de la organización que dirigía el capo cambadés. En esa operación se detuvo también al hermano del narco conocido como El Pastelero (Oscar Rial Iglesias), Gerardo Rial Iglesias. “Y también cayó un conocido lanchero, llamado José Ramón Canto Nine (alias Moncho Vilaboa o Vitaminas), que era el que se encargaba de sacar la droga de los semisumergibles que se acercaban ya cada vez más a la costa española”, apuntan fuentes policiales. Sin embargo, las embarcaciones nunca eran encontradas.
2008. Detención del primer narco que introdujo droga en España con semisumergibles. El 5 de septiembre de 2008 la policía cree detener a quien considera el primer narco que usó semisumergibles para meter droga en España. Se trata de Edgar Vallejo Guarín. Por aquel entonces era uno de los más importantes traficantes de Colombia, conocido como Beto el Gitano. Fue apresado en Madrid, aunque residía en hoteles de lujo de Barcelona. Sobre él pesaba una orden internacional de detención solicitada por EEUU, que ofrecía una recompensa de cinco millones de dólares a quien pudiese localizarlo. Según las investigaciones, “había enviado decenas de toneladas de cocaína por vía marítima”, aseguran fuentes policiales. Pero los narcosubmarinos, de los que no había rastro, seguían siendo una suerte de leyenda.
Posteriores investigaciones policiales concluyeron que “primero montó su base de operaciones en África, donde “llevaba la droga desde Sudamérica tanto en aviones como en semisumergibles y barcos de narcos gallegos, con los que mantenía sus relaciones para su posterior distribución por Europa”, aseguran las mismas fuentes de la lucha contra el narcotráfico. “Trabajó con El Burro [Vidal Padín] y El Pastelero, entre otros”, apuntan. Fue extraditado a EE UU, donde ingresó en prisión.
Junio 2008. Operación Antilla. En junio de 2008 la Policía Nacional, junto al Servicio de Vigilancia Aduanera, apresa al San Miguel, un buque herrumbroso sin documentación ni bandera, con 3.600 kilos de cocaína a bordo y 15 tripulantes a mil millas de Canarias . Entre los arrestados, además de 12 venezolanos y un italiano, había dos gallegos vecinos de la ría de Arousa. Uno de ellos era José Luis Fernández Tubio, que posteriormente se hizo testigo protegido en prisión y delató al Pastelero [Óscar Manuel Rial Iglesias] y a Costiñas [José Constante Piñeiro Búa]. “Fue Tubio quien confesó que ambos organizaban recogidas de droga de semisumergibles, confirmando así nuestras sospechas”, aseguran fuentes policiales. “Un día antes de que se celebrase el juicio, huyó y los inculpados de ese tráfico a gran escala resultaron absueltos. Creemos que le pagaron”, remachan.
Noviembre de 2019. La policía apresa el primer narcosubmarino de Europa en una ría de Vigo. Con casi 20 metros de eslora. Portaba 3.000 kilos de cocaína y llevaba tres tripulantes a bordo, dos ecuatorianos y uno gallego, que fueron posteriormente detenidos y puestos a disposición judicial. La leyenda se hacía realidad. Una información de fuentes internacionales puso a los investigadores sobre la pista de un narcosubmarino cargado con tres toneladas de cocaína procedentes de Colombia y que tenía como destino la costa gallega. Agentes de la Policía Nacional, Guardia Civil y Vigilancia Aduanera (DAVA) lo apresaron frente a las costas de Aldán, en Pontevedra, donde había sido abandonado por sus propios tripulantes, ante la imposibilidad de trasvasar la droga a otro barco por el temporal y el temor a ser apresados por la policía.
Febrero 2021. Segundo intento de semisumergible made in Spain. Operación Ferro. Málaga. Una organización internacional de tráfico de drogas ultimaba la fabricación de una “lancha semicabinada” única en España. El artefacto tenía nueve metros de eslora, tres de manga y tres de calado, y fue valorado “en un millón de euros”. Se encontraba en una nave industrial de Monda (Málaga). En la operación fue detenido en el aeropuerto de Barcelona un conocido narco, F.E.C., apodado El Cojo y con antecedentes por participar del tráfico de cocaína gallego en 2009, cuando trataba de huir a Holanda. El artífice de la insólita embarcación era un mañoso ciudadano cubano “que en tiempos trabajó para Sito Miñanco”, según fuentes policiales. Al semisumergible, de fibra de vidrio construido sobre el casco de una planeadora, solo le faltaban los medios eléctricos. “La idea de los narcotraficantes era botarlo en Málaga para que viajase hasta una “nave nodriza” en alta mar en la que transbordar las hasta dos toneladas de cocaína que podía transportar hasta tierra”, según fuentes de la investigación. De haber funcionado, la lancha habría pasado desapercibida al llevar la mayor parte de su casco, pintado de azul, bajo el agua.
Marzo 2023. Poseidón, rey de los mares. Una narcoembarcación semisumergible fue localizada el pasado 13 de marzo por un pesquero que navegaba en aguas de la ría de Arousa, frente a la costa de Vilagarcía (Pontevedra). Los investigadores de la policía aseguran haber frustrado previamente, a finales del pasado mes de febrero, un primer intento de entrega de la mercancía que portaba, unos 4.800 kilos que los narcos habrían logrado descargar del semisumergible sorteando las vigilancias policiales en la zona, y luego abandonaron la embarcación a la deriva para evitar ser descubiertos. Se trata de una nave casi idéntica al anterior narcosubmarino interceptado en esa zona en 2019, tiene 23 metros de eslora y “viajó con tres tripulantes sudamericanos que hicieron 20 días de travesía y estuvieron al menos una semana a la espera para entregar la mercancía”, aseguran fuentes policiales.