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El terremoto por la ley del lobo que acaba con el grupo parlamentario de Ciudadanos en Cantabria

La diputada Marta García se niega a entregar el acta y sus dos compañeros de Cs pasan al mixto con Vox

Felix Alvarez
El coordinador de Ciudadanos en Cantabria, Félix Álvarez, comparece ante los medios el 26 de mayo.ROMÁN G. AGUILERA (EFE)

El viernes pasado, el diputado cántabro de Ciudadanos Félix Álvarez recorrió en coche los 450 kilómetros que separan Santander de Madrid. Estuvo en la capital apenas unas horas y emprendió el viaje de vuelta a Cantabria. El motivo de la visita relámpago: un nuevo incendio en Ciudadanos. Su compañera, la parlamentaria autonómica Marta García, había anunciado dos días antes que abandonaba el partido, pero se aferraba al acta. Otra más. En su caso, la decisión de marcharse llegó después de que la formación de Arrimadas se abstuviese en el Congreso ante una iniciativa del PP sobre el lobo. La marcha de García, que este jueves ha reiterado en rueda de prensa que no cederá su escaño a Ciudadanos, ha provocado que Cs se quede sin grupo propio y sus antiguos compañeros pasen al mixto, con Vox.

El debate sobre el lobo volvió al Congreso el pasado 24 de mayo. El PP llevó una propuesta de ley para la “conservación” de la especie, cuyo propósito fundamental en la práctica era derogar la prohibición de cazarlo aprobada por el Gobierno el pasado septiembre. El Partido Popular se topó con la negativa de la izquierda y también con la abstención de Ciudadanos. Una abstención que chocó con la posición de Cs en el Parlamento cántabro, favorable a despenalizar la actividad cinegética. Y entonces se desató el desastre.

García tildó de “traición” que su formación no diera su voto a favor ante un tema que en cuatro comunidades —Galicia (PP), Asturias (PSOE), Castilla y León (PP-Vox) y Cantabria (Partido Regionalista de Cantabria-PSOE— genera mucha controversia, pues entre ellas albergan al 95% de los ejemplares nacionales del animal, y con el sector agroalimentario y rural muy indignado ante la orden del ministerio de Transición Ecológica. “En política no vale todo”, escribió la diputada autonómica, en sus redes sociales, tras la votación. Y este jueves se ha reafirmado en su rechazo: “Seguiré como diputada independiente como la voz del campo”, ha exclamado García en rueda de prensa, en la que también ha asegurado haber sufrido “amenazas, difamaciones y persecución política” a cuenta de su decisión “en defensa del sector primario”. Sus compañeros le pidieron encarecidamente y sin éxito que devolviera el acta.

Diego Marañón, Marta García y Félix Álvarez, en el Parlamento de Cantabria, el 23 de septiembre de 2019.
Diego Marañón, Marta García y Félix Álvarez, en el Parlamento de Cantabria, el 23 de septiembre de 2019.CS (Europa Press)

Pero su reacción no ha sido la única. El propio Félix Álvarez mostró hace una semana su disconformidad con la decisión de Cs en el Congreso. “La gente estaba muy enfadada, no entendía la posición del partido”, reconoció el diputado tras la reunión del comité regional de Cs a cuenta de la baja de García y de la votación en el Congreso. Y de ahí, al efímero viaje de Álvarez a Madrid, donde se apaciguaron las aguas, por el momento, tras reunirse con miembros de la dirección nacional. Del encuentro salió una proposición no de ley, también sobre el lobo, para contentar a todos y que Ciudadanos registró ese mismo día en el Congreso. Desde el partido afirman que se abstuvieron en la propuesta del PP porque la forma y la redacción “no eran buenas”.

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La salida de García supone una importante pérdida económica para Ciudadanos en Cantabria, cuyos dos diputados pasan a integrar el grupo mixto, Álvarez y Diego Maralón. Ambos han registrado en el Parlamento regional la expulsión de García para “no amparar el transfuguismo” y le han reclamado el acta de diputada para que pueda ser sustituida por la siguiente persona en las listas. La salida de García se suma a la de otros diputados parlamentarios que han abandonado la formación, pero han mantenido su asiento, desde la fallida moción de censura de Murcia de febrero del año pasado. “La tránsfuga es ella, como hay miles, que no aceptan las decisiones del partido. No hay más”, sentencia un alto cargo de Ciudadanos.

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