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La Policía impide por segunda vez este año la implantación en España de un grupo radical paquistaní

Detenido en L’ Hospitalet un individuo reclamado por Italia por su relación con el mismo movimiento al que eran afines cinco veinteañeros arrestados en febrero

Óscar López-Fonseca
Dos policías trasladan al detenido el pasado martes en L'Hospitalet del Llobregat, en una imagen facilitada por el Ministerio del Interior
Dos policías trasladan al detenido el pasado martes en L'Hospitalet del Llobregat, en una imagen facilitada por el Ministerio del InteriorPOLICÍA NACIONAL (Europa Press)

La detención el pasado martes de un joven de origen paquistaní en L’Hospitalet del Llobregat ha permitido a la Policía Nacional impedir, por segunda vez en lo que va de año, la implantación en España de células violentas afines a Tehreek-e-Labbaik Pakistan (TLP), un movimiento radical islamista con representación parlamentaria en el país asiático que aboga por la implantación de la ley islámica y ajusticiar a los que acusan de blasfemos. El arresto se ha producido a instancias de la Justicia italiana, dentro de un operativo antiterrorista en el que han sido detenidas otras 14 personas en el país transalpino, según ha informado el Ministerio del Interior. En febrero, la policía española detuvo en diversas localidades de Cataluña y Andalucía a cinco veinteañeros simpatizantes de este mismo movimiento por alentar, a través de las redes sociales, a asesinar a quienes se manifestaran en contra del Islam.

Fuentes cercanas a la investigación señalan que los cinco detenidos hace tres meses y medio no tenían relación directa con el ahora arrestado, aunque añaden que todos sí tenían algún tipo de vínculos con Zaheer Hassan Mahmoud, el terrorista que, en septiembre de 2020, hirió de gravedad a dos personas en París cerca de la antigua sede de Charlie Hebdo, la revista satírica que ya había sufrido un ataque yihadista en enero de 2015 en el que murieron ocho de sus colaboradores. Mahmound aseguró entonces que su intención era atentar de nuevo contra la publicación por su decisión de volver a difundir las caricaturas del profeta Mahoma. La investigación de la policía francesa encontró entonces vínculos entre él y el Tehreek-e-Labbaik Pakistan.

La operación que ha llevado ahora al arresto del presunto islamista en L’Hospitalet se inició en abril del año pasado en Italia, cuando la Polizia di Stato detectó el regreso al país trasalpino de un ciudadano paquistaní sospechoso de formar parte del grupo radical y que ya había sido expulsado dos meses antes por portar en un lugar público un cuchillo de grandes dimensiones. Las pesquisas de los agentes italianos revelaron que este publicaba a diario, a través de sus cuentas de las redes sociales Facebook y Tik Tok, y de un canal de Youtube, numerosos vídeos que le mostraban recitando textos en urdú (la lengua que se habla en Pakistán) en los que se alababa la violencia. En otros aparecía junto a otros jóvenes, también de origen paquistaní, blandiendo machetes y grandes cuchillos tanto en lugares cerrados como en espacios públicos, simulando el degollamiento de otras personas, según han informado este miércoles las autoridades italianas.

Las investigaciones posteriores revelaron que las personas que aparecían en estos vídeos formaban parte una célula terrorista más amplia asentada en varias provincias del país trasalpino y, al menos, en España. Los integrantes de la misma, autodenominado “Grupo Gabar”, habían tenido contactos directos con el terrorista de París. Entre los presuntos integrantes del grupo estaba el detenido ahora en L’Hospitalet, para el que la justicia italiana emitió una Orden Europea de Detención y Entrega (OEDE). Agentes de la Brigada Provincial de Información de Barcelona, bajo la coordinación de la Comisaría General de Información, lo localizaban y detenían poco después. El juez de la Audiencia Nacional María Tardón ha ordenado su ingresó en prisión.

Como en el caso del grupo ahora desarticulado en Italia, la operación que permitió el arresto el pasado febrero de cinco jóvenes paquistaníes se inició tras el atentado de septiembre de 2020 contra la sede de la revista Charlie Hebdo. Aquel arresto disparó la alerta entre los expertos antiterroristas españoles ante el temor de estar ante un nuevo fenómeno terrorista, sobre todo tras conocer que el detenido había mantenido contactos con un compatriota asentado en Barcelona. La Policía sometió entonces a este a vigilancia. Sin embargo, aquellas pesquisas revelaron que este primer sospechoso no representaba ningún peligro, pero si una tercera persona residente en la capital catalana con el que se relacionaba.

La Policía decidió entonces centrar la investigación sobre este último tras comprobar que, a pesar de su juventud ―no había cumplido aún los 20 años―, tenía una gran ascendencia sobre el resto de compatriotas con los que se relacionaba y a los que lanzaba arengas en las que defendía el uso de la violencia extrema. Las pesquisas revelaron que este grupo, como los ahora detenidos en Italia, utilizaban las redes sociales como aparato de propaganda para difundir material audiovisual, en parte creado por ellos, en los que alababan los atentados terroristas que se cometían tanto en Europa como en Pakistán contra aquellas personas que consideraban blasfemos.

Los agentes constataron que sus canales de difusión tenían numerosos seguidores, y no solo en España, sino también en otros países europeos, como Francia, Grecia y, precisamente, Italia. Fue la extensión cada vez mayor que estaban alcanzando sus mensajes radicales, lo que precipitó entonces las detenciones. El presunto cabecilla del grupo fue arrestado en Barcelona; otros dos, en Girona; uno más, en Úbeda (Jaén); y el último, en Granada. En los registros de sus domicilios, la Policía no localizó ni armas ni planes para cometer un atentado concreto, pero sí abundante material yihadista.

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Sobre la firma

Óscar López-Fonseca
Redactor especializado en temas del Ministerio del Interior y Tribunales. En sus ratos libres escribe en El Viajero y en Gastro. Llegó a EL PAÍS en marzo de 2017 tras una trayectoria profesional de más de 30 años en Ya, OTR/Press, Época, El Confidencial, Público y Vozpópuli. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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