Tres años de investigaciones sobre un presunto cobro de comisiones del rey emérito
Un juez de la Audiencia Nacional, Anticorrupción y la Fiscalía del Supremo han indagado en la misma dirección: las obras del AVE a la Meca
Las investigaciones por el presunto cobro de comisiones de Juan Carlos I en las obras del AVE a la Meca construido por un consorcio de empresas españolas liderado por OHL llevan más de tres años en el ámbito judicial. Hasta recalar en la Fiscalía del Tribunal Supremo, debido a la condición de aforado del rey emérito, las pesquisas han pasado antes por la Audiencia Nacional y por la Fiscalía Anticorrupción.
En septiembre de 2018, el exjuez de la Audiencia Nacional Diego de Egea sobreseyó provisionalmente la pieza Carol en la que se investigaban las grabaciones del excomisario de policía José Manuel Villarejo a Corinna Larsen, examiga de Juan Carlos I, en las que esta lo acusaba de cobrar comisiones por dicha obra.
El magistrado y los fiscales consideraron los indicios que aportaban esas grabaciones como “extremadamente débiles” y coincidieron en asegurar que el supuesto pago de comisiones por dicha obra, de haberse producido, tuvo lugar antes de la abdicación del anterior jefe del Estado por lo que estaría cubierto por la inviolabilidad que establece la Constitución.
La Fiscalía Anticorrupción que dirige Alejandro Luzón pidió, también, el archivo provisional, pero anunció que abriría unas diligencias de investigación por un presunto delito de corrupción en transacciones internacionales, es decir por el supuesto cobro de comisiones del rey emérito. Desde entonces, los fiscales han tomado declaración a Larsen y a otros testigos e investigado a Juan Carlos I por el presunto cobro de comisiones en las obras del segundo tramo del AVE entre Medina y La Meca en Arabia Saudí.
Casi al mismo tiempo que el juez De Egea archivaba el caso en España, la Fiscalía de Suiza, como adelantó EL PAÍS el 3 marzo de 2020, abría una investigación sobre una donación de 65 millones que recibió Larsen desde una cuenta de Juan Carlos I a nombre de la fundación panameña Lucum en el banco Mirabaud & Cie en Ginebra. El juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón y Anticorrupción pidieron al fiscal suizo Yves Bertossa la información que había obtenido sobre los 65 millones recibidos, el 8 de agosto de 2008, por el entonces jefe del Estado del Ministerio de Finanzas de Arabia Saudí.
En marzo de 2020 y ante el avance de las investigaciones de Anticorrupción, el ministerio público decidió trasladar a la Fiscalía del Tribunal Supremo todas sus indagaciones al afectar a un aforado que ya no es inimputable. Entonces, la Fiscalía informó de que la investigación se centra en “delimitar o descartar la relevancia penal de los hechos” que ocurrieron con posterioridad al mes de junio de 2014, fecha de su abdicación. La fiscal general del Estado, Dolores Delgado puso al frente de las pesquisas al teniente fiscal Juan Ignacio Campos, especialista en delitos económicos.
Indicios de presuntos delitos
En las investigaciones iniciadas por Luzón y su equipo ya se descubrieron indicios que apuntaban a presuntos delitos de blanqueo de capitales, prevaricación, tráfico de influencia y delito fiscal, los mismos de los que la Fiscalía del Supremo ha informado en varias ocasiones. El objetivo principal era seguir los movimientos del dinero que manejó el rey emérito dentro y fuera de España y las indagaciones han derivado en tres diligencias de investigación diferentes.
La primera primera se centra en el presunto cobro de comisiones de Juan Carlos I por las obras del AVE a la Meca con la que se iniciaron las pesquisas iniciales sobre el origen de la fortuna suiza del anterior jefe del Estado. Se ha tomado declaración a Corinna Larsen y a otras personas vinculadas con el caso.
La segunda se basa un informe del Servicio de Prevención de Blanqueo de capitales (Sepblac), la Unidad de Inteligencia Financiera de España, en la que se alertó de que el empresario mexicano Allen Sanginés-Krause, residente en el Reino Unido y fundador del grupo de inversión BK Partners, envió entre los años 2017 y 2018 seis transferencias a nombre de Nicolás Murga Mendoza, excoronel del Ejército del Aire y ayudante de Juan Carlos I. Una parte de esos pagos se transfirió a cuentas de titulares de la familia real o a personas cercanas a su entorno. La Fiscalía ha tomado declaración al empresario y al exmilitar. El primero asegura que eran donaciones al rey emérito.
Una tercera investigación de la Fiscalía del Tribunal Supremo se centra en un trust (instrumento financiero para ocultar a los beneficiarios de una cuenta o herencia) que movió 10 millones en la isla de Jersey descubierto por el Sepblac. El entorno del rey emérito niega relación con estos depósitos.
Por otra parte, los fiscales indagan sobre la segunda regularización fiscal de Juan Carlos I por la que este abonó al fisco 4,4 millones por los vuelos privados que le abonó la Fundación Zagatka de su primo lejano Álvaro de Orleans. Esta fundación sufragó más de ocho millones de euros en vuelos del rey emérito y otros tres millones, de Corinna Larsen. Esta última los devolvió a requerimiento de Orleans. En esta fundación Juan Carlos I figuraba como tercer beneficiario en el supuesto que Orleans y uno de sus hijos fallecieran. En cuarto y quinto lugar aparecían Felipe VI y sus hermanas. Tras desvelar este diario que el exjefe del Estado figuraba como beneficiario de esta fundación de Liechtenstein que movió 14 millones, la Casa Real anunció la renuncia de Felipe VI a cualquier herencia de su padre y la retirada a este de su asignación económica.
Estas diligencias de investigación, todavía sin concluir, ya que se han enviado comisiones rogatorias a varios países, entre otros Suiza y Arabia Saudí, pueden concluir en el archivo o en la presentación de una querella criminal en el supuesto de que se acrediten los indicios de delito investigados.
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