Un aniversario con temor por el presente
Las llamadas a proteger la Constitución a la renovación del pacto de convivencia y a no utilizar la deslegitimación de las instituciones y del adversario como instrumento político, no han sido solo recursos retóricos
Los representantes de las instituciones no enarcaron la ceja ni se sorprendieron por los discursos del jefe del Estado y de la presidenta del Congreso de los Diputados. Esta conmemoración del 40º aniversario del intento de golpe de Estado en España, en nada se parece al que tuvo lugar hace diez años. Las llamadas a proteger la Constitución de 1978, a la renovación del pacto de convivencia y a no utilizar la deslegitimación de las instituciones y del adversario como instrumento político, no han sido recursos retóricos. Los temores tienen algún fundamento, como apuntaron el rey Felipe VI y la presidenta del Congreso, Meritxell Batet.
Este acto de conmemoración de la intentona golpista, celebrado fuera del salón de plenos por mor de la pandemia que impide un hemiciclo al completo, suscitaba alta expectación por escuchar a Felipe VI referirse a su antecesor, Juan Carlos I. En el salón de los pasos perdidos, ante los representantes de los tres poderes del Estado, el Rey sí defendió a su padre. Esa noche de hace 40 años, vivió en directo con 13 años el ajetreo del Palacio de la Zarzuela. “Su firmeza y su autoridad fueron determinantes” para el fracaso de la asonada, afirmó Felipe VI sobre la actuación del “rey Juan Carlos I”.
No era fácil para Felipe VI, ni tampoco para Meritxell Batet, encarar sus discursos cuando una parte de la sociedad ha dado la espalda a Juan Carlos I por sus actividades económicas presuntamente irregulares y su comportamiento alejado de la ejemplaridad. Pero el 23-F fracasó en buena parte gracias a él. A pesar de las sombras o rincones que aún no se han iluminado sobre qué ocurrió exactamente en esas horas, la inmensa mayoría de los investigadores no dudan en que el rey anterior paró el movimiento de los jefes militares.
El reconocimiento a la labor del rey Juan Carlos, ahora fuera de España por indicación de su hijo con la aquiescencia del Gobierno, quedó reflejado por Felipe VI y por la presidenta del Congreso. Pero hubo mucho más. El discurso de Batet, se nutrió de preocupaciones de hoy, con enfrentamientos sin tregua entre los actores políticos, y el peligro de los populismos cuando hay caldo de cultivo en tiempos de desaliento y pesimismo social. Por ello apeló “a la cohesión de la comunidad política por encima de las identidades” y a “no deslegitimar a las instituciones y al adversario”. Los estudios demoscópicos lo recalcan, pero incluso sin ellos, la sociedad está necesitada de certidumbres y esperanza y los poderes del Estado tienen que proporcionarlo, instó la presidenta del Congreso. El Rey fue aún más lejos en sus alegatos, al apuntar que todos están comprometidos con proteger y preservar la democracia y defenderla de los “riesgos” que puedan aparecer. Discursos que responden a temores del presente.
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