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Crónica
Texto informativo con interpretación

La moción que puede apuntalar al bipartidismo

Puede que votantes de Vox que antes lo fueron del PP consideren más útil y más práctico volver al partido conservador ante una fuerza de ultraderecha que abandona la vía central para entretenerse en carreteras secundarias que les desvían de la meta

El líder de Vox, Santiago Abascal, y el candidato a la moción de censura de su partido, Ramón Tamames, en la rueda de prensa del Congreso del jueves.
El líder de Vox, Santiago Abascal, y el candidato a la moción de censura de su partido, Ramón Tamames, en la rueda de prensa del Congreso del jueves.Andrea Comas
Anabel Díez

Desde que el líder de Vox, Santiago Abascal, anunciara hace meses su intención de presentar con sus 52 diputados una moción de censura al presidente del Gobierno, se estableció la convención, una vez pasado el desconcierto, de que tal instrumento constitucional beneficiaba a Pedro Sánchez. La irritación del PP tuvo momentos de altísima intensidad. ¿A cuento de qué viene su derecha a enredar y a insuflar vida a un gobierno que los populares han decidido que está moribundo? Es imposible dictaminar de antemano qué deparará esta rareza parlamentaria, sobre todo porque el candidato, Ramón Tamames, acude con el ánimo de dar una clase magistral, con un público distinto del de las aulas universitarias y con un auditorio potencial de millones de ciudadanos. En las vísperas del singular acontecimiento, se abre paso la hipótesis de que dos pueden ser los beneficiarios: PSOE y PP. La moción puede rehacer al bloque de la izquierda, unirlo y movilizarlo, en tanto que puede que votantes de Vox que antes lo fueron del PP consideren más útil y más práctico volver al partido conservador ante una fuerza de ultraderecha que abandona la vía central para entretenerse en carreteras secundarias que les desvían de la meta.

Dentro de la imprevisibilidad de cómo puedan transcurrir las jornadas parlamentarias de este martes y este miércoles, muy diferentes interlocutores consideran que dar la victoria al PSOE no es descabellado, en absoluto, pero tampoco unívoco, porque la moción puede dejar un poso de dudas y resquemores con Vox que favorezca al PP.

Pero antes de saber quién resultará beneficiado y comprobar si Vox causa confusión, dudas o desapego entre sus electores, habrá muchas horas de discurso parlamentario, para los que los partidos se preparan cuidadosamente. En las filas del PSOE y del PP, aunque también en Unidas Podemos y de los partidos de la órbita de la mayoría parlamentaria, brota de manera instintiva el temor (e incluso el apuro) de emplear esta semana en un ejercicio retórico que puede hacer creer a muchos ciudadanos que son trata de una burla ante los problemas reales y diarios. Los socialistas tendrán que recalcar que el cada vez más abultado balón de oxigeno que el PP dice que le brinda Vox con este movimiento no lo han hinchado ellos, que son quienes, inevitablemente, tienen que hacer frente a la moción de censura, en cumplimiento de las normas constitucionales y parlamentarias. Con esta realidad que afrontar, el Gobierno se prepara concienzudamente para aprovechar esta ventana de oportunidad que le ha abierto Vox y utilizar los dos días de sesión parlamentaria para exponer, explicar y reiterar las medidas que ha tomado el Ejecutivo para taponar las muchas vías de agua abiertas por la pandemia y por las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania, que golpean a toda Europa.

La intervención del presidente será formalmente para responder a la moción de censura de Vox, pero su objetivo es la confrontación de los dos proyectos sobre los que los ciudadanos tendrán que decidir en las elecciones generales de fin de año. La respuesta al discurso de Ramón Tamames, con su visión global de España y sus apuestas en todos los campos, será tenida en cuenta por Pedro Sánchez, aunque este se fijará detenidamente en el presentador de la moción, Santiago Abascal. En esta sesión, los miembros del Gobierno y los socios parlamentarios remacharán sin descanso la tesis de que por mucho que el PP reniegue de esta moción no votará en contra, como sí hizo el anterior líder de los populares, Pablo Casado, en la primera moción de los de Abascal en 2020. La ausencia del senador y presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, del escaño que puede ocupar en el Congreso en cualquier sesión, pone de manifiesto su distancia con la iniciativa de Santiago Abascal. La contrariedad será expuesta sin matices por la portavoz parlamentaria, Cuca Gamarra, siempre con el argumento de que a Sánchez no se le deben dar espacios que pueda aprovechar. Pero sin olvidar que su adversario es el PSOE.

En las fuentes consultadas se considera del todo probable que en muchos momentos pueda olvidarse que se trata de una moción de Vox, porque el Gobierno se dirigirá al PP y viceversa. El primero para preguntar sobre los asuntos en los que los populares prefieren pasar de puntillas (o directamente esquivarlos), como fue la subida de las pensiones y, ahora, la última reforma. El PP no está en actitud de presentar alternativas concretas, porque su estrategia de ataque al Gobierno se basa en resaltar las contradicciones con sus socios, en poner el altavoz (aunque es innecesario) en el enfrentamiento en la coalición de Gobierno y en presentar un cuadro desolador de España y azuzar a la UE para que vigile al Ejecutivo. En esta ocasión, y circunscrito a las dos jornadas de la moción de censura, el bloque gubernamental aparecerá unido en apoyo a Sánchez frente a las derechas. “Nos lo tomamos muy en serio”, repiten en Moncloa y también en la vicepresidencia segunda, que dirige Yolanda Díaz. Y también las ministras de Podemos. Las batallas internas siguen, pero habrá horas de tregua hasta que el marcador del Congreso señale el rechazo a la moción. El aplauso de la bancada de la izquierda será unánime.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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