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La partida de ajedrez de Torra en el Constitucional

El expresidente de la Generalitat maniobra para poder acudir la semana que viene ante la justicia europea

El expresidente de la Generalitat Quim Torra a su llegada a un acto convocado por Òmnium Cultural en el Arc de Triomf de Barcelona, el pasado 1 de octubre.
El expresidente de la Generalitat Quim Torra a su llegada a un acto convocado por Òmnium Cultural en el Arc de Triomf de Barcelona, el pasado 1 de octubre.David Zorrakino - Europa Press (Europa Press)
José María Brunet

El Tribunal Constitucional y Quim Torra están inmersos en una compleja partida de ajedrez jurídico de la que depende que el expresidente de la Generalitat pueda plantear inmediatamente su caso ante la justicia europea. El toma y daca empezó, de hecho, el lunes de la semana pasada, cuando el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña comunicó a Torra la ejecución inmediata de su condena a un año y medio de inhabilitación, quedando apartado de todo cargo público desde ese mismo instante. El propósito de esa rápida comunicación era evitar la maniobra de enroque del expresident. Pese a ello, su abogado, Gonzalo Boye, presentó al día siguiente un recurso de amparo y la petición de la medida cautelarísima de suspensión de la pena.

La rapidez del Constitucional y el intento de Torra de abortar sus efectos no son movimientos inocuos sobre el tablero. Así, cuando el próximo martes el Constitucional celebre el pleno extraordinario y monográfico que ha convocado para estudiar las peticiones del expresident, podrá considerar que no hay motivos que justifiquen una medida cautelarísima. La razón es que el auto de ejecución de la pena a Torra ya le fue comunicado y está en vigor, con lo que no tendría objeto pedir que no se ejecute. No obstante, al expresident le quedará otro cartucho, que ya contempla en su recurso. Se trata de pedir una medida cautelar, una vez denegada la cautelarísima. La diferencia estriba en que, mientras esta última la decide el tribunal sin oír a las partes, la adopción de una cautelar —cuyo objetivo es similar, suspender el cumplimiento de la pena, ya sin razones de extrema urgencia— implica pedir antes informe al fiscal y, en este caso, a Vox, que participó en el proceso. Todo ello supone trámites y tiempo.

Torra, en cambio, tiene prisa por plantarse ante la justicia europea. Por eso ha hecho un segundo movimiento. Ha ido al Constitucional sin presentar antes en el Supremo un incidente de nulidad contra su condena. En teoría, dicho incidente es requisito previo para solicitar el amparo del tribunal de garantías. Pero a la defensa de Torra no le preocupa que su recurso sea inadmitido a trámite por el Constitucional, porque ese rechazo supondría el pasaporte para presentar al día siguiente una demanda ante Estrasburgo, al que solo se puede acudir una vez agotadas todas las vías de recurso en el país del demandante.

No obstante, en medios próximos al Constitucional se admite que es altamente improbable que se le cierre esa puerta a Torra. Su recurso de amparo se asumirá y empezará a tramitarse, porque hay casos precedentes en que se ha aceptado la impugnación de una condena aunque faltara el paso previo del incidente de nulidad. Gonzalo Boye asegura, en cambio, que Torra tendrá el martes el camino expedito para pedir a Estrasburgo la paralización inmediata de su condena. El letrado estima que de nada serviría que le dieran la razón dentro de varios meses o un año, cuando prácticamente habría cumplido ya la pena impuesta.

FE DE ERRORES

En una primera versión de este artículo se decía que el Constitucional comunicó el lunes a Torra la ejecución inmediata de su condena. La comunicación la hizo el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, por indicación del Supremo.

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