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Un padre denuncia con vídeos en Twitter la supuesta brutalidad en la detención de su hijo, que falleció días después

El joven de Mairena del Aljarafe murió el 19 de septiembre en el hospital y casi dos meses después la autopsia no ha llegado al juzgado que instruye el caso

Fotograma de uno de los vídeos colgados en Twitter por Ángel Bejarano.Vídeo: @ANGELB1951
Eva Saiz

Ángel Bejarano, un vecino de Mairena del Aljarafe (Sevilla), ha tenido que recurrir a las redes sociales para llamar la atención sobre la supuesta mala praxis en la detención que unos agentes de la Guardia Civil practicaron sobre su hijo Carlos, de 37 años, el pasado 12 de septiembre a las puertas de su domicilio, que le causaron una parada cardiorrespiratoria. El joven falleció siete días después, el 19 de ese mes, tras permanecer ingresado en el hospital. Bejarano denunció lo ocurrido ante los juzgados ese mismo día y desde entonces solo ha recibido una citación para el próximo 6 de febrero, asegura. Casi dos meses después, no sabe nada de la autopsia que ayudaría a esclarecer las causas de su fallecimiento. Una portavoz de la Guardia Civil ha indicado a este diario que el caso está judicializado y que corresponde a la autoridad judicial actuar al respecto.

“Se murió prácticamente delante de casa. Allí dejó de respirar”, explica Bejarano a este diario. El padre empezó a grabar después de que los agentes de la Guardia Civil hubieran reducido a su hijo con “defensas metálicas plegables”, según consta en la denuncia. Los 26 segundos que ha colgado en Twitter —donde se ha abierto una cuenta exclusivamente para dar a conocer lo sucedido― muestran cómo dos agentes forcejean con el joven en el suelo, uno trata de sujetar su brazo y el otro lo inmoviliza pasándole el brazo a la altura del cuello y llaman a un tercero para que le ayuden a colocarle las esposas.

[Las imágenes de los vídeos de este tuit pueden herir su sensibilidad]

“Mi hijo vino esa tarde muy alterado y agresivo y ante la situación pedimos al 062 que viniera la Guardia Civil”, continúa Bejarano. “Cuando llegaron los agentes, mi hijo ya estaba fuera de casa, pero seguía excitado y también se puso a agredir a los agentes”, continúa. De acuerdo con la denuncia presentada por el padre el 19 de septiembre, los hechos se desarrollaron así: “Mi hijo se enfrentó a ellos también violentamente y tratando de reducirlo incluso con defensas metálicas plegables, lo tiraron al suelo y le comprimieron el cuello y el tórax, de tal manera que como consecuencia de ello nuestro hijo Carlos tuvo una parada cardiorrespiratoria estando mantenido vivo con medios hospitalarios en la UCI hasta el día de hoy, en el que los médicos han comprobado su fallecimiento”.

Además del vídeo de medio minuto que ha compartido en redes, Bejarano grabó otro de 28 minutos de duración, al que ha tenido acceso este diario, en el que se ve cómo los agentes en cuanto constatan que su hijo deja de respirar empiezan a hacerle las técnicas de reanimación cardiorrespiratoria y piden que se llame a una ambulancia. Los padres, angustiados, le explican que Carlos sufre apnea y que era consumidor de estupefacientes. “Ese día había tomado cocaína y algo más, por eso estaba tan agresivo”, cuenta Bejarano a este diario.

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Mientras tres agentes se turnan para hacerle la RCP (reanimación cardiopulmonar), piden un cojín para apoyarle la cabeza, otra compañera insiste pasados seis minutos por radio que manden una ambulancia. “Reiteramos aviso, está pasado de urgencia”, se escucha. Inmediatamente, otro guardia civil pide también que se movilice a la Policía Local para que traiga un coche con un desfibrilador de manera “urgente porque no llega la ambulancia”. “¡La ambulancia no aparece, esto no es normal, la ambulancia, tío, que llevamos 10 minutos!”, se escucha lamentarse a los agentes. “En el campo de fútbol hay un desfibrilador”, se oye. “No llego”, le replica otro uniformado.

Pasados nueve minutos y medio se empiezan a escuchar las sirenas de la ambulancia. Los agentes le explican a la sanitaria que llevan 10 minutos en reanimación, que el joven sufría apnea y que los padres habían dicho que consumía. La profesional se sorprende porque estuviera esposado y pide que le quiten las esposas y también pregunta por una herida que tiene en la cara. “¿Estaba así?”.

En la denuncia presentada por Bejarano y su mujer también se señala que “la asistencia médica necesaria tardó mucho tiempo en llegar y cuando llegaron no eran de soporte vital”. Carlos estuvo en la UCI del hospital San Juan de Dios de Bormujos desde la tarde del 12 de septiembre hasta su fallecimiento, el 19, con respiración asistida.

Sin noticias del juzgado que investiga los hechos

El juzgado de guardia que recibió la denuncia la trasladó al Juzgado de Instrucción Número 2 de Sevilla, que casi dos meses después aún no tiene la autopsia. “Justo ayer llamé al juzgado para preguntar por la autopsia y me dijeron que el forense aún no la había mandado. Es algo muy raro porque ha pasado mucho tiempo”, se lamenta Bejarano.

Su representante legal, el abogado penalista y doctor en Derecho, Luis Romero, incide en la anomalía que supone que “pasados casi dos meses de que nuestra personación en la causa como acusación particular, ni siquiera nos haya notificado que nos tienen como personados no se nos haya trasladado el expediente, en el que supuestamente debería estar la autopsia”.

Romero presentó el escrito como acusación particular en representación de Bejarano, su mujer y sus hijos el pasado 28 de septiembre, donde se formalizaba la acusación por homicidio imprudente de los dos agentes que inmovilizaron a Carlos y desde entonces no han tenido ninguna respuesta por parte del juzgado de instrucción que investiga el caso. Este mismo miércoles, Rosales ha dado instrucción para remitir al tribunal una queja para que “en dos días hábiles nos dé traslado del expediente o si no acudiremos al juez decano”. El abogado también considera relevante entender por qué los médicos decidieron mantener a Carlos durante una semana con respiración asistida.

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Sobre la firma

Eva Saiz
Redactora jefa en Andalucía. Ha desarrollado su carrera profesional en el diario como responsable de la edición impresa y de contenidos y producción digital. Formó parte de la corresponsalía en Washington y ha estado en las secciones de España y Deportes. Licenciada en Derecho por Universidad Pontificia Comillas ICAI- ICADE y Máster de EL PAÍS.

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