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Jaime de los Santos: “Ser gay y del PP no casa mal. Somos muchos”

El actual senador del Partido Popular publica su primera novela y asegura que el colectivo LGTBI ya tiene una presencia grande en su formación

Jesús Ruiz Mantilla
Jaime Miguel de los Santos, senador, historiador y escritor, el pasado 10 de febrero en Madrid.
Jaime Miguel de los Santos, senador, historiador y escritor, el pasado 10 de febrero en Madrid.JUAN BARBOSA

Fue consejero de Cultura de la Comunidad de Madrid con Cristina Cifuentes, hoy es senador del PP donde defiende su condición de gay. Jaime de los Santos (Madrid, 43 años) asegura no sentirse raro en esas siglas porque son ya muchos los que responden a su perfil. Cree en Dios y en la literatura. De hecho, escribe con incienso, cuestión de liturgias. Se moja y es verso un tanto libre, ya más tranquilo después del aquelarre Ayuso/Casado, con la opción Feijoo. En Si te digo que lo hice (Destino) desfila la España pacata del franquismo por su mapa galdosiano. No para reivindicarla. A la España pacata, se entiende. A Galdós, sí.

Pregunta. Si te digo que lo hice, se titula su libro, ¿qué es lo que hizo?

Respuesta. Bueno eso alude a un instante en la novela…

P. Me refiero a usted, ¿qué hizo usted?

R. ¿Yo? Na… Pocas cosas de las que me arrepienta y otras, como escribir una novela, que es una osadía. Me encanta escribir, desde pequeñito.

P. ¿La mujer que describe en la obra es su madre?

R. Mi madre no responde a esa dureza, pero tiene algo de ella, de esas mujeres que fueron víctimas de un tiempo y una dictadura que fue insoportable.

P. O sea que no me va a decir usted como han sostenido líderes de su partido que en el 18 de julio de 1936 no hubo un golpe de Estado.

R. No, no. La Segunda República era un orden constitucional con su Gobierno legítimo y sufrió un golpe.

P. Ser gay y del PP, ¿casa mal?

R. Nooo. Somos muchos, créeme.

P. Hubo un tiempo en que los de su partido se manifestaban en la calle con Rouco y los obispos contra el matrimonio de ambos sexos.

R. Yo me quedo con que cuando Rajoy llegó al Gobierno no lo tocó. La España de hoy ha cambiado respecto a la de 2004 y aquello de recurrirlo ante el constitucional fue un error enorme. Esas cuestiones están más que superadas en el PP y en España.

P. No parece que sus muy probables futuros socios de Vox piensen así.

R. Pues somos el tercer país, tras Países Bajos y Dinamarca, de la UE en cuanto a aceptación de los sectores LGTBI. Me siento muy orgulloso del país en que vivimos, ejemplar en muchos aspectos de conquistas sociales.

P. La protagonista de su libro es muuuy religiosa. Dice que cree porque le consuela. ¿Qué es Dios? ¿Un ansiolítico?

R. Yo creo de manera voluntaria. A mí me acompaña y me ayuda, por qué no, a veces también como un ansiolítico. Sí, sí, sí… Sí. En mi Dios creo de una manera un poco infantil, no en una figura omnipotente. Tengo fe en un Dios que hasta perdona a los obispos que dicen que los gais somos pecadores. A esos también los mira él con la piedad que ellos no demuestran.

P. ¿Cómo resolvemos el asunto de la pederastia en la Iglesia?

R. Cualquier abuso contra alguien vulnerable hay que esclarecerlo, investigarlo y darle todas las soluciones que merezcan. Reparación para ellos.

P. Entre Casado y Díaz Ayuso, ¿a quién quiere más?

R. A cada uno de ellos, por razones distintas.

P. El pasado martes, tras los aplausos, ella pidió cabezas. ¿Las habrá?

R. Se ha producido una herida lamentable que no ayuda a dignificar la política. El martes lo que vimos fue que persiste el dolor, pero, sinceramente, no creo que esto deba resolverse mediante rencores. Si miramos atrás con sangre estamos perdidos. Hay que seguir adelante.

P. ¿Han convertido los dos líderes su casa en un Sálvame Deluxe?

R. A mí me enseñaron que los trapos sucios se lavan en casa, nunca con exhibicionismo. Me sorprendió que la reunión se grabara y se filtrara.

P. ¿Pecan de pertenecer a una generación en que prima la frivolidad de las redes también para la política?

R. No es una cuestión generacional, se debe a comportamientos de determinadas personas. No se trata de la edad, sino de la responsabilidad y la experiencia de cada uno.

P. Libertad, entonces, ¿para darse hasta en el carnet de identidad o para pactar con Vox y que empiece a limitarla?

R. Si algo me repugna es la ausencia de libertad. Vox no la quitará porque tenemos las herramientas necesarias para que no las reduzca.

P. Usted que cree en Dios, el mandamiento de los falsos testimonios, algunos populistas fachas se lo pasan por el forro. ¿Cuándo se confiesan harán propósito de enmienda?

R. En la política española, aparte de generar titulares falsos, lo único que hacen es vivir en el exabrupto permanente, tanto en Vox como en Podemos. Algo habremos hecho mal los partidos tradicionales para que esas alternativas susciten apoyos. Soy contario a la crispación en todo.

P. Volvemos a la novela. Dice que su protagonista, Elvira, no sabe querer. ¿Y usted?

R. Sí, muchísimo. Y me esfuerzo en que me quieran, me gusta. Hay una parte egoísta en eso, lo necesito para que me devuelvan el cariño. Eso se entrena. Es un ejercicio maravilloso. Creo y quiero como un niño.

P. Pues en política…

R. Prometo que no recibo más que cariño en política, de los míos y de los de enfrente.

P. Cuándo Rocío Monasterio la emprende con el colectivo gay, ¿cómo le sienta?

R. Pues a veces se lo digo. ¡Por Dios, Rocío, no sueltes esas cosas! Y le he pedido desde la tribuna que vote proposiciones contra la violencia de género. Me mira con cara de poco cariño.

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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