España refuerza su compromiso con la OTAN con el despliegue de misiles antiaéreos en Letonia

España reforzará su contingente en el este de Europa como muestra de su compromiso con la OTAN, que dentro de un mes, el 29 y 30 de junio, celebra una histórica cumbre en Madrid. Según fuentes gubernamentales, el Ministerio de Defensa planea desplegar en Letonia una batería de misiles tierra-aire NASAMS para proteger a la república báltica de un eventual ataque aéreo ruso. Se trata de un sistema de defensa antiaérea dotado con seis misiles AMRAAM (del tipo dispara y olvida) y un radar Sentinel, con un alcance de entre siete y 10 kilómetros. El envío de esta batería supondrá un limitado incremento en el número de efectivos del Ejército español en Letonia, entre 90 y 100, pero dotará al grupo táctico multinacional desplegado por la OTAN en esta república báltica de una potente capacidad de defensa de la que ahora carece.

España participa desde 2017 en la misión Presencia Avanzada Reforzada (EPF, por sus siglas en inglés) de la Alianza Atlántica con un grupo táctico integrado por 350 militares y dotado con carros de combate Leopardo y blindados Pizarro. En marzo, el Gobierno decidió reforzar este contingente, desplegado en la base de Adazi, a 120 kilómetros de la frontera rusa, bajo mando canadiense, con una unidad de artillería con cañones de calibre 155/52, una unidad de zapadores y elementos de apoyo logístico, hasta completar un total de 500 efectivos.

Sin embargo, ante la prolongación de la guerra de Ucrania, la OTAN está reforzando las defensas antiaéreas de los países vecinos de Rusia. En Polonia, junto a la base donde se recibe el armamento suministrado por los países occidentales al Gobierno ucranio, Estados Unidos ha desplegado una batería de misiles Patriot. El Ejército español no ha podido enviar Patriot a Letonia porque ya tiene una batería permanentemente destacada en la frontera de Turquía con Siria y ha recurrido al sistema NASAMS, de fabricación noruega, que cumple una función similar.

El envío a Letonia de esta batería antiaérea constituye, según fuentes de Defensa, una “señal fuerte” de la solidaridad de España con los aliados más expuestos a un desbordamiento de la guerra de Ucrania y una muestra de su compromiso con la defensa aliada. Este sábado se celebra en Huesca en el tradicional desfile del Día de las Fuerzas Armadas, suspendido en los dos últimos años debido a la pandemia, y el lunes se conmemorará el 40 aniversario del ingreso de España en la Alianza Atlántica.

Aunque la decisión de entrar en la OTAN la tomó el centrista Leopoldo Calvo-Sotelo, de la desaparecida UCD, con la oposición del PSOE, el Gobierno quiere celebrarlo con toda solemnidad y ha preparado un acto en el Palacio Real presidido por el Rey, al que han sido invitados los 30 embajadores de los países miembros de la Alianza, que forman el Consejo Atlántico y se trasladarán a Madrid desde Bruselas, así como el secretario general de la organización, Jens Stoltenberg, y sus antecesores durante estas cuatro décadas, entre otras personalidades.

El acto del lunes será el prólogo de la cumbre aliada de Madrid, que se celebra a finales del mes que viene y en la que el Gobierno lleva trabajando meses. La Moncloa estuvo intentando que el presidente estadounidense, Joe Biden, recibiera por primera vez en la Casa Blanca a Pedro Sánchez antes de viajar a la capital española, pero esta posibilidad ya se ha descartado. En cambio, se ha cerrado un encuentro del presidente norteamericano con su anfitrión en los márgenes de la cumbre aliada, aseguran fuentes diplomáticas españolas. Biden viajará a Madrid desde Baviera, donde el día 28 de junio concluye la cumbre del G-7, y se espera que acuda esa noche a la cena que Felipe VI ofrecerá a los mandatarios asistentes a la cumbre aliada que se inaugura al día siguiente. Se espera que Sánchez reafirme ante los aliados su compromiso de doblar el presupuesto español de Defensa (actualmente en 1,03% del PIB) para llegar al 2% en 2030 como máximo.

La cumbre de la OTAN reunirá en Madrid a una cuarentena de mandatarios internacionales. Además de los 30 jefes de Estado y Gobierno de los países miembros de la organización, estarán los de Suecia y Finlandia en calidad de invitados, tanto si Turquía ha levantado ya el veto a su entrada y han podido firmar su adhesión (abriendo el periodo de ratificaciones parlamentarias) como si no lo han hecho. También se espera la presencia de los mandatarios de Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda, los cuatro socios de la OTAN en el Pacífico, lo que hará que la rivalidad estratégica con China esté presente en la cumbre. En cambio, no está previsto que haya ningún encuentro con los países del sur del Mediterráneo con los que la OTAN mantiene acuerdos de cooperación, como Túnez.

Pese a ello, España se da por satisfecha si, en el nuevo Concepto Estratégico (el documento que marca la hoja de ruta de la Alianza para la próxima década) se hace referencia a la “seguridad 360 grados” —es decir, los riesgos que proceden de los cuatro puntos cardinales y no solo del este— y una mención expresa al Sahel, a pesar de que la guerra de Ucrania hará poner el acento en reforzar la defensa y la disuasión.

También está previsto que se firme en Madrid un acuerdo de cooperación con la Unión Europea, que acaba de aprobar su Brújula Estratégica (el equivalente comunitario al Concepto Estratégico) en el que se hará hincapié en la complementariedad de ambas organizaciones, la necesidad de evitar duplicidades y de aprovechar sinergias.