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Un supuesto coma diabético, empujones a bordo y despliegue militar: reconstrucción de la fuga desde el avión de Palma

La jueza que investiga la huida de más de 20 marroquíes de una aeronave con destino a Estambul sospecha que fue un acto organizado

El avión de Air Arabia y un vehículo de la Guardia Civil, el pasado viernes en el aeropuerto de Palma de Mallorca. Vídeo: CATI CLADERA (EFE) | EPV

El intento de fuga de 24 pasajeros aprovechando un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de Palma de un avión procedente de Casablanca fue algo nunca visto en Europa. La justicia investiga si el plan ejecutado el viernes se fraguó en un grupo de Facebook formado únicamente por hombres marroquíes donde ya en julio se buscaban 40 voluntarios para emigrar siguiendo una estrategia casi idéntica. No está claro aún si todos los implicados formaban parte de la argucia o hubo quien aprovechó la confusión que se formó en el avión para quedarse irregularmente en Europa. Hasta este miércoles, 13 personas continúan en paradero desconocido y al menos dos, a pesar del despliegue policial, han llegado a la Península. Lo que sigue es una reconstrucción de lo que ocurrió basada en el auto de prisión, los informes de las fuerzas de seguridad y otras fuentes implicadas en el episodio.

El despegue. A las 17.11 el vuelo MAC437 de Air Arabia despega del aeropuerto de Casablanca. Viajan a bordo 151 personas con destino a Estambul (Turquía). Les esperan seis horas y media de trayecto.

El supuesto enfermo. Durante el vuelo, uno de los pasajeros, de 24 años, dice encontrarse mal. Aparentemente sufre un coma diabético que está asociado a síntomas como temblores, vómitos, dificultad para respirar y taquicardia. La tripulación pregunta al pasaje si hay médicos a bordo y al menos una persona, que no está entre los que huyeron más tarde, se presenta como tal. Recomienda que el supuesto enfermo reciba asistencia médica. A las 18.35 el capitán pide autorización al aeropuerto de Palma para un aterrizaje de emergencia. Diecinueve minutos después para en pista.

La evacuación. A las 19.25, el supuesto enfermo y su acompañante, otro marroquí de 21 años, entran en una ambulancia con destino al hospital Son Llàtzer, en Palma. El personal médico a cargo también identifica síntomas compatibles con una afección diabética. Conforme al protocolo, una patrulla de la Guardia Civil escoltó a la ambulancia hasta que salió del aeropuerto. La custodia del avión no está contemplada en el protocolo de seguridad para este tipo de aterrizaje. Mientras, en el avión aumentaba la tensión. “Se produjo un importante altercado en la aeronave siendo la tripulación increpada e intimidada por varios pasajeros que pedían salir a fumar y salir a las pistas”, detalla el auto. Además, un pasajero que dijo querer marcharse a fumar fuerza una de las puertas de emergencia. La puerta queda inutilizada lo que obliga a llamar a un mecánico para repararla.

La fuga. Las dos personas que ejercen la coordinación de vuelo del aeropuerto de Palma, con sus chalecos reflectantes, recomiendan que se cierren las puertas o se avise a la Guardia Civil. Las puertas no se cerraron, según el auto, porque la tripulación temía por su integridad física. Sobre las 20.10, con parte de los pasajeros ocupando el pasillo, 23 hombres salen del avión. Los dos coordinadores pendientes de esa aeronave intentan evitar la huida. Uno de ellos se coloca como tapón en la puerta, pero lo apartan a empujones. En su fuga también empujan a la tripulación que intenta detenerlos y una de las azafatas sufre daños en la espalda, brazo y hombro.

El caos. La carrera por las pistas, señala el auto, puso en peligro a los fugados y al resto de aeronaves en circulación. Uno de los coordinadores declara que en el momento en el que baja del avión para perseguirlos ve cómo se aproxima otra aeronave. Nueve minutos después se suspende la actividad en el aeropuerto durante casi tres horas. En ese tiempo se desvían 12 vuelos y se cancelan otros 22. El parte aéreo de AENA califica la situación en el aeropuerto como “caos aéreo”. Un caos, según el auto, “sin precedentes en el espacio aéreo europeo y de dimensiones internacionales”.

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Primeras pesquisas. Las fuerzas de seguridad inician entonces la identificación de todo el pasaje y del equipaje facturado. Se incautan de las pertenencias de los fugados. Enseguida llama la atención algo: mientras la mayoría de los viajeros llevaba varias maletas, entre los 25 pasajeros directamente involucrados, solo uno había facturado equipaje. El resto apenas llevaba mochilas de mano. Dentro del avión se produce la primera detención de un hombre, que ya está en libertad, por supuesto atentado contra la autoridad. Se empieza a cotejar la lista de pasajeros con los fugados.

La persecución. Durante las siguientes horas decenas de agentes se despliegan por los alrededores del recinto. Se activa además el comité de crisis del aeropuerto y el equipo de información de la Guardia Civil. Además del supuesto enfermo, que fue detenido tras su alta médica, la Policía, la Guardia Civil, la policía local de Marratxí y hasta el Ejército detienen 11 huidos más, incluido el acompañante, que se fugó del hospital. A uno lo encuentran en un supermercado, a otro, en una hamburguesería, los dos a más de 10 kilómetros del aeropuerto. Otro llegó a adentrarse en una base militar cercana y fue detenido por el Ejército del Aire que, movilizado para proteger el perímetro, descubre el agujero en el vallado por el que escapan. Aún quedan 13 personas por localizar.

La vuelta. A las 2.29 de la madrugada del sábado el avión despega de nuevo. Del pasaje inicial, 10 personas rechazaron continuar el vuelo, 13 fueron alojadas en un hotel y 102 partieron de vuelta a Casablanca, según el auto.

Los delitos. Los 12 detenidos son trasladados a los calabozos y pasan a disposición judicial el lunes. Allí el supuesto enfermo, según la Policía, se pelea con su acompañante y vuelve a simular otro coma diabético. El juzgado decreta prisión preventiva para todos. Se les acusa de dos delitos de sedición (recogidos en el Código Penal y en la Ley de Seguridad Aérea), coacciones y al supuesto enfermo, el único con antecedentes en España, y su acompañante, otro delito de favorecimiento de la inmigración ilegal. La jueza considera que se trata de un grupo “medianamente organizado”, aunque los abogados defienden que sus clientes no se conocen previamente de forma personal. Al tratarse de delitos graves, la magistrada descarta su expulsión y aboga por que sean juzgados en España.

La doble fuga. El sábado por la mañana al menos dos de los pasajeros fugados toman un ferry con destino a Barcelona. Aunque sus identidades están en manos de las autoridades, todavía no se ha dictado una orden de búsqueda, que llegará horas después, y nadie les impide viajar. Los investigadores sospechan que el resto de fugados puede haber huido con una identidad falsa, aunque tampoco descartan que permanezcan en la isla.

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