Sánchez y Scholz presionan a Macron para que acepte la interconexión de gas a través del Pirineo
El ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, afirma que su Gobierno estudiará la propuesta: “Examinamos la demanda de nuestros amigos”
Pedro Sánchez y Olaf Scholz han trasladado una sintonía plena en los asuntos centrales de la política europea, tras reunirse este martes en el palacio de Meseberg, a 70 kilómetros de Berlín. En especial, los dos mandatarios han coincidido en meter presión al presidente francés, Emmanuel Macron —al que no citaron, aunque era evidente por el asunto que se trataba—, para que apoye la interconexión gasística entre España y Francia por los Pirineos, el llamado MidCat, que podría servir para que Alemania también se beneficiara de ese gas que a España le sobra dada su gran capacidad regasificadora, de las mayores de Europa. Sánchez fue muy explícito en una comparecencia conjunta con Scholz. “España tiene el 30% de la capacidad regasificadora de toda Europa. Y no podemos usarla para ser solidarios con países como Alemania porque no hay interconexiones. España está lista para responder a la llamada de países hermanos, como Alemania, que están sufriendo un chantaje inaceptable por parte de Putin. Esto tenemos que arreglarlo. Si no es por Francia, será por Italia”, ha dicho, metiendo así presión a Macron con el plan B italiano, por el Mediterráneo.
El mandatario alemán respaldó a su colega español. “Estoy totalmente de acuerdo con tener una conexión así, sobre todo para mejorar la red de gasoductos europeos y para aprovechar en común el hidrógeno en Europa. Queremos aprovechar el hidrógeno verde que se produce en otros lugares de mundo. España y Portugal son dos países que serán capaces de producir un excedente y debemos aprovechar esta capacidad de producción. En la crisis hemos aprendido que la interconexión contribuye a aportar más estabilidad a nuestras sociedades, a nuestras economías y ciudadanos. Tenemos una gran tarea que es crear una gran red europea tanto eléctrica como futuras redes de hidrógeno y ahora la red de gasoductos y desde luego queremos hacer lo posible para lograrlo”, ha señalado.
Francia está dispuesta a “examinar” el MidCat, el proyecto de gasoducto entre España y el resto de Europa que impulsan Madrid y Berlín, pese a las serias objeciones medioambientales y de eficacia que ha planteado a su construcción. “Desde el momento en que el presidente del Consejo español [Pedro Sánchez] y el canciller alemán [Olaf Scholz] lo piden, desde el momento que unos amigos hacen una demanda y una sugerencia, examinamos la demanda y la sugerencia de nuestros amigos y socios”, declaró este martes en París el ministro francés de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, que jerárquicamente ocupa el segundo rango en el Gobierno francés después de la primera ministra, informa Marc Bassets.
No está claro si declaraciones de Le Maire, en respuesta a una pregunta de la prensa en la universidad de verano de la patronal francesa, suponen un avance en un tema que divide a París y Madrid, pero, en todo caso, son una respuesta más diplomática que la que ha dado hasta ahora el Gobierno francés. Fuentes del Gobierno español prefieren esperar a que estas palabras se traduzcan en acción política. A mediados de agosto, el ministerio de la Transición Energética francés publicó un declaración donde detallaba los motivos para rechazar al gasoducto. Se resumían en dos: tardaría demasiado en construirse para afrontar las restricciones energéticas de este invierno, y quizá el próximo; y socavaría los objetivos de la lucha contra el cambio climático.
Sánchez, en plena tensión diplomática con Argelia —el principal suministrador de gas a España— por el giro en la política hacia el Sáhara Occidental, ha dejado muy claro que, si por él fuera, la crisis con este país ya estaría resuelta. “Me encantaría ser yo el que fuera Argelia”, ha dicho a preguntas de los periodistas, pocos días después de que precisamente Macron visitara el país magrebí. Argelia está estrechando lazos con Francia e Italia —Mario Draghi viajó recientemente—, pero mantiene la tensión con España. En el Gobierno español no acaban de entender por qué Argelia mantiene una tensión que ven totalmente innecesaria y confían en poder resolver el conflicto en breve, aunque Argel no está ofreciendo de momento ningún síntoma amistoso a Madrid.
Los dos dirigentes de mayor peso de la socialdemocracia europea, Scholz y Sánchez, se han reunido en una cita especialmente simbólica para reforzar su alianza política y marcar una línea común en el asunto más relevante del momento, la crisis energética y las posibles alternativas al gas ruso, entre ellas la interconexión entre España y Europa a través de los Pirineos, que cuenta con el entusiasmo de Madrid y el respaldo de Berlín, pero hasta ahora ha tenido una clara oposición de Francia. Scholz y Sánchez ya han dado muestras de sintonía en el pasado, y el canciller visitó Madrid en enero, poco después de tomar posesión, pero esta reunión es algo más que una cumbre bilateral y parece un gesto político de confianza por parte del alemán, que ha invitado al español a una reunión de estrategia de su Gobierno, un retiro —Kabinettklausur, lo llaman los alemanes— en un elegante palacio barroco en medio de los bosques que rodean Berlín.
“Esta invitación es un símbolo de la gran sintonía entre los dos países y una muestra de confianza, al invitar a un jefe de Gobierno extranjero a una reunión del Ejecutivo alemán”, agradeció el español. “El presidente Sánchez nos ha compartido su experiencia en seguridad nacional. España es un amigo extraordinario”, le dijo Scholz. De hecho, el español estaba convocado en Meseberg formalmente para explicar al Gabinete alemán de coalición la estrategia de seguridad nacional española. El Gobierno alemán se ha reunido con ese asunto encima de la mesa, y Scholz y su equipo querían conocer lo que se está haciendo en España. Sin embargo, la crisis energética se cuela por todas partes, también en los debates del Gobierno alemán, uno de los más preocupados de Europa por su gran dependencia del gas ruso, y porque todos temen que la locomotora europea pueda pararse en invierno si Putin decide cortar el grifo del gas barato, que ha sido clave para la industria alemana en los últimos años. “Parte de la seguridad nacional también es el suministro de materias primas básicas”, señaló Scholz vinculando ambos asuntos.
Sánchez llevó la cuestión de la amenaza rusa al terreno político, destacando las coincidencias entre los dos socialdemócratas. “Estamos de acuerdo en que hay que repartir de manera justa las consecuencias de la guerra de Putin. España y Alemania van a proteger juntas a las familias y a las clases medias trabajadoras europeas”, sentenció. Sánchez y Scholz podrán seguir este debate y reforzar su presión a Macron en la cumbre bilateral que ambos países celebrarán en España el 5 y 6 de octubre. Además, como gesto del buen momento de las relaciones, los Reyes harán una visita de Estado a Alemania en el contexto de la feria del libro de Fráncfort, que tiene a España como país invitado este año.
El Gobierno español está muy satisfecho no solo por el encuentro, que fue promovido por Scholz y pactado a principios de agosto, sino también por el contexto en el que se produce. En la Moncloa y en el ministerio de Transición Ecológica, dirigido por Teresa Ribera, creen que el tiempo les ha dado la razón con sus insistentes peticiones para intervenir el mercado energético europeo y finalmente la Comisión Europea, con apoyo de varios países que antes estaban en contra de tocar nada, ha decidido una “intervención de emergencia” en el mercado. “Es muy satisfactorio ver cómo vamos abriendo camino”, señalan fuentes de La Moncloa.
La intención de España ahora es convencer a sus socios para que la llamada excepción ibérica, que lograron Sánchez y el mandatario portugués António Costa después de intensas negociaciones en Bruselas, se extienda a todos los demás países como fórmula para frenar los precios. España, según los cálculos del Gobierno, se ha ahorrado 1.383 millones de euros en dos meses de vigencia de dicho mecanismo. El precio ha subido, pero sin este tope que se estableció habría aumentado muchísimo más, como se ve cada día en la comparativa entre lo que pagan los demás países europeos y España, en ocasiones hasta el doble. En España ha subido tres veces menos el precio que en la media europea en estos dos meses.
La crisis está haciendo mella también en el Gobierno alemán. El canciller encara este segundo retiro en Meseberg hundido en las encuestas y con otros miembros de su Ejecutivo disputándole el liderazgo ante la opinión pública. Casi dos de cada tres alemanes están descontentos con el desempeño de Scholz y la coalición que dirige, que se ha enfrentado a sucesivas crisis desde que tomó posesión en diciembre pasado. En pocos meses, la popularidad del canciller se ha desplomado hasta llegar a una aprobación del 25%, frente al 46% de marzo pasado, según una encuesta reciente de Insa para el diario Bild. El 62% de los alemanes no están contentos con la gestión de su Ejecutivo (frente al 39% de marzo). Al desafío de sacar al país de la resaca pandémica se sumó en febrero la invasión de Ucrania, después la crisis energética, una inflación desbocada —el Bundesbank prevé que alcance el 10% en otoño— y, más recientemente, una histórica sequía que amenaza el tráfico fluvial y la economía.
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