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Teresa Rodríguez y la izquierda rota en Andalucía

La relación con el PSOE y el manejo de los fondos explican la fractura de Podemos en el Parlamento autónomo

Lourdes Lucio
La expresidenta de Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez, ayer en Cádiz.
La expresidenta de Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez, ayer en Cádiz.PACO PUENTES (EL PAÍS)

Para intentar comprender la ruptura de Adelante Andalucía (una coalición formada por Podemos, Izquierda Unida y las minúsculas Primavera Andaluza e Izquierda Andalucista) es necesario un GPS, un mapa, varios guías y una brújula, por si los satélites fallan. También es conveniente seguir el consejo de Garganta Profunda al periodista Bob Woodward para desentrañar el caso Watergate: “Sigan la pista del dinero”. Y, una última pista, pero principal: la relación con el PSOE, el partido que gobernó durante casi 37 años en Andalucía antes de que las derechas mandaran a todas las izquierdas a la oposición, la noche del 2 de diciembre de 2018.

Casi todo gira en torno al hiperliderazgo de Teresa Rodríguez (Rota, Cádiz, 1981), que el miércoles fue expulsada, junto con otros siete diputados, del grupo parlamentario de la coalición que ella fundó con el excoordinador andaluz de IU Antonio Maíllo para las últimas elecciones autonómicas. Los ocho expulsados son acusados de “transfuguismo”. La crisis ha ido subiendo de temperatura hasta llegar a la implosión: la unidad de la izquierda a la izquierda del PSOE está hecha pedazos dos años después.

La posición de Rodríguez respecto a pactar con el PSOE nunca ha sido un secreto: “Ni mijita”. Otras veces ha utilizado la expresión “ni muerta”. Su posición no ha variado y ahí está el muro que separa a Rodríguez y a los suyos –Anticapitalistas, de Podemos (su antiguo partido) y de Izquierda Unida–. De hecho, ella ha justificado en parte su expulsión en “la necesidad del PSOE de quitarse de en medio a una parte de la izquierda andaluza que ha sido implacable frente al Gobierno de la corrupción y los recortes, y que prefiere una izquierda sumisa”. También aludió a que su desalojo se produjo durante su baja de maternidad, lo que ha derivado en un intercambio de recados en las redes sociales con Irene Montero —"la política no para mientras estamos de permiso", dijo la ministra de Igualdad en RNE— al que se sumaron otros dirigentes políticos.

La ministra de Igualdad, Irene Montero, interviene durante una sesión de control al Gobierno en el Senado, el 20 de octubre de 2020. En vídeo, Montero valora la expulsión de Teresa Rodríguez de Adelante Andalucía.Foto: Europa Press | EPV

Rodríguez se marchó porque nunca vio bien la coalición de Unidas Podemos con el PSOE en el Gobierno central, pese a que las bases andaluzas la apoyaron. Tampoco logró que Pablo Iglesias diera a Podemos Andalucía autonomía política, de gestión y decisión. Nunca ha querido ser la gobernadora civil de la dirección nacional. Ella pretendía pilotar un proyecto andaluz autónomo del tipo de En Comú Podem. Desde entonces ha ido marcando diferencias que la otra parte no compartía.

La que fuera candidata a la presidencia de la Junta llegó a un acuerdo de separación amistosa con Iglesias el pasado febrero, un pacto que implicaba que 11 diputados dejaban de estar bajo las directrices de Podemos frente a seis de IU. “No es un adiós, es un hasta luego”, dijeron antes de despedirse con dos besos en un vídeo difundido en las redes. En realidad, como dijo un diputado de Adelante, lo que se avecinaba era “un divorcio del copón”.

Antes de los besos, los de Rodríguez inscribieron en el registro de partidos políticos del Ministerio del Interior la marca Adelante Andalucía, de la que ellos tienen el candado. IU, que dirige Toni Valero, les exigió una llave. No se la han dado. En mayo, cuando la dirección andaluza de Podemos iba a renovar sus órganos, Rodríguez se garantizó su cuota de poder interna al anunciar que Anticapitalistas se incorporaba a la dirección de Adelante. Ni IU ni Podemos fueron consultados, sí las dos pequeñas formaciones andalucistas, cuyas máximas referentes tienen cargos públicos.

El otro paso que aboca a la ruptura ocurrió en julio. Se intentaba pactar un reglamento para la coalición. “Bajo ninguna circunstancia se puede llegar a un acuerdo con el PSOE”, propuso Anticapitalistas. Podemos, ya con nueva dirección en Andalucía afín a Iglesias, e IU, que defienden la coalición en España y una interlocución más fluida con los socialistas andaluces, fueron perdiendo la paciencia, más aún cuando, un día, comprobaron que no tenían acceso al control de las redes sociales.

Aquí entra la pista del dinero. Adelante Andalucía percibe al año del Parlamento 1,67 millones de euros: un 65% va a Podemos y un 35% a IU. Desde la ruptura ningún dinero ha sido transferido al partido de Iglesias, que no ha podido manejar recursos ni contratar asesores. El 28 de agosto, IU comprobó que Anticapitalistas había revocado el acceso de su administrador de la cuenta de la Caja de Ingenieros donde se ingresan los fondos. Y hace dos semanas, Rodríguez, como presidenta del grupo, comunicó al Parlamento el cambio a otra cuenta solo controlada por Anticapitalistas.

Fuentes de IU aseguran que les han retenido ingresos del último trimestre: han recibido 60.000 euros cuando debían percibir casi 170.000. “Teresa no es declarada tránsfuga por ser madre, sino por hacer transfuguismo. No ha tenido problemas para quitarnos las cuentas corrientes durante su baja”, aseguran los dirigentes consultados.

La separación amistosa dejó de serlo y Podemos pidió a IU que tramitase la expulsión del grupo parlamentario de ocho diputados. Alegaban que debería pasar a ser no adscritos al estar en “una situación de transfuguismo”, ya que “no pertenecen” al partido por el que concurrieron a las elecciones. Esta iniciativa la defendió la portavoz del grupo, Inma Nieto, de IU, y se registró el martes pasado encriptada bajo el epígrafe “Anotación confidencial”. La mayoría de la Mesa la aprobó, con la oposición del letrado mayor. Ahora se ha presentado un recurso al propio órgano de gobierno del Parlamento y si no hay rectificación, acabará en el Tribunal Constitucional. Mientras tanto, los protagonistas de esta historia confiesan un zarandeo emocional, tristeza y agotamiento ante el fracaso del penúltimo experimento de la izquierda a la izquierda del PSOE.

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