Feijóo reclama al Gobierno que el pazo de Meirás pase a ser propiedad de la Xunta de Galicia
Carmen Calvo se reúne con representantes de varias Administraciones para aclarar qué uso se dará al inmueble cuando mañana los Franco lo devuelvan al Estado
Las Administraciones de diferente color político que se aliaron en la batalla contra los nietos de Francisco Franco han empezado a deshojar la margarita del futuro del pazo de Meirás. El inmueble será entregado este jueves por los abogados de los herederos del dictador en ejecución provisional de la sentencia, todavía no firme, que otorga la titularidad de la mansión al Estado. A la reunión, convocada esta tarde por Carmen Calvo, vicepresidenta primera y ministra de Memoria Democrática, en la Delegación del Gobierno están convocados el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo (PP); el de la Diputación de A Coruña, Valentín González Formoso (PSdeG-PSOE), y el alcalde de Sada, la localidad en la que se enclava el palacete, Benito Portela (Sadamaioría). El objetivo es que cada uno haga su propuesta sobre la gestión y los usos que en adelante debería tener el pazo, como símbolo del expolio de la dictadura o como escenario ideado por su primera moradora, Emilia Pardo Bazán, para la creación literaria.
Este mediodía el presidente gallego ha confirmado que ha escrito al jefe del Ejecutivo central, Pedro Sánchez, para proponerle el traspaso de la propiedad del inmueble a la comunidad autónoma. “Lo razonable”, ha dicho Feijóo, sería que “una vez que finalice el pleito, Patrimonio del Estado transfiera la titularidad al conjunto de los gallegos”. “Agradecemos que el Estado activase la acción reivindicatoria de la propiedad”, ha reconocido el líder del PP en Galicia, “pero desde el primer instante solicitamos la transferencia porque era un pazo de una familia gallega y fue comprado con aportaciones de gallegos. Además, también, porque sabemos lo que queremos hacer”.
Pero en los días previos a la cita, de lo que se hablaba claramente era solo de transferir la gestión. El primero en pedir un “convenio” entre Administraciones para asumir el destino de Meirás fue, nada más conocerse la sentencia de septiembre que reconocía al Estado como legítimo dueño, el regidor local de Sada. Benito Portela volvió a recordar el viernes pasado que el Ayuntamiento “está dispuesto a asumir la gestión conveniada de la apertura y visitas del pazo, tal y como lleva reivindicando desde hace años”. Portela propone que en estas visitas guiadas se hable, “además del propio inmueble, del proceso de detentación” del dictador. Las Torres, “como sitio histórico, deben ser un lugar de memoria histórica democrática”, reclama, un santuario en el que tengan cabida tanto la historia del pazo construido por Emilia Pardo Bazán, “su vida y obra”, como aquellos capítulos referidos a “lo que fue el franquismo”. “Estoy seguro de que a la mayor brevedad posible el pazo de Meirás abrirá sus puertas a la ciudadanía”, ha dicho además el alcalde en los últimos días.
La Xunta de Galicia también reclamó el mes pasado, “formalmente”, la gestión al Estado con el respaldo del Parlamento autonómico. Su plan de uso pasa por resucitar el espíritu con el que la primera propietaria, la condesa de Pardo Bazán, mandó edificar esa mansión llena de símbolos literarios, que recuerda por sus torres a un castillo medieval. “El pazo es la ensoñación personal de doña Emilia”, proclamaba estos días el consejero de Cultura del Gobierno gallego, Román Rodríguez, “ella, pionera del feminismo, lo pensó e ideó para la creación literaria”. Según este representante de la Xunta, el pazo es “un lugar de creación corrompido por el franquismo, y debe convertirse en faro de la igualdad” y símbolo de la “fuerza creativa de la mujer”, “sin obviar en ningún momento que allí vivió un dictador”.
La Xunta asegura trabajar ya en “un plan de usos” del que, según anuncia Rodríguez, “debe ser partícipe toda la sociedad que tenga algo que decir” sobre Meirás. Las Administraciones, concluye el consejero de Cultura, “deben trabajar conjuntamente” en Meirás para hacer de él un “lugar de convivencia, abierto a la ciudadanía”. Pero la gestión, reivindica, debe ser desde Galicia porque “los gallegos fueron quienes compraron el pazo para el dictador y fue Galicia la que impulsó su recuperación” pública, ahora en manos del Estado.
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